fbpx

Reseña: James Blake – Overgrown

james-blake-overgrown

*Cada quince días en Columna Musical analizamos un álbum importante o interesante del pasado en la Retroreseña. Hoy revisamos Overgrown de James Blake en su décimo aniversario y con un nuevo disco a estrenarse en una semana.

En 2007, un álbum titulado “Untrue” de un músico conocido por su nombre artístico, Burial, sacudió la escena de la música electrónica mundial. Aunque Burial se mantenía en el anonimato —quienes lo conocían guardaban el secreto— su impacto fue profundo, especialmente en el género experimental. “Untrue” consolidó un estilo que ya venía ganando atención: el dubstep.

Caracterizado por sus bajos temblorosos o “wobble bass” y su ritmo acelerado de más de 132 revoluciones por minuto, el dubstep cautivó la escena underground inglesa. Entre sus adeptos se encontraba un joven James Blake, quien con un equipo limitado creaba sus EP y los distribuía en los círculos callejeros de Londres.

Hasta ese momento, James Blake era un músico de formación académica y de clase media, cuyo amor por la electrónica y estos nuevos sonidos emergentes lo habían cautivado. Pero además de sus tres EP lanzados entre 2009 y 2010, que hicieron que su nombre creciera vertiginosamente entre los DJ y productores electrónicos underground, Blake también experimentaba con géneros más clásicos como el blues y el soul.

Enamorado de la música negra, tanto contemporánea como de épocas anteriores, Blake fusionó su formación clásica con sus influencias de música urbana y electrónica de vanguardia para crear un cóctel único: una visión propia e inconfundible.

Overgrown, la cima de James Blake y de un arte singular. Crítica.

En 2011, James Blake hizo su debut con su álbum homónimo, una propuesta insólita y disruptiva que polarizó a su audiencia. Mientras algunos se enamoraron de su fusión de dubstep, electrónica y baladas a piano, otros lo rechazaron, quizá esperando más de la música electrónica pura que ofrecía en sus EP anteriores. El álbum era una mezcla extraña que, aunque no complació a todos, tenía el poder de cautivar.

Un año después, en 2012, Blake lanza su EP “Enough Thunder,” dejando claro que, como Burial, su influencia inicial y mentor en misterio, él también había avanzado a un territorio exclusivamente propio: la música marca “James Blake”.

Para 2013, el dubstep se había convertido en una caricatura de sí mismo. En Estados Unidos, artistas como Skrillex despojaron al género de su esencia, transformándolo en un subgénero exagerado y hasta ridiculizado, que incluso se llegó a denominar “brostep” cuando se mezcló con estilos como el Nu Metal. El público comenzaba a cansarse de esta saturación, y con razón.

Ese mismo año James Blake presenta Overgrown, su segundo trabajo de estudio y es notable algo al empezar a escucharlo, aquellas inquietudes radicales de su primer álbum habían sido domesticadas e incluidas y distribuidas de forma sutil a través de todo su flamante nueva obra.

James Blake viene con una ambición clara: redefinir el “Electro Soul”. No de la manera en que otros artistas electrónicos lo han hecho, sampleando piezas del pasado, sino creándolo desde cero. “Crear,” “hacer,” “inventar,” “innovar,” son verbos que quizá no resuenen entre muchos en la escena de la música electrónica convencional, especialmente entre los DJs o los exponentes del EDM. Pero Blake no es un DJ, es un músico completo.

James Blake
James Blake. Overgrown Press Photos

Y no es que Blake no haya sampleado antes o no lo hiciese en un futuro,pero quizás muchos no tienen idea de lo difícil que es crear un disco de música electrónica que se sienta innovador partiendo de la nada, de la pura imaginación, ahí es donde James Blake es prodigioso.

La apertura del álbum, el tema titular “Overgrown,” muestra una madurez vocal en Blake. Su voz suena más relajada, menos dependiente de efectos como el vocoder, y toma un papel de crooner contemporáneo. Lo acompañan instrumentaciones que son cuidadosamente distribuidas, permitiendo que cada elemento brille en su momento apropiado. Se siente una sensación de madurez y de coherencia en la composición que tal vez faltara en trabajos anteriores.

