Muchos tenían altas expectativas de The Tortured Poets Department de Taylor Swift. ¿Lo vale? Checa la reseña.
Taylor Swift debería considerar hacer una pausa en la producción de discos, y lo digo como un admirador de su trabajo. Desde 2019, ha lanzado cuatro álbumes canónicos, culminando con la aclamada obra maestra Folklore en 2020. Recientemente, tras el lanzamiento de Midnights, nos presenta ahora un nuevo álbum, sumando cinco discos en cinco años, sin contar las reediciones de las “Taylor’s Versions”.
Existe una saturación notable de Taylor Swift, y aunque el 2023 fue un año destacado con su espectacular “The Eras Tour” que visitó varios países latinoamericanos, comienza a percibirse un cierto cansancio entre el público general y un aumento del escepticismo hacia su música. Este nuevo álbum, The Tortured Poets Department me parece un descenso significativo en la carrera de Swift. Vamos a explorar por qué.
Crítica: The Tortured Poets Department, agotando el discurso.
El LP vainilla, The Tortured Poets Department incluye 16 pistas y dura más de una hora, algo típico en los álbumes de Swift. La campaña promocional del disco, con su estética en blanco y negro e incluso gótica, sugirió un cambio en su discografía. Sin embargo, el álbum no cumple con las expectativas; una propuesta estética diferente no es suficiente cuando el resultado musical es mediocre, especialmente para alguien como Taylor Swift, que ha definido claramente sus distintas eras musicales.
Si somos exigentes con Swift y consideramos este álbum un bajón, es precisamente porque conocemos su capacidad artística. A otros artistas se les podría pedir menos, pero Swift ha demostrado que puede ofrecer mucho más, por lo que las expectativas son altas. Aunque intenta innovar, como en la canción “Fortnight” con Post Malone, que se mueve hacia un pop gótico con un buen sintetizador ochentero, y a pesar de lograr un éxito con Beyoncé en Cowboy Carter, hay momentos, como en “I Can Do It With A Broken Heart”, donde la música mayormente alegre contradice la supuesta tristeza de la letra, lo que resulta en una falta de coherencia emocional.
“The Tortured Poets Department” es una amalgama de los sonidos downtempo del formidable Midnights (un disco que yo mismo reseñé y que ahora valoro aún más), con ciertos vestigios de Folklore. Afortunadamente, el estilo de escritura que Swift desarrolló para Folklore sigue presente, aunque las canciones que recuerdan a este álbum no alcanzan ni siquiera la categoría de lados B; serían más bien lados Z, como la soporífera “I Can Fix It (No Really I Can’t)”.
Lo que realmente destaca en este álbum son algunas pistas que incorporan percusiones industriales y un ritmo más animado. ¿Qué te costaba, Jack Antonoff?, en un álbum que por lo demás se siente plano. Temas como el que da nombre al disco, o el muy noventero y enérgico swingbeat de “My Boy Only Breaks His Favorite Toys”, destacan como algunas de las mejores canciones del álbum.
Desafortunadamente, esta pista es seguida por el punto más bajo del álbum, “Down Bad”, donde el supuesto departamento de poetas torturados nos entrega versos lamentables que abusan del uso de la palabra “f*ck”, sin causar mayor impacto. Es una incoherencia hablar de poesía utilizando recursos tan básicos. En los años sesenta, performancers en las calles de Nueva York eran arrestados por usar “F*ck It” como un acto de contracultura. Hoy en día, usar esta palabra de manera tan trivial no es provocativo, es simplemente pueril.
“So Long London” tiene un decente downtempo, pero carece de la frescura de trabajos anteriores y no muestra intenciones claras de innovar. “Fresh Out The Slammer” inyecta algo de vitalidad al álbum, mientras que “Florida” con Florence Welch destaca como uno de los mejores tracks, si no el mejor del álbum, ofreciendo un rock-pop que realmente aprovecha el talento de su invitada.
“Guilty As Sin?” también cumple, aunque sin impresionar demasiado. Entramos luego en una fase cringe del álbum con “Who Is Afraid Of Little Old Me”, “The Smallest Man Who Ever Lived” y “The Alchemy”, que parece completamente fuera de lugar. De repente, los temas pasan de tratar sobre exnovios desalmados a comentar sobre el Super Bowl y cómo su actual novio decide alzar el trofeo Vince Lombardi. ¿Qué queda del espíritu del álbum cuando se supone que estábamos hablando de poetas torturados? El álbum cierra de manera más coherente con “Clara Bow”, un homenaje bien ejecutado a la actriz que lleva su nombre.
No incluimos reediciones ni ediciones deluxe en esta crítica, y nos centramos únicamente en el álbum original tal como fue publicado. Sin embargo, quiero destacar que en la versión “Collector’s Edition” hay temas que debieron haber estado en el álbum base, como la hermosa balada “Black Dog”, la desenfadada “So High School” que parece extraída directamente de Red, la perfecta fusión entre Folklore y Midnights en “I Hate Here”, o las intrigantes y con tintes de coral indie pastoral “The Prophecy” y “The Manuscript” con su piano de tonos oscuros y menores. Yo habría intercambiado algunos de estos temas por otros del disco base.
Tanto movimiento marea y desestabiliza. Post reseña
No tengo duda de que Taylor Swift pasará a la historia de la música como una de las grandes exponentes de la música americana. Ninguna. Sin embargo, a veces hay que saber cuando parar porque a pesar de que uno sienta que tiene mucho que aportar solo queda en diarrea verbal.
“Es que Taylor no solo es su música, es su letra” lo sé, por eso ha hecho grandes letras, por eso consiguió temas directos a la yugular o al corazón y la mente como en Red y Folklore y aquí tiene destellos de buenas letras pero sin dudas se trata junto con Reputation en su disco menos inspirado y con algunos momentos tremendamente cringe o lo menos mal, básicos.
Taylor Swift debe de tomarse un descanso buscando inspiración y dejar de ser esa workholic que cree que todo lo controla, ademas debería de ampliar sus horizontes porque Jack Antonoff se está quedando corto y predecible.
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Quédate, tráete mejor el Folklore de Taylor, aquí nos leemos.
