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Reseña: Orville Peck – Bronco

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“Esto no es verdadero Country”, “Si quisiera escuchar algo alternativo buscaría a los originales”, “Es Pop disfrazado”… Estoy leyendo un foro de expertos, todos hablan de Orville Peck, el cantante sudafricano cuyo debut hizo estallar a los puristas en 2019. Tanto odio me interesó y aprovechando el lanzamiento de Bronco, su LP de 2022, decidí escucharlo y escribir esta reseña.

Orville Peck, un vaquero queer

En pleno 2022 ver a un músico abiertamente gay no debería alarmar a nadie y sin embargo Orville Peck sigue causando entre los más conservadores. Nacido en Sudáfrica y radicado en Canadá, este cantautor ha tomado a ese toro llamado Country por los cuernos y le ha dado la vuelta desde canciones poderosas y emocionantes.

Su primer disco, Pony, publicado por el sello Sub Pop en 2019, fue realizado enteramente por él mismo y cautivó al público gracias a su potente voz y la forma en la que adaptó la franqueza innata del Country para hablar sobre temáticas queer. Por si esto no fuera más alarmante para los “defensores” del género, musicalmente adoptó elementos del Shoegaze, el Post-Punk, el Indie Pop y el Surf.

El inesperado estrellato lo llevó de gira, lo hizo colaborar con artistas como Lady Gaga, e incluso colocó música suya en la popular serie Euphoria. Sin embargo, tanto ajetreo terminó por mellar su estado anímico haciendo que se replanteara la forma en la que haría música después.

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Orville Peck en acción

Luego de lanzar el EP Show Pony en 2020 (habiendo firmado ya con Columbia Records), Peck decidió llevar su música a un nuevo nivel, juntando a su banda para irse a Nashville, la meca del Country. Allí las sesiones se grabaron en vivo bajo la producción del experimentado Jay Joyce. En una conversación con Input Mag, el músico describe cuál fue su nueva actitud de cara a la grabación de su más reciente disco:

“Me importaba mucho más la música que quería hacer, y cómo quería mostrarme como alguien auténtico, cómo quería contar mis historias de manera aún más personal con menos preocupación de lo que la gente pensaría, y menos presión sobre lo que se suponía que debía lograr o hacer.”

Bronco de Orville Peck se estrenó el 8 de abril de 2022. En su portada aparece el cantante vestido de dorado frente a un magnánimo caballo color negro el cual se levanta en dos patas mientras eleva el polvo. Veamos qué tal está.

Un disco indomable. Crítica de Bronco

Con un duración que supera los 50 minutos, Bronco es un álbum extenso dentro del género Country. Lo integran 15 pistas que, si bien giran alrededor del Country, no tienen miedo de acercarse a un sonido alternativo y más popero. Su otra principal influencia es el Rock ‘n’ Roll, concentrándose en las figuras que lo hicieron brillar a final de los años 50 y las cuales iré detallando más adelante.

Estamos ante un disco en donde las emociones se transmiten con facilidad. La habilidad de Orville Peck para emocionar comienza desde la forma en la que articula cada verso y los sonidos a su alrededor fortalecen, en muchos casos, sus interpretaciones. Los temas, como sucedió en Pony, van desde las relaciones queer, el mostrarse como un hombre vulnerable y vulnerado, las imágenes western y la vida como músico.

Bronco arranca con una pieza poderosa. “Daytona Sand” nos dibuja un escenario Surf con playa y güeros en las olas, musicalmente es una balada cuyas guitarras tienen un poco de Country y algo de Rock ‘n’ Roll, pero el instrumento que dirige las emociones es la batería, primero marcando el paso desde el bombo y después aumentando la tensión con un ritmo marchante que se eleva junto a las partes más emotivas del cantante, quien termina con una verdad universal: “I’ve been around long enough to know you can’t trust a man” (“He estado por aquí lo suficiente como para saber que no se puede confiar en un hombre”)

Algo que se aprecia desde el primer momento de Bronco es cómo las inflexiones en la voz de Peck alcanzan tonos graves muy similares a los que se le escuchaban a Elvis Presley. Orville se siente cómodo en ello, sonando rico y emotivo; pero también alcanza agudos vulnerables como en “The Curse of the Blackened Eye”.

La segunda pista habla sobre una relación que ha tenido periodos de violencia física, mismos que son reflejados con una dinámica vocal que transmite su pena con facilidad. Junto a ella escuchamos por primera vez la steel guitar, cuyas notas largas son infaltables en un álbum Country y las cuales se acoplan muy bien en temas muy emocionales.

