fbpx

Exile on Main St. – Desde el infierno de The Rolling Stones

exile-on-main-st-rolling-stones

Exile on Main St. de The Rolling Stones forma parte de esos selectos álbumes dobles que cambiaron al Rock. Sus 18 temas se encargan de mantener la energía a tope de principio a fin y su controvertida grabación nos hace cuestionarnos cómo la chispa creativa fue capaz de sobrevivir incluso en las situaciones más adversas. Contradictorio y explosivo, el disco cumplió sus primeros 50 años y eso es motivo de celebración.

El estado de las cosas: The Rolling Stones a finales de los 60

Para The Rolling Stones, los últimos años de la década de los 60 representaron una escalada de talento que no se detuvo hasta después de varios lanzamientos. En 1968 marcaron distancia con el sonido psicodélico y optaron por explorar un estilo que pronto se volvió un lenguaje propio: una mezcla de Blues y Roots Rock. El primer álbum en demostrar lo anterior fue Beggar’s Banquet.

La consolidación sonora, sin embargo, dejaba ver ciertas grietas cada vez más notorias entre la banda. El principal problema en ese momento era Brian Jones, fundador de la banda, quien se había vuelto cada vez más errático debido al abuso de las drogas y su complicada situación emocional.

Los Stones y Brian Jones tuvieron su última colaboración durante las sesiones de Let It Bleed (1969), pero el antes brillante multiinstrumentista quedó relegado a sólo dos piezas. En junio de aquel año en una reunión con toda la banda, Brian renunció al grupo. Poco se imaginaban los demás que en menos de un mes, a los 27 años, Brian sería encontrado muerto en la alberca de su casa.

Recomendado por John Mayall, Mick Taylor fue quien tomó su lugar, aunque el golpe anímico había sido contundente. El nuevo guitarrista era bluesero, lo cual ayudó a consolidar el sonido del grupo de cara a sus siguientes discos. En el caso de Let It Bleed estamos ante su mejor álbum en la década que terminaba, pero su siguiente producción fue igualmente formidable.

Los primeros años de 1970

1970 inició con Get Yer Ya-Ya’s Out!, un disco en vivo que se grabó en Baltimore y Nueva York a finales de 1969. Cuando llegó al mercado se convirtió en el primer álbum en vivo en convertirse en el número uno de las listas británicas – además de que es difícil no amar su portada con el burrito cargando dos tambores.

Para cuando Sticky Fingers se estrenó en 1971 el contrato con Decca había finalizado y el grupo había abierto su propio sello discográfico. Sin embargo, no estaban exentos de problemas, poco antes se había peleado con su antiguo representante (Allen Klein) luego de enterarse que, sin su consentimiento, se había adueñado de sus derechos (la demanda se prolongó hasta 1984).

rolling-stones-sticky-fingers-promo

Para muchos críticos Sticky Fingers es el mejor trabajo de The Rolling Stones. Aunque no es propiamente psicodélico, el Roots Rock de sus 10 temas tiene una densidad narcótica que se combina con un sonido a veces sucio, a veces hipnotizante. Con éxitos como “Brown Sugar”, “Can’t You Hear Me Knocking” (con un fabuloso solo de Mick Taylor) y “Sister Morphine”, es un álbum que nadie debería perderse.

El lanzamiento, naturalmente, fue todo un éxito comercial y de alguna manera solventó las finanzas de la banda. Sin embargo, y siguiendo con este tema, llegada la nueva década el grupo recibió una noticia que cambió todo. Lo que el príncipe Rupert Loewenstein, a cargo de sus finanzas desde 1968, se dio cuenta los puso en alerta: llevaban años sin pagar impuestos y corrían el riesgo de perder sus bienes.

“Yo no pensaba en los impuestos”, le contó Mick Jagger años más tarde a NME, “y ningún representante que tuve pensó en ello, aunque dijeron que se iban a asegurar de que mis impuestos se pagaran. Así que después de trabajar durante siete años descubrí que no se había pagado nada y que debía una fortuna”.

