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Reseña: The War on Drugs – Lost in the Dream

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By Alejandro Ávila

La tristeza ha sido el combustible de muchos músicos para esculpir grandes obras que han marcado un hito en la industria musical. Beck, por ejemplo, canalizó su dolor tras una ruptura amorosa en el desgarrador Sea Change; de manera similar, Sufjan Stevens compartió su tristeza por la pérdida de su pareja en el álbum Javelin. Este sentimiento ha sido explorado desde diversas ópticas y contextos sociales a lo largo de los años.

Hace una década, Adam Granduciel, líder de The War on Drugs, había perdido la esperanza en el mundo. Residiendo en Filadelfia, se sentía desorientado y sin rumbo. A pesar del éxito promocional de su álbum Slave Ambient, que había sido muy bien recibido, Adam se sentía abrumado por la recepción y el impacto comercial de su trabajo.

Era 2013 y The War on Drugs estaba en ascenso, siendo aclamados como uno de los actos más innovadores del rock estadounidense, con influencias de Dylan, Springsteen y Neil Young. La banda estaba en boca de todos; la gente asistía a sus conciertos y disfrutaba de su música, y el nombre de The War on Drugs se hacía cada vez más conocido.

The War on Drugs - Lost in the Dream

A veces, las personas consiguen lo que desean, pero eso no siempre es lo que necesitan. Tal vez eso era lo que estaba ocurriendo en la vida de Adam Granduciel. El éxito llenaba su vida, pero al regresar a Filadelfia después de la gira, sentía que no era el mismo hombre que había partido. A los 35 años, se sentía como un extraño en su propia ciudad. Con el tiempo, tras una ruptura amorosa y enfrentándose a la depresión y momentos difíciles, Adam comenzó a componer música para un nuevo álbum.

De estas composiciones surgió Lost in the Dream, una obra que, al cumplir diez años el pasado 18 de marzo, se consolida como la cumbre creativa de la banda.

Lost in the Dream relata la pérdida de los sueños en la vida. La juventud sueña, tiene esperanzas y persigue metas que parecen alcanzables, pero a medida que crece, a menudo esos sueños se desvanecen. Ya sea el trabajo ideal, una relación amorosa, o formar una familia, muchos sueños se pierden en algún momento de nuestra existencia. Y aunque a veces se alcanzan, no siempre cumplen con la idealización que teníamos de ellos, y entonces la desesperanza, la frustración y el miedo se instalan en nuestra conciencia.

A través de sonidos característicos de la Americana, The War on Drugs construyó diez canciones llenas de melancolía y cargadas de desesperanza desde la perspectiva de un hombre que había perdido la fe en su vida. Un hombre que buscó esperanza en el rock americano, el dream pop y la música épica, y que tejió una obra que expone el dolor. Lost in the Dream te adentra en un sueño y te sumerge en el dolor con la esperanza de que, a través de la sonoridad de guitarras, saxofones, armónicas, sintetizadores y una voz dulce, puedas vislumbrar una pequeña chispa de luz en un mundo imperfecto.

Lost in the Dream es un relato de desesperanza envuelto en capas atmosféricas, riffs de guitarra, cajas de ritmos, instrumentos de viento y sintetizadores que juntos crean paisajes sonoros eclesiásticos, como solo The War on Drugs sabe hacer. Cada composición es un hermoso panorama sónico que vale la pena explorar; sonidos melancólicos, cargados de un cálido brillo y ritmos hipnóticos que, influenciados por la Americana de los 80, resultan en tracks épicos y memorables.

Lost in the Dream te sumerge en la sensación de estar desconectado de la realidad; te pierde en un sueño, te sumerge en una desesperanza onírica que quebranta el corazón.

Adam Granduciel, un hombre lleno de desesperanza, nos ubica en una realidad que solo él conoce; nos comparte su sueño y su desesperanza; un sueño que, a veces, es tangible, proveniente de una vida casi irreal. Un hombre solitario, con el corazón roto, con el deber de entregar más canciones, sigue el camino de lo que alguna vez fue su sueño; un sueño que no lo hacía feliz, un sueño que provocó que Granduciel, a través de una voz solitaria y llena de furia, dejara salir todo su sentir en cada composición de esta producción.

El álbum es denso de principio a fin, con 10 canciones que suman poco más de una hora. Seré sincero al decir que es un álbum que, si no estás acostumbrado a producciones complejas y cargadas de muchas capas sonoras, donde la mayoría de las canciones no tienen un estribillo fácil, puede resultarte difícil. Pero, créeme, si le das la atención y el tiempo necesario, estarás adentrándote en una producción irrepetible.