Más de una de las canciones en Bronco nos hacen sentir dinamismo, con esto quiero decir que narran historias en donde los escenarios cambian, como “Outta Time”, que nos lleva de Denver a California. Se trata de la primera pista Country Rock, con un solo en el cierre y más momentos de steel guitar. Aquí incluso hay una divertida referencia a Elvis, cuando la voz lírica le pide a una chica intentando hacerle plática: “I want a little less conversation, please”

Otra de las claras influencias vocales e instrumentales de Bronco es Roy Orbison. Su Rock ‘n’ Roll suave provisto de guitarras reverberantes y una voz de vibrato insuperable y proclive a la melancolía se hace presente en temas como “Lafayette” y “C’mon Baby, Cry”, las cuales parecen estar perfectamente armadas para sonar en una radio de principios de los años 60.

Así como el álbum está lleno de imágenes sobre puntos geográficos, también le da vida a un gran número de personajes, como en el caso de “Iris Rose”, que habla de una mujer en su pasado. Musicalmente tiene uno de mis momentos favoritos incorporando una trompeta que empuja el track hacia terrenos del Alt Country. Otra pieza rica en sus texturas es “Kalahari Down”, cuyas capas de sonidos generan un suntuosa atmósfera que tristemente adorna una letra que se siente floja en comparación con la anteriores y en donde frases como “Yippee ki yi yay” se sienten fuera de lugar.

Como ya mencionaba hace un momento, Bronco es un álbum extenso lo cual juega un poco en su contra; durante su segunda mitad hay varias pistas que no logran alcanzar la vara que los temas de la primera parte colocaron. El resultado es una experiencia que se siente tan irregular como ir sobre terracería. Por un lado tenemos al tema que da título al álbum, en donde todos los elementos de una animada pieza Country Rock se integran para hacernos bailar y por el otro piezas como “Trample Out The Days” o “Let Me Drown” que más allá de algunos versos poderosos y emotivos terminan por decolorarse.

Es en esta segunda mitad del disco en donde en donde nos encontramos con algunos de sus temas más naturales. Más Country, pues. En “Hexie Mountains”, de espíritu Folk, la lírica retrata un diálogo entre un hombre deprimido y las montañas, imposible no resaltar la participación de Noam Pikelny de los Punch Brothers al interpretar el banjo. Cerca del final escuchamos “City of Gold”, sin duda la canción con menos adornos del LP, y por ello una que nos permite apreciar los verdaderos alcances del cantante cuando se presenta a sí mismo junto a su guitarra.

Mención aparte merece “Any Turn” que le da a la parte final de Bronco la potencia necesaria para cerrar fuerte. Se trata de un tema Rockabilly con ritmo acelerado en donde Orville Peck se suelta describiendo escenas breves de la vida de un artista que está de gira. Maletas, cuartos de hoteles, malos pagos, noches de llanto, caballos, Cadillacs. Este tipo de canción enlista-cosas no es ajena al Country con grandes piezas como “I’ve Been Everywhere” de Johhny Cash – aunque mis referencias divertidas también me hicieron pensar en “Hardware Store” de Weird Al, ja.

Bronco cierra con una estrella que nos hace olvidar sus momentos flojos. “All I Can See” es una balada Country en dueto con Bria Salmena en donde las voces que cantan describen una situación desoladora afín, sin necesariamente estar dialogando. Por el contrario, lo interesante sucede cuando al sufrir lo mismo (el amor de alguien que ya no está) ambos escenarios van encontrándose hasta culminar con los dos cantantes hablando a la par rodeados de una emotiva instrumentación.

Últimos comentarios

En Bronco, Orville Peck sigue refinando su ya de por sí reluciente personalidad. Hay emoción en la interpretación, talento lírico, y el hecho de contar con el apoyo de un sello discográfico con mayor solvencia económica le ayudó a pulir los detalles más valiosos. De ahí que la producción se sienta rica y tan espectacular como su persona.

El mayor defecto que le veo al disco es la extensión. Hay canciones que no figuran en comparación de las mejor logradas y otras que incluso se sienten más extensas de lo que deberían. Hay ocasiones, y aquí entiendo a sus detractores, en donde no terminas de creerle que sea un vaquero real – sí, ya sé que es un personaje –, es decir, que hay cierto esfuerzo detrás por querer sonar cómo si fuera Country sin que suceda de manera exitosa durante todo el álbum. Incluso llega a caer, a nivel vocalista, en la artificialidad de los miles de imitadores de Elvis Presley.

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No dejará de gustarme lo que hace Peck y sería bueno verlo en vivo. Hablando de sus planes a futuro, el resto de 2022 seguirá con la gira de su actual proyecto la cual tendrá su highlight en el clásico City Folk Festival de Canadá el próximo mes de septiembre. ¡No olvides seguirlo en sus redes sociales, y si no conocías su música, date una vuelta por Pony!

Si ya leíste hasta acá, entonces bien podrías seguir descubriendo más del contenido de Columna Musical. Nuestra primera recomendación es la reseña de la cantante irlandesa CMAT cuyo álbum If My Wife New I’d Be Dead es otro de los grandes discos de Country de 2022. No te pierdas tampoco la historia detrás de la formación de Eagles, y por qué no, entérate de cómo se gestó uno de los mejores discos de Willie Nelson: Red Headed Stranger.