Loewenstein les recomendó exiliarse del Reino Unido antes de que iniciara el siguiente año fiscal para evitarse líos y así lo hicieron. El grupo se mudó a Francia en abril de 1971. Jagger y su esposa Bianca se quedaron en Paris, Richards rentó la mansión Nellcôte y el resto se ubicó al sur del país.

Una temporada en el infierno

¿Cómo fueron las sesiones de grabación de su siguiente disco? La respuesta breve es: caóticas. La situación era la siguiente: se eligió la mansión de Keith Richards, así que las grabaciones iniciaron en el sótano de la casa. Como el espacio no estaba acondicionado para su meta, se tuvo que recurrir al flamante equipo del Estudio Móvil de la banda, una camioneta perfectamente equipada para grabar sin importar la ubicación (incluso fue inmortalizada por Deep Purple).

Antes de hablar propiamente de las grabaciones, es necesario que imagines cómo era el ambiente en una casa rentada por Keith Richards. Para este momento, el guitarrista se encontraba viviendo uno de sus momentos más oscuros debido a su adicción a la heroína, de tal suerte que su mansión se llenó de otros drogadictos (y vendedores para satisfacer sus necesidades), músicos como el cantante de Country Gram Parsons y John Lennon, groupies, escritores, entre otros.

mick-jagger-keith-richards-gram-parsons
De izquierda a derecha: Mick Jagger, Keith Richards, Gram Parsons

Nellcôte pasó a la historia del Rock por la bacanal creativa que allí ebullía. Hoy en día el documental Stones in Exile y el libro Exile on Main Street: A Season in Hell with the Rolling Stones recopilan testimonios de lo que allá se vivía pero, sin caer en sensacionalismos podemos resumirlo a mucha droga, mucho sexo, mucho alcohol, muchos viajes en yate y mucho, mucho caos.

Keith no sólo se estaba perdiendo a sí mismo, también a la gente a su alrededor. La policía francesa ya tenía identificada su mansión como la cuna del mal así que en julio de 1971 el grupo le pidió a Gram Parsons y su esposa que se fueran. Lo anterior debido a que Parsons era el más atascado y quien más impulsaba los vicios de Richards, el hecho de que pasaran tanto tiempo juntos también estaba deteriorando la relación con Mick Jagger.

Las sesiones en Francia

Entonces, si todo era fiesta y degeneración. ¿En qué momento el grupo se puso a grabar? Las sesiones, como podrás imaginar fueron muy irregulares. Por lo general se grababa de noche y la banda se extendía hasta muy avanzada la madrugada.

Pero no siempre fue así. Richards era impredecible así que no llegó a muchas sesiones a pesar de ser el que vivía en donde grababan; a veces tenía destellos de iniciativa. Otro miembro que estuvo más bien ausente fue Mick Jagger quien en general prefirió mantenerse al margen del relajo en la mansión y dedicarse a su esposa y a su nueva bebé (que nació en este periodo).

rolling-stones-nellcote-exile-on-the-main-st
Foto: Dominique Tarlé

Se dice que algunos de los músicos que participaron en las sesiones estaban tan drogados que incluso se olvidaron de sus intervenciones. Lo cierto es que la alineación oficial estuvo integrada por: Mick Jagger, Keith Richards, Mick Taylor, Bill Wyman, Charlie Watts y Nicky Hopkins en los teclados. Jimmy Miller fue el productor.

El ingeniero de audio Andy Johns al charlar con Best Classic Bands lo detalla mejor:

La primera habitación en la que los puse fue en el sótano, que era un desastre. Estaba demasiado muerto. Así que los trasladé a otra habitación que tenía paredes de piedra, y tuve a Charlie y Keith allí y a Mick Taylor. Bill tenía su bajo debajo de las escaleras. Nicky Hopkins estaba en una habitación separada. Fue duro, pero algunas cosas salieron bastante bien”.

Las sesiones en Estados Unidos

Conforme se acababa el verano también así la intensidad en la mansión. Quienes allí coincidieron regresaron a sus propios caminos, The Rolling Stones hicieron lo propio, tomando un vuelo a Estados Unidos para empezar con la segunda fase del disco. Estando en Los Ángeles grabaron en los estudios Sunset Sound desde diciembre y hasta marzo de 1972.

