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Reseña: Carly Rae Jepsen – The Loveliest Time

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E•Motion de Carly Rae saldría en 2015 y a pesar de la aclamación crítica instantánea, el paso del tiempo le daría su merecido lugar como uno de los mejores álbumes pop de lo que llevamos de siglo, y de todos los tiempos, además de convertirse en uno de los más influyentes para los sonidos del mainstream por venir.

Sucede que Carly tenía tanto material de ese disco que sacó unos lados B (ya saben, canciones que no quedaron en el tracklist final creadas en las mismas sesiones de un LP) y los editó por separado. El resultado es que eran tan buenos como el material principal. No se sentían residuos o canciones menos trabajadas.

A partir de ahí, los lados B de los trabajos de Carly Rae Jepsen han sido tan aplaudidos como el álbum principal. Sin embargo, con The Loveliest Time no nos encontramos con unos simples lados B, sino con la contraparte de su muy bien recibido álbum del año pasado, The Loneliest Time.

The Loveliest Time
Carly Rae Jepsen 2023. Foto : Meredith Jenks

The Loveliest Time: Una contraparte, otra Carly. Crítica.

En la reseña de The Loneliest Time aplaudí bastante el disco, ya que en mis palabras finales mencionaba que era una cátedra de cómo hacer pop mainstream. Sin embargo, también hice notar que era un álbum que se adentraba en sonidos como el indie folk y un pop baladístico al uso que cortaba de repente el momentum del álbum. Bueno, en “The Loveliest Time” olvídense de esos dos elementos porque no están; no existen aquí.

Espero que tengan un muy buen equipo de sonido, ya sea casero o unos audífonos con muy buen bass, porque el tema abridor “Anything to Be With You” posee una pegada de escándalo en sus percusiones. Esa caja, bombo y rototoms llenos de reverb son una gran forma de abrir un álbum.

En la reseña de su hermano mayor comenté que el álbum tenía una tríada de temas abridores de lo mejor que podía ofrecer el mainstream en la actualidad y, ¿adivinen qué?, este trabajo también nos receta tres temas introductorios potentes que en el balance son mejores que el LP del año pasado. (Eso sí, “Talking with Yourself”, tercer tema del LP hermano, sigue siendo mi favorito).

En “Kamikaze” nos vamos a un gran trabajo de techno-pop con reconocibles influencias del sonido Moroder. El tema tiene un coro disco mientras que, en los versos, esos secuenciadores a la Giorgio crean un tema sin desperdicio y debería ser un hit tanto en radio como en las pistas. (Aunque ya sabemos que a Carly esa relación de ser trascendente en los charts a veces se le da y a veces no). Sin embargo, la música habla por sí sola y es una bomba.

La pista número tres, como en su álbum contraparte del año pasado, es mi favorita. Debe ser muy difícil para una artista con tanto talento dejar fuera de su disco “principal” (sí, entre comillas) algo como “After Last Night“, un tema brillante que mezcla un sorpresivo hyperpop con sus acercamientos recientes al bedroom pop. Tiene un pop armónico en sus adornos y voz, con una base explosiva de ritmo a través de glitches y cortes de milisegundos, con las revoluciones bastante subidas. Sobre todo en su encantadora sección final.

Me gustaría escuchar mucho más de esto en el futuro porque es un resultado que le viene confeccionado a la medida a Rae Jepsen. Quizás no entró en el disco pasado porque no encajaba en la estructura de la obra total, pero es un ejercicio estelar. Uno de mis temas favoritos ya del 2023.

“Aeroplanes” nos regresa a un pop un poco más tradicional solo para demostrarnos lo bien dominado que tiene los tiempos Carly, un tema que es menor que la gran tríada que abre este disco, pero que no desmerece. Su trabajo con dulces sintetizadores y guitarras combina de forma natural y melódica.

“Shy Boy”, primer sencillo, está hecho para las pistas y no falla para nada. Desde su inicio en un wah metálico hasta su memorable coro de luces neón de club, el tema funciona bastante bien y es contagioso. Su trabajo instrumental con esa sección de brass sintetizado y, después, un breve solo de sintetizador con una muy discreta psicodelia, le dan cuerpo. ¿Ya dije un coro memorable? Agréguenle pegadizo como Resistol a la fórmula. Esta canción la tendrás en la cabeza por días. Vibra con lo mejor de Kylie Minogue y hasta de Jessie Ware.