La mayoría de los temas de este álbum están entre los 5 minutos, algunos logran alcanzar los minutos, como por ejemplo la abridora “Under the Pressure”. Cada tema se toma su tiempo; el álbum tardó 1 año en ser producido; Granduciel mostró su lado perfeccionista y elaboró canciones que se entretejen en capas sonoras deliciosas, cada canción corre de manera correcta haciendo que, el desvanecimiento musical sea algo épico.

Lost in The Dream realmente se siente como si nos adentráramos en otro plano dimensional, gracias a cada efecto y capa sonora del álbum. Los riffs de guitarra deambulan a la perfección, creando momentos de épica y contemplación inigualables. El hecho de tener un discurso desesperanzador y adornarlo con música Americana de los 80 resultó en un álbum que, al final, suena esperanzador; como si Granduciel confesara todos sus males y tristezas y quisiera que cada sonido creado lo salvara de su sueño. Granduciel desea ser salvado, encontrar el camino, salir del sueño y, al mismo tiempo, permanecer en él.

La presión agobia, incrementa la dificultad para seguir con nuestras actividades; nos hacen dudar y nos hace actuar de formas equivocadas; es así que, en un track de 9 minutos como “Under the Pressure” es que, nos encontramos con un inicio denso, lleno de capas, de guitarras distorsionadas y de un saxofón tan robusto que, por momentos logra ser asfixiante e incrementa la presión que el tema ofrece.

Reseña. Lost In the Dream. A 10 AÑOS de haberse perdido en el sueño.

“Under the Pressure” se ejecuta de manera impecable, el track fluye como un torrente tan natural que, es irreal como cada elemento va apareciendo poco a poco y se acomoda muy bien. El sonido es sincrónico, la letra es angustia y “Under the Pressure” nos adentra en un ambiente onírico, nos lleva por una realidad miserable, llena de duda, cargada de lamentos y que con puentes de guitarras logran darnos bellos momentos ( incluso llega a estar dentro del estilo rock arena) para que poco a poco, el sonido se extinga en una especie de ambiente sonoro que poco a poco se desvanece en la nada.

La belleza de crear tracks a través de la desesperanza es un acierto que este álbum ha logrado mantener a lo largo de una década. El dulce y enérgico riff de “Red Eyes” sigue siendo tan memorable como siempre. Compuesta con cuerdas acústicas que dan una cálida bienvenida, la canción permite un juego perfecto entre estas y un vibrante riff de guitarra eléctrica, elevado por los sintetizadores durante el estribillo. “Red Eyes” expone la pérdida de fe y el dolor, pero también la desesperación por calmar ese sufrimiento y encontrar esperanza. La belleza sonora de la canción transmite un paisaje eclesiástico, una celebración desgarradora del espíritu humano.

El dolor en una relación, la ruptura, y el saber que las cosas no están bien se abordan desde una perspectiva madura en “Suffering”. Granduciel, a través de un riff de guitarra discreto y punteos inquietantes adornados con un sintetizador melancólico, presenta una relación llena de dolor. Un hermoso solo de guitarra pinta la melancolía y nos ofrece un paisaje introspectivo e íntimo, ofreciendo paz en un momento de sufrimiento y dejando ir a este último, aunque eso signifique perder algo que realmente amamos.

La influencia de Springsteen, la actitud guitarrera de Mark Knopfler, y la interpretación lírica al estilo de Dylan se hacen evidentes en cada sonido del álbum, especialmente en la deslumbrante “An Ocean In Between The Waves”. Este track es una pieza única y inquietante, tan natural como un río que fluye perfectamente hasta llegar a un gran océano. La batería galopante abre el track que gradualmente aumenta en intensidad, mientras el bajo llena los silencios, aumentando la tensión.

Adam Granduciel sabe que, los errores y las desilusiones son programadas por aquellos que nos llenan la mente de ellas; en “An Ocean In Between The Waves” lo deja ver, sabe que una relación con dolor no es la mejor relación a pesar de que el amor nos diga otra cosa; Granduciel sabe que, a pesar de tener nuestro mejor momento también somos capaces de estar tristes, de no estar conformes con lo que queremos, y eso es quizás, a la inestabilidad emocional con la que hemos crecido en nuestras vidas.

El sonido progresivo de este track ataca poco a poco; el uso del sintetizador de manera eclesiástica hace que el riff de guitarra acelere la canción para crear un caos sónico; para dejar salir la irá, para reclamar al mundo la idealización que se nos ha dado de una vida feliz. Adam Granduciel expone tal cual que, en un inmenso océano en calma, pueden existir agresivas olas que nos derrumbarán tarde o temprano.