Durante este periodo Mick Jagger volvió a tomar las riendas creativas y se encargó de encontrar colaboradores de la talla de Dr. John y Billy Preston. Fue aquí en donde se grabaron las piezas más cercanas al Gospel, como “Shine a Light”, luego de que Charlie, Mick y Billy Preston vieran cantar en vivo a Aretha Franklin en una iglesia evangélica.

nellcote-keith-richards

Tuve que terminar todo el disco yo mismo, porque si no, sólo había borrachos y drogadictos”, admitió Mick Jagger años más tarde al referirse al productor Jimmy Miller, que también estaba perdiendo el control debido a recién cultivado interés por la heroína. En todo caso, Exile on Main St. estaba listo.

¿Por qué se llama así Exile on Main St.? El vocalista de los Stones declaró poco después que se trata de una referencia a los barrios bajos y violentos de Los Ángeles. En su autobiografía, Keith Richards sigue ese hilo de pensamiento y habla sobre los viajes que hacían en su yate y cómo el mar y sus navíos tenían su propia forma de intimidación:

“Cuando se nos ocurrió el título, funcionaba en términos americanos porque todo el mundo tiene una Calle Principal. Pero nuestra Main Street era esa franja de la Riviera. Y nosotros éramos exiliados, así que sonaba perfectamente y decía todo lo que necesitábamos. Toda la costa mediterránea era una antigua conexión propia, una especie de Calle Central sin fronteras.”

Lanzamiento de Exile on Main St.

Exile on Main St., el décimo disco británico de The Rolling Stones se estrenó el 12 de mayo de 1972. Su portada es igualmente legendaria, muestra un collage de fotografías con personajes de los extraos circos del siglo XX; el nombre de la banda y el título aparecen como un grafiti en rojo. Los encargados de prepararla fueron el diseñador John Van Hamersveld, así como los fotógrafos Norman Seeff y Robert Frank.

Su primer sencillo fue “Tumbling Dice” que se colocó en el Top 10 de popularidad tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos. “Happy”, de Richards, fue el segundo sencillo. El álbum alcanzó en el primer puesto de varias listas internacionales y fue el impulso perfecto para la gira en Estados Unidos de la banda.

Aunque en la actualidad se suele ver este álbum como el pico creativo (o uno de varios) de The Rolling Stones, sus contemporáneos lo vieron con cierta extrañeza. Esta opinión fue cambiando durante la década hacia una visión más amplia que destacó sus cualidades. Y entonces, a quién creerle, …a nuestros oídos, claro.

Lista de canciones de Exile on Main St.

Disco 1

Lado A

No.TítuloAutor(es)Duración
1.“Rocks Off” 4:31
2.“Rip This Joint” 2:22
3.“Shake Your Hips”Slim Harpo2:59
4.“Casino Boogie” 3:33
5.“Tumbling Dice” 3:45

Lado B

No.TítuloDuración
1.“Sweet Virginia”4:27
2.“Torn and Frayed”4:17
3.“Sweet Black Angel”2:54
4.“Loving Cup”4:25

Disco 2

Lado A

No.TítuloAutor(es)Duración
1.“Happy” 3:04
2.“Turd on the Run” 2:36
3.“Ventilator Blues”Jagger, Richards, Mick Taylor3:24
4.“I Just Want to See His Face” 2:52
5.“Let It Loose” 5:16

Lado B

No.TítuloAutor(es)Duración
1.“All Down the Line” 3:49
2.“Stop Breaking Down”Robert Johnson4:34
3.“Shine a Light” 4:14
4.“Soul Survivor” 3:49
*Todas las canciones fueron firmadas por Jaggers / Richards con excepción de las aquí señaladas.

