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Reseña: The Hives – The Death of Randy Fitzsimmons

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La década del 2000 tuvo un movimiento rockero muy divertido. El Garage Rock Revival buscaba retomar aquel sonido áspero y distorsionado que bandas como The Sonics, MC5 y ? & The Mysterians le dieron al mundo en los años 60. The Hives, un grupo sueco formado en 1993 forma parte de ese sonido que hizo vibrar a millenials y gen x’s por igual.

The Death of Randy Fitzsimmons es el sexto LP en la discografía de The Hives. Tuvimos que esperar 11 años para que el quinteto nos entregara nuevo material. En Columna Musical ya lo escuchamos y te mostramos nuestra reseña.

The Hives después del furor

Veni Vidi Vicious es uno de los discos más emblemáticos del año 2000 y, aunque no es el debut de The Hives, funcionó como el álbum que los catapultó hacia la fama. La historia ya la conocemos: Alan McGee, el hombre que descubrió a Oasis, los vio en un programa alemán y decidió llevar su música al Reino Unido. De ahí dieron el salto hacia Estados Unidos y el mundo comenzó a escuchar los ahora clásicos temas “Hate To Say I Told You So” y “Main Offender”.

La banda se mantuvo constante en un movimiento que incluye grupos como The Strokes en sus inicios, The White Stripes, The Vines y los Yeah Yeah Yeahs. Tyrannosaurus Hives (2004) y The Black and White Album (2007) fueron sus siguientes lanzamientos. Entre giras y reconocimientos, The Hives se distinguió por sus shows en vivo.

Llegada la década de 2010, la banda lanzó el que por mucho tiempo su fue su último disco: Lex Hives en 2012. Después se limitaron a tocar sus éxitos en distintos escenarios. La alineación cambió con la salida del bajista Dr. Matt Destruction (Mattias Bernvall) y la llegada de The Johan and Only (Johan Gustafsson).

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The Hives. Foto: Ebru Yildiz

¿Quién es Randy Fitzsimmons?

Desde el inicio de su carrera, The Hives hicieron referencia a un tal Randy Fitzsimmons como la verdadera figura creativa detrás de todas sus canciones. Fue éste quien los encaminó hacia el Garage Rock y los impulsó a tocar sus primeros demos. Tal como sucede con sus nombres artísticos, todo es una ficción.

Sin embargo, este personaje cobra relevancia porque la premisa de su nuevo disco es su fallecimiento. Así llegamos a la gestación de The Death of Randy Fitzsimmons, LP publicado el pasado 11 de agosto de 2023 bajo el sello del grupo: Disques Hives. En su portada vemos al quinteto desde el fondo de un ataúd, haciendo una clara referencia al deceso del mencionado sujeto.

El álbum se grabó en el estudio de Benny Anderson, integrante de ABBA, en Estocolmo, Suecia. Patrik Berger trabajó como su productor.

The Death of Randy Fitzsimmons, el disco, la reseña

Como buen disco de The Hives, su más reciente producción se caracteriza por su género Garage Rock. Sin embargo, no es el único estilo que les escucharemos a lo largo de los 12 tracks que integran el LP. El Surf Rock, con una clara influencia de The Cramps, el Punk Rock e incluso algo de Jazz con ciertos acompañamientos de metales también se hacen presentes.

The Death of Randy Fitzsimmons no se guarda nada. Su tema de apertura es también su mejor sencillo. “Bogus Operandi” sigue una fórmula que le ha funcionado al grupo desde sus inicios: un riff sencillo y enganchante, un formidable manejo melódico en la letra (que además tiene sus juegos humorísticos), y una explosión de actitud lista para encender un estadio. No me sorprende que sea el track de inicio. Es lo más cercano que los fans tendrán del sonido “clásico” de The Hives.

Algunas de las canciones más queridas de The Hives duran menos de un minuto (pienso en “Abra Cadaver” o “Come On”). “Trapdoor Solution” forma parte de esta tradición. Superando por poco la marca del minuto de duración, el track se acerca bastante al sonido clásico del grupo: un Garage Rock que es vicioso, repetitivo en el riff (y en los versos), pero enganchante al mismo tiempo.

El tercer track mantiene la consistencia de los anteriores. Hasta este momento, The Death of Randy Fitzsimmons, cumple como un disco que esperaríamos de la agrupación sueca. En cuanto a su actitud, “Countdown To Shutdown” se acerca a lo rasposas que eran las canciones de The Hives en su disco debut. El riff principal tiene una secuencia de notas que da la impresión de ir en picada, lo cual funciona a la perfección con el tema de la canción: una cuenta regresiva.

