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Reseña: Shakira – Las Mujeres Ya No Lloran

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Quien te diga que no ha visto una noticia de esas que les dicen de la prensa del corazón, te está mintiendo. Todos, absolutamente todos hemos visto o sabido cómo es que les va a los famosos. Entonces un día llegó la noticia de Shakira siendo engañada por su esposo el ex futbolista Pique con una mujer, el novelón adquirió proporciones bíblicas, X antes Twitter, Facebook , Instagram y los grupos de WhatsApp familiares se llenaron de detalles del chisme y las tias piolinas vivían su navidad. Y es que…¿A quién no le gusta el chisme?, a quien le den pan que llore.

No hace falta reiterar quién es Shakira, un ícono latino desde la década de los 90 que, a mediados de los 2000, logró un exitoso crossover al mercado angloparlante. Tampoco es necesario recordar que la alguna vez joven promesa, cuyas letras destilaban inteligencia y cuya música evocaba un pop rock refinado similar al de Alanis Morissette durante la era del grrrl power, ha experimentado un cambio artístico considerable.

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Sin embargo, desde una perspectiva comercial y de presencia en las listas de éxitos, Shakira sigue siendo una figura relevante. Si Shakira ha tenido un impacto en la escena musical, es porque, más allá de un soft rock radiofónico, su voz destacaba, convirtiéndose en una voz femenina legítima con álbumes tan icónicos como ¿Dónde están los ladrones?.

A lo largo de su carrera, especialmente después de su álbum Laundry Service, Shakira ha mostrado momentos brillantes con canciones que han capturado la atención del público. No caeré en la crítica simplista de su transición hacia lo comercial, ya que es absurdo juzgar a cualquier artista por buscar el éxito, la influencia y la popularidad, objetivos legítimos para quienes se dedican a la música.

En esta tercera década del siglo XXI, la democratización de la música a través del internet nos ha permitido ampliar nuestros horizontes musicales como nunca antes, disfrutando de una diversidad que va desde el rock progresivo de Sri Lanka hasta la electrónica minimal sueca, pasando por lo último de Peso Pluma y terminando con un buen pop. Con esto en mente, procedamos a analizar este disco.

La venganza es un plato que se sirve frío…muy frío y superficial. Crítica

“Las Mujeres Ya No Lloran” (LMYNL) se posiciona como un álbum que captura la esencia de las tendencias musicales actuales, abrazando géneros como el reggaetón, trap, bachata, regional mexicano y pop. Este disco no solo aprovecha el auge del momento latino, sino que también se destaca por su aceptación en el mercado anglosajón, lo cual es, sin duda, uno de sus puntos fuertes. Sabe leer el momento. Y se celebra.

Dentro de las canciones, “Buena Puntería” emerge como un tema de electropop en colaboración con Cardi B. La canción, aunque simple y diseñada para ser pegajosa, parece reflejar la narrativa personal de Shakira post-relación, describiendo a quien, presumiblemente, tomó el lugar de su ex pareja. La colaboración con Bizarrap en “La Fuerte” representa uno de los acercamientos más enigmáticos del álbum, dada la popularidad del productor. Aunque la canción intenta transmitir un mensaje de empoderamiento femenino, termina sintiéndose más como un hit pasajero que como un tema perdurable.

“Tiempo sin verte” es un tema pop rock de fórmula genérica que no está mal, sinceramente, al final tiene ahí un solo de guitarra. “Cohete” con Rauw Alejandro es otro tema de electropop muy básico para ser single. ¿Lo mejor de la canción? Se pasa en un suspiro. Shakira, teniendo tanto tiempo en este medio ya sabe todo lo que va a hacer a una canción pegajosa, los uhh uhh uhh, los coritos cortos, el beat simplón. En este punto, Shakira demuestra su vasta experiencia en la industria, sabiendo exactamente qué elementos incorporar para crear un hit.

La historia musical nos ha regalado canciones icónicas sobre rupturas y divorcios, y “Entre Paréntesis”, con la colaboración de Grupo Frontera, intenta sumarse a esta tradición. Aunque no alcanza la resonancia de un clásico, presenta un enfoque curioso al elegir el regional mexicano para narrar el punto álgido de una separación sentimental. Sin embargo, la contribución rítmica de Grupo Frontera resulta algo monótona.

“Cómo, dónde y cuándo” nos remonta a los inicios noventeros de Shakira con un sonido de rock alternativo. Aunque es una pieza decente y concisa, sus letras buscan profundidad sin realmente conseguirlo. Por otro lado, “Nassau” destaca con su pop tropical que sinceramente aborda el temor a reenamorarse, pese a una instrumentación que no logra impresionar pero tampoco pretende más de lo que es.