Dije que en este disco no había baladas pop al uso; ya saben, esas aburridas con ambiente de elevador New Age y solo de guitarra soft rock que prácticamente ya aburren, y no, en esta obra no existe eso. Pero en “Kollage” nos encontramos con algo diferente. Esta es una balada soul y rock old school llena de florituras, una sección rítmica sofisticada y elegante, gran uso del espacio sonoro y también un paso adelante en la madurez de la artista. Es una delicia y una de las mejores baladas de su carrera, con un piano bello, bello. Es un tema muy cercano al art pop y con grandeza cinematográfica.

A diferencia de las baladas del disco pasado y hermano de éste, no se siente que se corte para nada el ritmo y la buena racha del disco. De hecho, es una canción sobresaliente, de lo mejor del álbum.

“Shadow” me gusta; su estilo suena muy casero, muy grabado en su recámara. Es un pop dreamy con un buen gusto por la sección rítmica. (Las secciones rítmicas de este álbum son las mejores de toda su carrera, solo por debajo de E•MO•TION). Sin duda, por su intimidad y sonido de espacio pequeño, podemos hablar de bedroom pop hecho y derecho.

No es así con el siguiente tema, “Psychedelic Switch,” que ya recomendamos en nuestra sección de nueva música. Se trata de un french house deslumbrante con vibras disco y muy en la escuela de Daft Punk. Desde el inicio funkero, pasamos a un coro electro-disco diseñado para bailar sin parar y ponerla en loop. Es vibrante, y el final con sintetizadores subiendo y bajando con el oscilador y el pitch bend le confiere un poco más de elasticidad. Un gran, gran tema.

“So Right” parece hacer una transición continuando con el beat para después enfocarse en un pop que suena completamente veraniego; como conduciendo un auto convertible bajo el crepúsculo de alguna carretera junto a la playa. Es un tema cumplidor y escenográfico.

“Come Over” está bien, pero, salvo por su agradable solo de guitarra que sustituye a un coro vocal, es el eslabón más débil de esta obra.

“Put It to Rest” es otra canción que se siente bastante diferente a lo que hace habitualmente Carly, empezando porque es ambient pop que va construyendo atmósferas capa a capa con piano y teclados, elevándose mientras las percusiones se marcan con un estilo de sonido de marcha acelerada. El track es experimental y fuera de la zona de confort, y por eso es otro que merece bastante la atención.

“Stadium Love,” como su nombre lo indica, es un track que parece estar diseñado para grandes espacios, con un riff de guitarra muy puntual. La cosa se va para arriba con la entrada de los obligados solos de arena rock; no es de lo más sobresaliente, pero cumple para lo que está hecho de una manera bastante poderosa.

“Weekend Love” es un track que al principio se siente fuera de lugar; sin embargo, la cosa mejora bastante cuando empieza a construir capas. Tenemos estos sonidos sacados del chiptune y, aunque son usados poco, sirven para levantar un tema que, como pieza que cierra el álbum, se recrea en algo fuera del típico pop al uso. Además, hay ecos de un estilo psicodélico ligero en la atmósfera conseguida por la canción. “The Loveliest Time” consigue cerrar de manera decorosa su travesía, no tan bombástico como el cierre del álbum hermano mayor, pero ganando en atmósferas. Satisfactorio y diferente serían las palabras para el final.

Carly Rae Jepsen domina el pop como pocas. Post Reseña

Una vez me preguntaron quién pensaba que hacía los mejores lados B en la actualidad. Guardando todas las proporciones y el hecho de que un nombre esté lejísimos del otro en cuanto a estilo musical, contesté que Radiohead y Carly Rae Jepsen. Y esos lados B han sido tan buenos que incluso se han vuelto parte de un LP canónico en ambos proyectos musicales. De nueva cuenta, guardando las enormes diferencias entre un nombre y otro, supongo que el típico “edit, edit, edit” pasa factura y canciones fabulosas quedan fuera.

The Loveliest Time no es un disco de lados B; es una contraparte, un espejo que refleja algo distinto a The Loneliest Time del año pasado. Se complementan. Si en aquel álbum teníamos temas con una búsqueda más hacia sonidos introspectivos, aquí nos encontramos con un LP que la mayor parte del tiempo nos tiene bailando o soñando despiertos, y no se siente que se agote la fórmula. Es más, este trabajo es mucho más arriesgado que el pasado inmediato, más ecléctico, experimental y alternativo. Sumando eso al hecho de que no hay baladas poperas cliché, lo convierte en un hermano menor que supera al mayor en muchas cosas. Uno de los mejores álbumes de pop del 2023.

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