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Reseña: James Ellis Ford – The Hum

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El sello discográfico WARP se ha consolidado durante décadas como uno de los más prestigiosos del mundo, albergando a varios artistas de música experimental, electrónica, post-rock y otros géneros. Dentro de su catálogo encontramos bandas y artistas como Aphex Twin, Flying Lotus, Boards Of Canada, Squid y, más recientemente, Yves Tumor, entre otros nombres destacados del panorama alternativo e indie.

Dentro de este sello también encontramos la banda Simian Mobile Disco, un reconocido dúo de alt dance y club music, del que se desgaja el protagonista de esta reseña, James Ellis Ford, miembro de este proyecto. Ford es un músico inquieto, productor, arreglista y ganador del Mercury Prize por la producción del álbum debut de The Klaxons, Myths Of The Near Future (2007), un trabajo que causó sensación ese año en Reino Unido y fue alabado en buena parte del mundo.

James Ellis Ford,mucho más presente de lo que te imaginas.

James Ellis Ford y su dúo Simian Mobile Disco se convirtieron en uno de los ídolos de la escena dance club en el Reino Unido durante la década de los dos mil. Sin embargo, el inglés nacido el 11 de diciembre de 1978 no se ha limitado a este proyecto. Como productor y multi instrumentista, ha colaborado con nombres tan destacados como Artic Monkeys, Foals, Depeche Mode, Gorillaz, Kylie Minogue y, por supuesto, The Klaxons, con su disco de 2007 que tomó por sorpresa a muchos.

Es por ello que resulta sorprendente que para alguien tan inquieto como él, The Hum sea su primer álbum en solitario, con el que inicia su carrera como solista. También es más que notable que, alejándose de la música electrónica, Ellis Ford elija debutar con un trabajo que explora inquietudes personales que tenía muy bien guardadas.

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James Ellis Ford. Press Photo.

The Hum, una obra formidable. Reseña.

“Tape Loop #7” es el tema de apertura de The Hum. Un corte completamente ambiental, con ruidos de estática y una nota que emula un sonar entre los largos sintetizadores. Este tema ayuda a establecer la atmósfera como una introducción al álbum, destacando el uso de arreglos de guitarras eléctricas y la sensación de amplitud sonora que se puede apreciar en el tema. A través de sus cuatro minutos, logra asentar un clima oceánico para sumergir al oyente.

Sus sonidos de breves respiraciones y un bajo al final empalman con “Pillow Village”, mientras la guitarra eléctrica se convierte en nuestra guía principal en este nuevo tema. “Tape Loop #7” solo estaba ahí a propósito para dar un sentido de evolución hacia el siguiente track. En “Pillow Village” nos encontramos ante lo que fácilmente podría ser una canción heredera de la época dorada de Pink Floyd en los 60.

Este es un tema con todo el estilo progresivo, pero no el progresivo genérico de cualquier banda, sino más cercano al Floyd de A Saucerful Of Secrets. La batería, la armonía melódica de la guitarra que se convierte en el centro donde giran los demás elementos, el bajo que sostiene la pieza y la introducción de efectos de sintetizadores, logran que la canción se sienta extremadamente inspirada y que sus cinco minutos y veinte segundos pasen volando.

Para el tercer tema, cambiamos sorprendentemente de registro y rumbo (y será lo más electrónico que escucharemos en este LP). Iniciamos con un sintetizador que suena completamente New Wave, reforzado por guitarras y bajo. Sin embargo, la voz de Ellis es mucho más cercana al gótico temprano de inicios de los 80. “I Never Wanted Anything” tiene un trabajo increíble construyendo poco a poco su ritmo, con una batería muy acertada y luego un solo de guitarra bastante bueno. Este tema completamente Art-Rock es una mezcla super afortunada entre el New Wave, el Goth y el Progresivo.

Tomen nota de lo que voy a decir: A pesar de ser un músico que muchos han familiarizado con la electrónica, este es un trabajo lleno de guitarras eléctricas y baterías completamente tocadas en estudio, lo cual le da un tono muy orgánico al álbum, aunque cuente con la ayuda, obviamente, de aparatos, secuenciadores y efectos de voltaje para crear ruido.

Continuamos con grandes temas. En “Squeaky Wheel” tenemos una de las canciones con el mejor uso rítmico del álbum. Dos capas identificables de sintetizadores redondean la pieza junto con una melodía de guitarra eléctrica tocada con un slide y pedales que la hacen sonar espacial. Es un tema atmosférico, con vibraciones a lo Brian Eno y una clase magistral de Neo-psicodelia que nos dejan en un estado hipnótico. Es una demostración bastante bien ejemplificada de cómo hacer mucho con no tantos elementos.