Pero no nos equivoquemos, “Overgrown” no sacrifica su ímpetu experimental en aras de la accesibilidad. Si bien puede ser más fácil de digerir que su álbum debut, sigue siendo una obra que demanda una escucha atenta. Aporta tanto a nivel emocional como intelectual, navegando hábilmente entre la introspección melancólica y la experimentación sonora.

“I’m Sold,” el segundo track del álbum, es un ejemplo claro de cómo Blake juega con el tempo y los elementos sonoros para crear una pieza que se siente como una balada soul reformulada. Las percusiones, los efectos de eco en las voces y los sonidos de sintetizador estilo ‘nave espacial’ contribuyen a un ambiente que es simultáneamente sereno y caótico, familiar y extraño.

“Life Round Here” es quizás el tema más accesible del álbum, fusionando el art pop con el R&B de una forma que siente tanto fresca como respetuosa de sus respectivas tradiciones. A través del uso de secuenciadores y osciladores, Blake crea una atmósfera que cambia en tonalidad y densidad, ofreciendo un sonido que otros productores probablemente envidiarían.

“Take a Fall For Me” se convertiría en el primer acercamiento de James Blake con el hip hop, género que al darse cuenta de lo que sabe hacer ya no lo ha soltado y ha convertido a Blake en uno de los productores más prestigiosos de los últimos años ahí, el track a dueto con RZA es un delicado tema nocturno y oscuro, no solo oscuro por su inevitable sensación que se esconde entre las sombras si no por la casi lúgubre letra de RZA.

El beat es como si rebotara en cámara lenta. Es un triunfo tanto de la electrónica como del hip hop de la década de los dos mil diez donde se experimentó como nunca antes con el género (Ese mismo año salió Yeezus de Kanye West y un año antes The Money Store de Death Grips).

“Retrograde” es el meridiano de Overgrown y también su pieza principal y más famosa. No es la más osada ni experimental, pero es una caja de sorpresas, y el lugar en donde está colocada es tan obvio que tenía que estar ahí aunque quizás a uno le pase de largo donde está en el tracklist. Es tan obvio que no lo vemos.

“Retrograde” se trata del tema que amalgama, une y define toda la intención de Overgrown.

La pieza está ahí, con una base rítmica de una drum machine de caja, bombo, aplausos y platillos de cuatro por cuatro tan sencilla y a menos de 80 beats por minuto que cualquiera con un programa de pads puede hacerla.

La canción comienza con una escala vocal en Mi menor de James loopeada que se convertirá en el instrumento que guiará la melodía total del tema en conjunto con un piano, es el alma de la pieza y es una idea brillante que concede a el track un nivel de profundidad soul que engaña. Llegando al coro los sintetizadores entran como misiles que se elevan en un clímax largo. Son cada vez más y más presentes, acaparando todas las dimensiones posibles del sonido hasta que se cortan abruptamente. Justo en su parte más alta, y más aguda: da una sensación de infinidad.

Y regresamos a la base central. Es una canción con la voz de James Blake como si se tratase de una Nina Simone futurista por el parecido del loop vocal.

Esta ahí a la vista de todos y no lo vemos al principio, de algo que pueda sonar tan sencillo a simple oída tenemos unos niveles de complejidad e inteligencia altísimos. Esto es el Electro Soul de Blake en uno de sus máximos picos. Con el tiempo he visto videos de productores musicales analizando este tema que tiene varias capas y quedan perplejos a como algo así de brillante y poderoso pueda parecer simple, o mejor dicho en inglés, “effortless”.

“DLM” es una balada a piano con efectos de estudio de ecos y delay. Es James Blake después de haber creado algo soberbio dándonos un respiro con una balada melancólica que demuestra también su talento como músico tradicional, los coros y efectos de voz recorren de punta a punta el tema jugueteando con él.