Dos discos, un núcleo rockanrolero

Exile on Main St. es fundamentalmente un álbum de Rock ‘n’ Roll que coquetea con el resto de los géneros que la banda trabajó en sus tres discos antecesores. Country, Blues, Gospel, Swing, siendo un disco doble hay suficiente espacio para hacer que cada pieza brille a su manera. Pero la energía es más poderosa, te lleva a enfiestar desde que empieza.

El título de la primera canción, “Rocks Off”, es un doble sentido y el tema, un festejo sonoro. Se trata de una pieza de Rock ‘n’ Roll, con una línea de piano Boogie cortesía de Nicky Hopkins; los metales, como el resto de los instrumentos, estallan pero se escuchan mugrosos. La voz de Mick viene potente y con la misma facilidad va difuminándose. El contraste entre la ardiente composición con la descripción de un junkie que está perdiendo sus habilidades nos adelanta una constante: se puede ser miserable pero no dejar de brincar una vez llegado el momento.

Me cuesta trabajo decidirme entre la primera canción y “Rip This Joint” en cuanto a la potencia que transmiten. Conserva el espíritu rockanrolero pero su tempo es tan acelerado que funciona como Rockabilly para sacarle brillo a la pista. El solo de saxofón es alocado y qué decir del shuffle en el piano de Hopkins.

Las siguientes dos canciones del lado A son Blues Rock. “Shake Your Hips” es un cover del bluesero Slim Harpo, que sustituye el protagonismo de la línea de bajo de la versión original con los metales y un riff de guitarra reverberante. “Casino Boogie” se escribió anotando frases, recortándolas, colocándolas en un sombrero y armando el resultado, de ahí que no haya mucho sentido detrás de su letra, lo que sí tiene sentido es el estupendo solo de Taylor en el cierre.

Escuchemos “Tumbling Dice”, el exitoso sencillo del disco. Hasta la fecha es una de las piezas favoritas de los Stones y funciona desde su estructura simple pero emotiva. Se trata de otra pieza Rock ‘n’ Roll que retrata a un apostador; su ritmo Boogie-Woogie tiene una soltura envidiable. Su tempo es relajado y las voces de Clydie King y Vanetta Fields le añaden una textura Gospel a la ya de por sí fantástica interpretación de Jagger.

El lado B del primer disco empieza con “Sweet Virginia”, que nos regresa al tema de las drogas que se habían convertido parte del escenario normal en la mansión de Richards. Su sonido Country está inspirado en el estilo de Gram Parsons. El Country Rock encuentra una de sus mejores interpretaciones en el disco con “Torn and Frayed”, canción cuyo órgano cortesía de Jim Price deja sentimentales notas a su paso, y cuya pedal steel, a cargo de Al Perkins, derrocha talento pero también melancolía.

Sweet Black Angel” fue una de las canciones creadas desde la época de las sesiones de Sticky Fingers, su Country Blues está coloreado por una serie de percusiones que nos recuerdan los experimentos de Beggars Banquet en donde las influencias latinas no se dejaron esperar.

Al terminar “Lonely Cup”, en donde una vez más la interpretación de Nicky Hopkins y texturas de percusión es estupenda, inicia “Happy”, que nació en un día extraño en Francia. Extraño porque sólo Keith Richards había llegado a la sesión; sin otro miembro de The Rolling Stones presente, el guitarrista tuvo que recurrir a Bobby Keys en el saxofón, Jimmy Miller en la batería y Jim Price a cargo del resto de los metales. La “versión definitiva” sucedió allí mismo y hasta hoy su riff sigue siendo uno de los favoritos de los escuchas.

El tempo se vuelve a acelerar como al principio del álbum con “Turd On The Run”, en ella, la combinación de Blues con ciertos tintes Rockabilly es ideal para hacernos volver a bailar. Su piano acelerado, su contrabajo y sus intervenciones de harmónica le dan energía a un tema cuya letra, en esencia, es un reclamo ante una relación fallida.