“Disappearing” es una composición rítmica construida con juegos de sintetizadores delicados y bellamente melancólicos, realzados por la frágil voz de Adam Granduciel. Esta voz contrasta con la guitarra eléctrica que teje todo el track, ofreciendo un flujo lento pero armonioso que integra armónica, saxofón y un cálido riff de guitarra. Todos estos elementos transitan al unísono, cristalizando el sonido perfectamente en nuestros sentidos, con ecos lejanos de la voz de Adam añadiendo una dimensión etérea.

“Eyes To The Wind” se mueve a través de cuerdas acústicas finas y cálidas que ofrecen un paisaje embellecedor. Vientos corren en todas direcciones, proporcionando matices armónicos que acompañan una letra cargada de fatiga y dolor personal. La pieza, dulce y campestre, nos transporta a un atardecer evocador donde el sol está a punto de ocultarse y la oscuridad reina, optando por un enfoque acústico que marca una transición suave hacia el lado B del álbum.

El lado B continúa la propuesta del lado A, pero explorando direcciones ligeramente distintas y mostrando arreglos experimentales como en “The Haunting Idle”. Esta pieza atmosférica, construida a base de sintetizadores y una guitarra eléctrica operada con diversos pedales, es una acertada experimentación sonora. El track crea un pasaje de angustia que es reflexivo y esperanzador a la vez, ofreciendo un contraste cinematográfico con el resto del álbum; es el sueño hecho sonido.

Siguiendo a “The Haunting Idle”, nos encontramos con la triunfal “Burning“. Adam Granduciel canta sobre ser un hombre en llamas que intenta mantener el barco a flote, ofreciendo un track catártico que es el corazón del álbum. “Burning” triunfa no solo por su letra o estribillo, sino por su sonoridad celebratoria y liberadora. Con un sintetizador bailable y líneas de guitarra fluidas, el track se presenta como un despertar del sueño o pesadilla; es enfrentarse al fuego que nos consume y soltar lo que nos lastima.

Burning” establece que la respuesta a nuestros dilemas se encuentra en nuestro corazón, y es desde ahí donde finalmente veremos la luz. Este track no solo encapsula la esencia del álbum, sino que también se perfila como un momento de victoria dentro de la narrativa musical de The War on Drugs.

La pista homónima “Lost in the Dream” es pausada y reflexiva, ofreciendo un corte acústico cálido y fraterno. Si “Burning” utilizaba el corazón como metáfora para encontrar respuestas, “Lost in the Dream” es donde Adam Granduciel confiesa que el amor es la clave para comprender todo lo que nos rodea. En esta canción, y en la anterior, Granduciel teje el concepto de su ruptura amorosa y su resolución de superar el dolor, a pesar del amor profundo que sintió. Esta perspectiva sobre soltar y avanzar se complementa exquisitamente con las guitarras acústicas y la armónica evocativa, que juntas enmarcan un recuerdo nostálgico.

“In Reverse” representa el tramo final de este viaje sonoro. Es un track que encapsula la esencia del álbum; se construye gradualmente, tomándose su tiempo y decrescendo hacia una reflexión profunda. Más que cualquier otra pista, “In Reverse” se esfuerza por crear un eco sónico de los paisajes que Granduciel canta, presentando un cierre monumental que es a la vez frágil y feroz. Aquí, Granduciel confronta su mortalidad y se compromete a vivir sin reservas.

El cierre de la canción, y del álbum, es perfecto para una obra que ha permitido sanar las heridas de un hombre que se perdió en sus sueños hace una década y que, hoy en día, sigue encontrando en esos sueños la luz que guía su camino.

Post Crítica.

Han pasado 10 años, y Lost In the Dream se ha colocado como uno de los referentes de la música rock estadounidense de los últimos años. El álbum es denso, no es fácil de digerir pero, es un álbum catártico; es una obra que fue construida por un hombre que ardía en llamas y que entrego canciones para que demás gente pudiera depositar sus sentimientos en este álbum tan catártico.

The War on Drugs, en los últimos años, ha lanzado sucesores que si bien, podrían colocarse junto a esta producción o bien, catalogarse mejores que éste; la verdad es que Lost In the Dream es y será el momento en el que Granduciel tuvo que lidiar con ese sueño que lo agobiaba; tuvo que enfrentar sus demonios, para que de esta forma pudiera entregar uno de los mejores álbumes de la década pasada y que ,a 10 años sigue sonando impresionante por la descomunal fuerza sónica que depositó en cada canción.

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