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Reseña: Sigur Rós – ATTA

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La frase “música de ballenas” ha sido utilizada por algunos para describir el trabajo de la banda islandesa Sigur Rós, convirtiéndose en un arma de burla después de sus obras maestras Ágaetis Byrjun (1999) y ( ) (2001), que maravillaron al mundo. A pesar del aplauso global, hubo detractores.

A algunos les resulta difícil comprender que haya quienes disfruten de la música arriesgada y revolucionaria de una banda que desafió el monopolio de Björk como el mejor exponente de Islandia. Todo esto surgió del “Tjú, tjúTjú, tjú” del bellísimo e imperecedero “Svefn-g-englar” de Ágaetis Byrjun. Sin embargo, en su último álbum de estudio, el sombrío Kveikur de 2013, prefiero citar lo que Drowned In Sound dijo sobre él:

“Si la música de Sigur Rós ha sido frecuentemente ridiculizada como música de ballenas, [en ‘Kveikur’] la bestia muere, tiñe el agua con su sangre y se hunde en las sombras”.

Kveikur sería música hecha por el diablo, y no me refiero a música satánica. Algunos teorizan que el diablo seduce por donde menos lo esperas, y una de esas armas que posee es la belleza. La belleza, como forma de sublimar lo divino creado por el hombre, es así, muy a menudo, demoníaca. Y Sigur Rós nos ha proporcionado ejemplos de ello si esa teoría teológica fuera aplicable.

Y la belleza puede tomar cualquier forma, puede ser luminosa o muy oscura, positiva y negativa, el día y la noche. Como quiera que sea, como quiera que cada quien crea,lo único cierto es que han pasado diez años desde el último álbum canónico en la discografía de Sigur Rós.

ATTA: el disco número Ocho

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Sigur Rós 2023 . Fotografía : Tim Dunk.

ATTA, que significa “ocho” en islandés, es efectivamente el octavo LP de Sigur Rós. La banda inició con cuatro integrantes y luego se convirtió en un trío tras la salida de Kjartan Sveinsson, tecladista y multi-instrumentista que había asumido la dirección creativa del grupo en Valtari (2012). Después, se redujo a un dúo con la salida del baterista Orry Páll Dyrason en 2018, acusado de violación. Ahora, con el regreso de Sveinsson, son nuevamente un trío. Es probable que estas fluctuaciones en la formación de la banda tengan que ver con el largo periodo entre su último trabajo y su nueva obra.

ATTA tiene una duración de 57 minutos, divididos en diez pistas. Adelanto que es un álbum más luminoso que mezcla influencias de Valtari y logra un sonido ambiental épico y paisajístico, repleto de capas y capas de sonido.

Glóð“, que abre el álbum, es un in crescendo que recuerda mucho al prólogo de Ágaetis Byrjun. Desde aquel trabajo, la banda no había creado un tema que sonara a bienvenida. Tenemos un hermoso arreglo de cuerdas que aumenta en volumen y la voz en falsete de Jonsi. Suena a bienvenida, es una bienvenida, y establece el estado de ánimo de los islandeses. “Glóð” significa “feliz”.

“Blóðberg” es el segundo track y el primer single del disco. Es una pieza sobre la que ya hablamos, pero vale la pena agregar algunos puntos. Es el primer track grabado con la London Contemporary Orchestra, un tema lleno de arreglos de cuerdas y sin percusión. El resultado es una obra paisajística y contemplativa que se toma su tiempo para hacer pausas dramáticas y acentuar los golpes de efecto sonoros. Como primer single, es una excelente elección porque es una canción que emociona sin duda.

En “Skel“, el tercer track, finalmente aparece el Vonlenska, o en inglés, Hopelandic, el idioma creado por Jonsi para comunicar sus sentimientos. No es un lenguaje que debamos intentar comprender; simplemente es un instrumento más en la banda. La pieza continúa con la atmósfera de los temas anteriores, aunque empezamos a notar que hay más melancolía en este track. Cuando dije que éste es un disco más luminoso, no quise decir que todas las canciones son felices. Es más luminoso que Kveikur, lo que significa que no nos vamos al agujero oscuro de un volcán o al terreno ceniciento y oscuro del álbum anterior. Pero ATTA también tiene su oscuridad.

Eso lo comprobamos en “Klettur”, un tema que arranca con sonidos lúgubres y finalmente presenta percusiones con un golpe de platillos que da paso a una marcha de timbal sinfónico y bombo que raya en lo tribal y recuerda, en su minimalismo, a lo que los guías de los barcos guerreros de la región escandinava tocaban. Luego, hay una breve sección que detiene la marcha con un arreglo de notas que destacan en la penumbra al compás de la voz de Jonsi.