Aunque no suele recibir tantos reflectores como otras de las canciones de Exile on Main St., Ventilator Blues” es un tema cuya densidad se nota desde que comenzamos a escuchar a Mick Jagger transmitiendo el hastío que normalmente acompaña a quien muere de calor. Es en medio de esta pesadumbre que se aprecian mejor tanto el riff de Mick Taylor como la habilidad de Hopkins en el piano. La pieza está conectada con “I Just Want To See His Face”, un jam que progresa con soltura; tiene cierta influencia Gospel en sus armonías pero son sus percusiones atmosféricas las que lo distinguen con un aire Lounge narcotizante.

La guitarra de Keith Richards en “Let It Loose” suena como suena gracias a un Leslie Speaker. En conjunto con el resto de los instrumentos le da al tema una cierta sensación de ligereza que hace que las interpretaciones vocales parezcan ascender. Emotiva y sincera es la interpretación de Mick Jagger quien para este momento del disco ha sido camaleónico entre géneros pero que aquí suena más personal, más vulnerable, a sabiendas de que la relación que describe lo dejará mal. ¿Cuántos no podrían identificarse?

Tal como lo hizo “Rocks Off” al comienzo, en “All Down The Line” volvemos a ser testigos de un estallido: la voz de Jagger es relampagueante, pero no es el único, el resto de las intervenciones son deliberadamente espectaculares, empezando por inolvidable riff de guitarra. Conserva a su vez la sensación de un sonido sucio, pero en donde cada instrumento es estridente por la emoción del momento.

La mejor canción de Exile On The Main St. llega después de “Stop Breaking Down”, un cover de Robert Johnson que se distingue por el talento de Mick Taylor con el slide en su guitarra. En “Shine a Lightsomos testigos de un tributo a la figura del fallecido Brian Jones. Su origen data de 1968 cuando éste aún vivía y Mick Jagger veía con preocupación su deterioro. El órgano y el piano son prominentes debido a que su versión original fue escrita junto con Leon Russell durante las sesiones de su álbum debut.

La versión que conocemos de “Shine a Light” tuvo influencia del concierto de Aretha Franklin del que te hablé al comienzo. Las armonías vocales le dan una poderosa sensación de despedida, mientras que la interpretación de órgano y piano corre a cargo del talentoso Billy Preston quien fácilmente le impregna un espíritu de añoranza al tema. Escuchemos:

Exile On The Main St. termina con la soltura que fue dirigiendo a sus 18 temas. En “Soul Survivor” el riff de guitarra inicia con un par de notas sueltas con el clásico inicio de la banda, y luego se desarrolla con una mezcla de sonidos Country, metales, coros Soul y, en general, se encarga de cerrar el círculo tomando elementos que se fueron construyendo canción a canción.

¿El mejor disco de The Rolling Stones?

Exile On The Main St. es contrastante. Está lleno de energía y festividad mientras narra la decadencia; su sonido conserva la sensación turbia de aquellas sesiones en la Nellcôte pero logra que sus arreglos sean resplandecientes; fluye con soltura sin dejar de ser pesado. En suma, le da expresión perfecta del desorden que vivió el grupo durante su grabación.

Es importante señalar que varios temas vienen desde finales de los 60, de ahí que mantengan la chispa creativa que se encendió en los discos anteriores. El álbum es consistente tanto internamente como relación al resto de la discografía. En 1972, con su logo emblemático de la lengua vigente desde un año atrás, The Rolling Stones lograron aprovechar todo lo que tenían a la mano y convertirse en el acto de Rock más importante del momento.

¿Es el mejor disco de The Rolling Stones? Desde mi punto de vista prefiero Sticky Fingers que, al tener menos canciones concentra sólo lo esencial. Lo cierto es que, al formar parte de ese gran hilo creativo, cualquiera de los álbumes que mencioné hoy podría pelear el título de “mejor álbum”.

Si terminaste de leer este artículo ya sabes que es momento de las recomendaciones musicales. Hace tiempo tuvimos la oportunidad de revisitar Goats Head Soup de The Rolling Stones, el que para muchos representa el inicio de un declive que tuvo sus peores álbumes llegada la década de los 80. Otra lectura imperdible es la de Get Back de The Beatles cuyo regreso a sus raíces le costó al cuarteto de Liverpool varias jaquecas durante su grabación.