“Última”, principalmente acompañada de piano, se presenta como el supuesto adiós musical de Shakira a Piqué, lo cual es falso porque enseguida empezamos con lo de la venganza y el linchamiento público. Es intrigante cómo, a pesar de contar con todos los elementos para crear una balada emotiva, el resultado es una canción poco memorable, lejos de la belleza melancólica de temas pasados como “Tú”.

El descenso continúa con el ya sobreexpuesto “Te felicito”, donde Shakira dirige sus palabras hacia su exmarido, señalándolo indirectamente de despreciable. A pesar de la participación de Rauw Alejandro, la canción no logra transmitir el impacto deseado, quedándose corta en su intento de denuncia.

La bachata “Monotonía”, con Ozuna, se desvía de la esencia tradicional del género al omitir la guitarra característica, ofreciendo en su lugar una base rítmica que parece más un esqueleto de lo que podría haber sido una bachata completa.

El anticipado desquite llega con “BZR Music Sesiones, Vol. 53”, otra colaboración con Bizarrap, el autoproclamado visionario. Esta pista prometía ser el golpe más duro hacia el infame exmarido, involucrando incluso a la amante en sus letras. A pesar de comenzar con aullidos que podrían parecer excesivos, se intenta justificar con la autodefinición de Shakira como “una loba para los inexpertos”. Entre expectativas de chismes jugosos, encontramos intentos de insultos como “Yo solo hago música, perdón si te sal-piqué”, y “Cambiaste un Rolex por un Casio”, buscando denigrar al destinatario de la canción sin lograr un impacto devastador. Esto último diría si Shakira tuviera más barrio. No hay ningún knockout aquí.

La colaboración “TQG” con Karol G se sumerge en el reguetón más genérico y plano, lo que lleva rápidamente a pasar al siguiente tema. “Acrostico-Milan y Sasha” presenta una balada pop donde participan los hijos de Shakira. Aunque el gesto de cantar a sus hijos es conmovedor, el exceso de autotune y la ejecución hacen que el tema resulte incómodo en lugar de tierno.

No puedo con ello. La verdad es hasta risible en algún momento. Lo siento, no puedo, lo siento.

“Copa Vacía”, en colaboración con Manuel Turizo, es otro ejemplo de reguetón formulaico que contribuye a la sensación de prolongación innecesaria del disco. Luego, “El Jefe”, con Fuerza Regida, introduce inesperadamente el regional mexicano con un tema sobre la explotación laboral. A mí me da mucha risa, ¿qué hace este tema en este álbum?, ¿no era un disco sobre la venganza matrimonial?, de repente y completamente fuera de lugar estamos escuchando un corrido. Y me da la risa, la risa nerviosa, porque…¿Saben qué? Es el el mejor tema de todo el album.

Esta sección de la crítica refleja un álbum con altibajos significativos, donde los intentos de abordar el despecho a través de la sátira y la colaboración musical varían en efectividad: “Se acumulan las facturas, ser pobre es una basura, mamá siempre decía que estudiar todo asegura, estudié y nada pasó, maldita vida tan dura”, no solo me encanta la letra, también el ritmo y la instrumentalización, es lo mejor de un disco que se había tornado tan reiterativo. Es un aplauso de pie.

Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan. Conclusiones

La frase del encabezado de estas conclusiones se volvió bastante célebre, y vaya que con este disco Shakira va a facturar, a facturar mucho. Es un álbum donde la creadora con su troupe de expertos en hacer éxitos express se saben de la A a la Z todas las reglas del más simplón pop latinoamericano. No proponen nada, ni tampoco lo quieren hacer, no van a regresar al pasado, entiendan que eso ya no existe, solo quieren hacer dinero explotando el chisme que nos encanta.

Mis expectativas para este álbum eran mínimas, anticipaba una monotonía de reguetón genérico; sin embargo, “Las Mujeres Ya No Lloran” se reveló como un proyecto más diverso de lo esperado. Aunque dista de ser un trabajo sobresaliente, su variedad me sorprendió gratamente, aunque por razones no del todo correctas. Me encontré riendo con sus letras en momentos inapropiados, contemplando perplejo el uso excesivo de autotune en voces infantiles, y aún así, hallando una extraña belleza en su humor involuntario que roza el desastre sin llegar a consumarse.

Curiosamente, no fueron las canciones que evocaban a la Shakira de los noventa las que capturaron mi atención, sino aquellas que, pese a carecer de profundidad, lograron entretenerme. Es el máximo cumplido que le puedo hacer a un album carente de muchas cosas y lleno de momentos graciosos sin quererlo.

calif

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Quédate, cambia tu Rolex por un Casio, aquí nos leemos.