Éste es, quizás, uno de los mejores temas de ATTA porque, entre sus varios arreglos de cuerdas que le dan una atmósfera contundentemente espesa y la luz que Jonsi arroja con sonidos más parecidos a la luz estelar de las auroras boreales, se consigue un equilibrio entre la oscuridad y la luz donde la inmersión es total.

“Mór” es otro tema que se toma su tiempo, suena un poco sombrío al principio, pero se transforma en algo dulce cuando Jonsi usa el Vonlenska. Aún así, tenemos cellos que vibran intensamente, resuenan en el oído e imaginariamente hacen temblar el suelo de los estudios Abbey Road, donde fue grabado. Hemos llegado a la mitad del álbum y, si bien este disco recuerda mucho más a Valtari por ser más lento y parecer compuesto como una suite, no es tan rígido e impenetrable como el mencionado disco.

Aquí, las canciones pueden parecer que funcionan como un todo hasta ahora o pueden respirar y vibrar a su propia voluntad, no están tan constreñidas. Además, encontramos sonidos que recuerdan sobre todo a ( ) del 2001 con su asombrosa continuidad, aunque sin batería o tambores en la mayoría de los temas.

Lo que nos lleva a “Andra”, que es un excelente ejercicio entre la orquesta y las guitarras acústicas del grupo que alcanzan un clímax que dura un minuto. Es música que suena desde la estratósfera por la elevación que llega a alcanzar y constituye la parte final del track.

En “Gold” por fin tenemos la aparición del piano como instrumento estelar, Kjartan Sveinsson demuestra su maestría tras el instrumento mientras la orquesta gira a su alrededor, sabe donde mantener el sostenuto, donde hacer pausas e interpretar el silencio de su instrumento. Es otro punto climático del álbum, con guiños al sonido Ágaetis Byrjun metidos por ahí.

“Ylur”, que parece ser el segundo sencillo, es una balada hermosa con un Jonsi más directo y no tan escondido detrás de la instrumentación. Se puede notar que su voz fue grabada de manera más destacada, entregando una delicadeza de paisajes vibrantes y sentimientos completamente a flor de piel. En sus seis minutos, no hay desperdicio alguno; al contrario, es una obra conmovedora.

“Fall”, con su piano reminiscente de la época de Takk (2005), es corta para los estándares del disco. Sin embargo, en sus casi cuatro minutos, demuestra cómo se puede hacer un tema memorable con un arreglo de piano sencillo pero que suena más épico de lo que realmente es.

Finalmente, llegamos al cierre con “8“, que nos recibe con un coro de voces. Nuevamente, el piano resalta cada verso de Jonsi, y la Orquesta Contemporánea de Londres levita alrededor, tomando más protagonismo a partir de la sección media. Podemos escuchar los ruidos de la guitarra de Jonsi, el piano de Sveinsson y los arreglos de cuerdas todos juntos hasta tener un descanso en el minuto cinco. Luego, escuchamos un órgano y un sintetizador que le dan una vibra ambiental al tema, como si estuviera suspendido, creando un largo paisaje frío que nos recuerda de dónde proviene esta banda y su visión del género creado por Brian Eno.

Envolvente y además con un sentido de paz, parece que con ese sonido nos estamos despidiendo y así es, porque las buenas cosas pueden acabar en un climax súper bombastico o en la más absoluta aura contemplativa.

Post Reseña: Un buen (re) comienzo para Sigur Rós

Ágaetis Byrjun de 1999 y la obra más aclamada de esta singular banda islandesa significa “Un buen comienzo”, era su segundo disco pero al no quedar satisfechos con el resultado de Von, el primero, decidieron volver a intentarlo cambiando su dirección musical, el resto es historia. Considerados una de las bandas más influyentes del Post-Rock del siglo XXI, logrando el extraño caso de vender más de diez millones de discos con canciones cantadas en islandés y con música que no es para nada accesible, diez años después de su último trabajo se puede decir que este es un buen comienzo, otra vez.

Un buen comienzo diez años después del pesimismo y la penumbra de su ahora penúltimo disco, volvemos a ver qué Sigur Rós con la experiencia que sus complejas y ambiciosas creaciones siguen manteniendo eso, eso que hace únicos a los artistas más grandes.

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ATTA de Sigur Rós es un disco extraordinario pero ¿Ya checaste otras propuestas aquí en columna musical? Tal es el caso de The Hum de James Ellis Ford que aporta una mezcla muy necesaria entre Prog-Rock, psicodelia y alguna que otra cosa más, también más o menos en sintonía con el mood de este trabajo que revisamos está el excelente debut de Boygenius, el súper grupo de indie pop de atmósferas ensoñadoras. Y si lo que buscas son canciones, tenemos nuestras recomendaciones quincenales de diferentes géneros y estilos. Quédate.

Aquí nos leemos.