Llegamos a la que sin duda es la pieza central del álbum, “The Yips”, cuyo bajo y batería son destacables como una base sólida y completamente firme. Entonces comienza una melodía de guitarra y sintetizador completada con un saxofón que es totalmente pegajosa y psicodélica. Pero no me refiero a la neo-psicodelia que mencioné en el track pasado, aunque en teoría por la época que le tocó ser creada lo es, me refiero más a la psicodelia más dura y más profunda, más como si esta pieza hubiera sido hecha por el Floyd de finales de los 60/principios de los 70.

Es psicodelia, pero también rock progresivo con pequeños guiños a otras bandas como Yes. Llena de adornos de piano y saxo completamente jazzísticos, es una pieza demencial que tiene mucho para enseñarle a las generaciones actuales sobre cómo lograr una pieza de psicodelia dura con una guitarra desbordante que tiene mucho que mostrarle a otras bandas actuales (saludos a Tame Impala).

En “Golden Hour” disfrutamos de un piano, guitarras eléctricas dominantes, cuerdas y una hermosa armonización vocal. Es un tema que recuerda mucho al Floyd de épocas como Atom Heart Mother o Meddle, con canciones campestres como “Fat Old Sun”. Es una belleza de canción con toda esa vibra progresiva/art rock flotando en el ambiente. Hacía mucho que no escuchaba un disco donde se sintiera tanto el sonido Floydiano sin sonar como una copia muy descarada o burda, ya que Ellis aporta su toque.

“The Hum”, la pieza que da nombre al disco, es un ejercicio de aparatos creando de nuevo ambiente, pero esta vez usando el voltaje y los sintetizadores no de forma cálida, como nos recibió el álbum, sino de forma un poco amenazante. Es una pieza que suena oscura y sirve de introducción para el fantástico trabajo en saxofón, bajo y guitarra de “Caterpillar”.

Este track, al igual que “The Yips”, posee esa sensación de las jam sessions psicodélicas, aunque aquí se utiliza más el ruido de algunos pedales y acordes de sintetizador más presentes, sobre todo a mitad de canción. El tema es completamente una belleza en la manera de cómo va creciendo una idea central sobre la que se plantan los demás elementos. No, no son los setenta, aunque parecería que lo fueran al escuchar esta maravilla.

“Emptiness” está creada a base de piano y sintetizadores con sonidos muy agudos que logran darle el efecto espacial buscado. James Ellis canta melancólicamente en esta pieza que captura lo mejor del rock espacial atmosférico setentero junto con el art rock actual. Durante todo el disco ha sido constante la presencia estelar de la guitarra eléctrica y aquí no es la excepción. La construcción de esta suerte de rock espacial y ambient con momentos añorantes la eleva a otra categoría.

“Closing Time” comienza al completo con piano y una armonía vocal de Ellis para brindarnos grandes momentos de guitarra y saxofón a dos bandas. El tema es evocador, nostálgico, digno de una gran despedida, cerrando con distintos efectos sonoros y el uso del delay para lograr crear una vibración sonora. Dentro de lo más bello de esta canción tenemos cantos de aves sampleados que llenan el final del track como si de un hermoso sueño nos despertaran.

Post crítica: The Hum es uno de los discos más inesperados

Voy a decir esto claramente y no lo repetiré: el prog rock vive una de sus etapas más decadentes de su historia, generalmente relacionado con personas demasiado puristas o los típicos que dicen “Todo en mi tiempo fue mejor”. No hay un gran entusiasmo por el prog rock.

Además, varios exponentes actuales tienden a disfrazar sus imitaciones de gente como Pink Floyd y King Crimson como mera inspiración. Por ello, resulta bastante inesperado que un hombre que ha salido de un dúo de dance alternativo como James Ellis Ford comprenda de una manera tan natural al género y, no solo eso, también le agrega ambient, New Wave y Art Rock para ponerlo al día, logrando uno de los discos cuya influencia del prog clásico es innegable pero al mismo tiempo las adiciones que él propone le dan un estilo único y refrescante.

También hay que decir que este álbum se coloca por encima de la inestable Neo Psicodelia creando temas superiores a varios de los que entran dentro de este subgénero. Vaya, llegué a este disco sin grandes expectativas y acabé encontrando oro. Aunque, viendo su carrera como músico, colaborador y productor, no me sorprende que James Ellis Ford haya hecho uno de los mejores álbumes del año.

Por supuesto, si eres fan de Pink Floyd (quien este año cumple 50 años de Dark Side Of The Moon y lo celebramos) de quien se nota su clara inspiración en varios temas, aquí encontrarás un oasis que no suena a viejo ni a una copia descarada, sino a una pieza hecha con respeto basada en su sonido temprano.

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En Columna Musical te traemos los discos más esperados de este año así como también las grandes sorpresas, además revisamos discos que marcaron el pasado por una u otra cosa.

Aquí nos leemos.