Líricamente la canción se centra en dos figuras. Abraham Maslow, famoso psicólogo creador de una pirámide de necesidades humanas que parte de lo más básico para sobrevivir hasta la búsqueda por ser mejores personas. Y Charles Ponzi, empresario que hizo famoso un esquema que consiste en pagar beneficios a inversores anteriores con fondos de inversores más recientes.

“Rigor Mortis Radio” tiene un ritmo medio Psychobilly. Conserva lo vicioso que le da vida al lado A del álbum. Está construida con un riff oscuro y consistente sobre el cual suena la melodía lírica. Y hablando de la letra, el hecho de que haya una rima cada dos versos, suma en lo repetitivo pero rockanrolero. Eso sí, frases como “you’re cold as ice” (“eres fría como el hielo”) dejan mucho que desear en lo creativo, aunque en una canción como ésta, las letras virtuosas no son prioridad.

Nocturna y desgarrante es “Stick Up”. La cuarta pista del disco hace eco a personajes como Cab Calloway y Screamin’ Jay Hawkins, cuyas potentes (y a veces espeluznantes) voces se rodeaban de instrumentación Jazz. Aquí ese sentimiento se hace presente desde los metales de viento en el fondo. El solo de guitarra, aunque simple, añade su dosis de intensidad.

La primera mitad del álbum cierra con “Smoke & Mirrors”. A mi gusto es la pista más débil del lado A. Aquí el sonido es menos Garage y más encaminado hacia un Punk Rock que tiene ganas de sonar como un himno. Los metales están de regreso, dando su empujoncito al ánimo de la pieza que, aunque siempre animada, no muestra lo mejor del grupo.

Si el track anterior se salía del camino, el inicio del lado B, recupera la intensidad. Con un fondo de aplausos y una melodía contagiosa en la letra, “Crash Into The Weekend” tiene todo para hacernos saltar. La canción se construye alrededor de la eterna búsqueda porque llegue el fin de semana. El giro está en las imágenes con la que esto se expresa:

“I’m gonna crash into the weekend to the sound of a gong / Hey, if days are short, the nights are long / I’m gonna smash all thoughts on how to have fun”

(“Voy a estrellarme en el fin de semana al son de un gong / Hey, si los días son cortos, las noches son largas / Voy a destrozar todos los pensamientos sobre cómo divertirse”)

Gracias a este juego de imágenes poéticas, la pista se mantiene entretenida y a la vez divertida. Cada estrofa nos trae una combinación que culmina con un gran manejo del ritmo anclado en el ingenio de la letra. De lo mejor de la segunda parte.

El sonido más clásico de The Hives regresa en “Two Kinds of Trouble”. La canción funciona en lo instrumental: tiene un riff de guitarra sencillo, pero enganchante, así como una batería potente. Líricamente se centra en distintas dualidades que van desde policías y ladrones, hasta noruegos y daneses. La melodía que resulta me agrada, pero, como sucede con otros temas, a veces dicha búsqueda lleva consigo un aire de que, en lo creativo, no se exploró lo suficiente.

“The Way The Story Goes” es otro de los momentos en donde el grupo se siente más arriesgado. Aquí exploran un sonido cercano a ese Surf Rock con actitud halloweenezca. A diferencia de cuando se acercan más al Punk, aquí las distorsiones en guitarra y voz le dan al clavo en cuanto a la personalidad de la banda.

Después, The Death of Randy Fitzsimmons tiene un último destello de talento con “The Bomb”. Es obvio que The Hives dejaron los tracks más débiles al final y canciones como “What Did I Ever Do To You” y sus exploraciones con sintetizadores se sienten fuera de lugar.

Hablando en concreto de “The Bomb”, su fuerte vive en la intensidad con la que cada instrumento se hace presente. Es volver a escucharlos llenos de energía y con toda la intensidad de sus primeros discos. Aquí la letra es intencionalmente simple, pero la cadencia frenética, en compañía de un gancho divertido, la hubieran hecho del cierre perfecto para el disco.

Después de la crítica

Llevo disfrutando de la música de The Hives por, al menos, un par de décadas. Su personalidad los hace imprescindibles dentro del movimiento Garage de la década del 2000, y, por suerte, el núcleo de todo eso sigue vivo. The Death of Randy Fitzsimmons tiene varios momentos de Rock genuino: directo, divertido, bailable. El lado A es mucho más consistente en este sentido.

El disco está lejos de ser perfecto. Tiene varias canciones medianas. Sin embargo, cuando el grupo sueco logra conectar con lo que mejor saben hacer, lo entregan de una manera potente. The Death of Randy Fitzsimmons nos confirma que The Hives siguen siendo igual de buenos aunque el personaje detrás de todos sus hits haya muerto. Y a ti, ¿qué te pareció?

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