“Digital Lion” sirve como una suerte de resumen del recorrido que hemos tomado a través del álbum. Combina elementos de soul, dubstep, y ambient en una pista que es a la vez relajante y emocionante. Al principio abraza el chill out pero que pronto comienza a mutar en otra criatura con compases diferentes y un ritmo mucho más acelerado y con el uso de los sintetizadores modulares convierte este tema en IDM, llevándolo a un satisfactorio final.

Hablando de IDM, “Voyeur” continúa con esas exploraciones. Con la suave y aterciopelada voz de James Blake, inicia como un tema de soul electrónico usando glitches y percusiones sintéticas. Después da paso a un mantra y eleva la canción al IDM, introduciendo todo tipo de sonidos modulares e incrementando tanto el volumen como la velocidad del tema. Estamos ante una montaña rusa que roza el Drum & Bass en su parte final. El viaje es emocionante. La base de arpegiadores y bajo mantienen este tema dance y cerebral centrado, que cierra con un tercer acto en éxtasis total.

Junto con “Retrograde”, “To the Last” es el tema que más aprovecha la definición del soul electrónico de James Blake. Es una balada electrónica y melancólica como pocas, apoyada por un beat cortante y un uso ejemplar de los sintetizadores, además de estar siempre guiada por el piano y la voz de Blake, que termina el tema con sampleos de aves. De esto se trata; de esto se trataba en su día: de lograr algo que no se había hecho hasta ese momento. (Tiempo después, a James Blake le crecieron los enanos, pero eso ya es otra cosa).

“To the Last” es uno de los puntos más álgidos del álbum y el penúltimo track. Así que, cuando termina, entramos en la completamente lastimera y nocturna “Our Love Comes Back”. Es una canción llena de microbeats como elemento rítmico y pausado, con un beat guía lento y farragoso. El piano de Blake siempre está presente, y los sonidos que parecen internarnos en una zona de naturaleza salvaje bajo la luz de la luna terminan por redondear un tema triste, pero absolutamente fiel a la propuesta de nuestro artista de soul electrónico. También termina por redondear un álbum extraordinario.

Overgrown, una obra contundente

En un año en el que muchos celebraban la nostalgia de los ritmos setenteros a través de la música de gente como Daft Punk, James Blake ofreció un álbum en el límite de lo innovador. Recibió montón de calificaciones perfectas y ganó el Mercury Prize de ese año como mejor álbum. Overgrown plantó una semilla, llevó el dubstep al post-dubstep, le dio un valor artístico enorme a ese soul blanco entramado en sendos y complejos arreglos electrónicos.

Blake fue capaz de hacer convivir lo más experimental de su álbum debut con piezas melancólicas y sentidas que, a pesar de ser hechas por máquinas, se sentían emocionalmente orgánicas.

El músico despegó con este álbum y el mundo occidental lo hizo suyo. Artistas como Beyoncé, Jay-Z, Kendrick Lamar, Chance the Rapper, Frank Ocean, Andre 3000, Kanye West, entre otros, lo buscaron para convertirlo en la voz detrás de la consola, el creador de la magia. Obviamente, su semilla germinó en artistas que adoptaron este sonido, como FKA Twigs, Sohn, los primeros álbumes de Arca, Tirzah, así como los proyectos de Jamie XX (de The XX) y de Thom Yorke, quien se deshizo en halagos hacia el músico, productor, cantante y creador visionario.

A la fecha James Blake no ha perdido el toque, sigue produciendo a personas que lo admiran y buscan su consejo y guía como Rosalía en Motomami. Overgrown no ha sido superado por el artista, se mantiene ahí arriba como su obra cumbre, maestra. Una muy temprana pero que definió mucha de la música electrónica de la década pasada y sigue inspirando todavía.

columna musical 96

En columna musical tenemos además de nuestras Retroreseñas, reseñas de la música más actual como Utopía de Travis Scott, donde, adivinaron, James Blake produce y hace featuring en un tema. También, siguiendo con la electrónica aunque esta sea más festiva ,checa qué nos parece el último album de Jungle. Quédate, aquí nos leemos.