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La historia de: Free Man in Paris

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Enero de 2024. Aún no me decido sobre qué escribir. Doy una revisada en el artículo de Wikipedia de “Música de 1974”, checo los sencillos que se estrenaron en la primera semana de año. Al final elijo algo clásico. Es de un álbum publicado hace casi 50 años y de una artista que ya ha sido mencionada en Columna Musical. Hablo de Joni Mitchell, de su disco Court and Spark del tema “Free Man In Paris”, para muchos, una de las mejores canciones del álbum.

Joni Mitchell después de Blue

Dentro de la discografía de la cantautora canadiese, sus dos LP más renombrados son Blue (1971) y Court and Spark (1974). Celebrados por críticos y público por igual, son también son producciones con mejores números en ventas. Más interesante todavía es el hecho de que el segundo buscara activamente alejarse del sonido que cultivó durante la década anterior y que en su cuarto álbum estalló tanto en lo creativo como en lo emocional.

Blue fue resultado de un periodo emocional bastante turbulento en la vida de Joni. En aquel periodo lo que ella buscaba era alejarse del ruido y la decadencia que la generación de Woodstock vivió a finales de los 90. Fue así que logró cristalizar muchas de las emociones derivadas de sus relaciones con personajes como Graham Nash y James Taylor.

La madurez lírica se pintó con su habilidad para puntear las cuerdas, para explorar con la afinación de su guitarra, y con la incorporación del vibrante sonido del salterio de los apalaches. En suma, un álbum de Folk que la colocó como la mejor cantautora del momento.

Un año después publicó For the Roses. Esta producción siguió siendo fundamentalmente Folk, pero ciertas canciones adelantaban un interés por salirse del molde. En “Cold Blue Steel and Sweet Fire” un solo de saxofón se lleva los reflectores conforme se acerca el final. “Let the Wind Carry Me” también aprovecha este instrumento. A lo que voy es que la incorporación de instrumentos de viento adelanta el interés de Mitchell por ciertos patrones de Jazz que afectarían futuros proyectos.

Aunque este disco suele verse opacado por los álbumes que lo rodean. Es un agasajo escuchar lo que Mitchell logra a nivel vocal. El manejo de las tonalidades y el ingenio para hilar los fraseos es de lo más disfrutable.

Joni y el Jazz de Court and Spark

Si de géneros se trata, el Folk suele ir de la mano de Mitchell. De ahí que Court and Spark sea tan singular. Sus 11 temas tienen una profunda influencia Jazz, y lo que en For the Roses coloreaba un par de canciones, aquí se extiende por casi todo el álbum.

“Tienes dos opciones. Puedes seguir con lo mismo y proteger la fórmula que te dio el éxito inicial. Te van a crucificar por seguir igual. Si cambias, te crucificarán por cambiar. Pero es aburrido seguir igual. Y cambiar es interesante. Así que de las dos opciones”, comentó en su momento Mitchell en una entrevista con Rolling Stone, “prefiero que me crucifiquen por cambiar”.

Durante 1973 Joni se interesó más y más por el Jazz, al grado de querer incluirlo dentro de su siguiente proyecto. Cuando comenzaron a materializarse sus primeras ideas, la cantautora se ruenió con algunos músicos de confianza, entre ellos, el baterista Russ Kunkel (colaborador de Blue). Luego de algunas sesiones, fue él quien le sugirió que lo mejor para el disco sería trabajar con alguien que dominara el género que tenía en mente.

Lejos de su terruño en Laurel Canyon, Joni decidió hacer lo que cualquiera habría hecho: ir de club en club buscando a alguien que capturara su atención. Fue en una de esas noches de música que se topó a LA Express, una agrupación de Jazz Fusión en donde tocaba Tom Scott. Así es, el mismo que se había encargado de los instrumentos de viento en For the Roses. El encuentro fue tan positivo, que Mitchell lo invitó con toda su banda a grabar con ella.

Este nuevo camino implicó algunos ajustes en su estilo de trabajo. Durante las grabaciones hubo momentos en donde la cantautora sentía que no estaba conectando con la banda. Llevaba años siendo su propia orquesta, por lo que tener que guiar y explicar algunas de las decisiones sonoras resultaba desgastante. El grupo, por su parte, tenía una visión sesgada de lo que buscaba Joni en su música; encontrarse con la complejidad estructural, melódica y tonal fue una sorpresa con la que tuvieron que lidiar.

El resto del disco se grabó con colaboraciones amistosas. Me refiero a personajes como Graham Nash, David Crosby, Robbie Robertson de The Band e incluso el dueto de comedia Cheech & Chong. El guitarrista José Feliciano también colaboró en algunas sesiones. De hecho, la guitarra eléctrica que suena en “Free Man in Paris” es de su autoría.

El trabajo en este álbum se llevó gran parte de 1973, pero para diciembre ya estaba listo. “Raised on Robbery” fue el track elegido para servir como primer sencillo. Court and Spark se estrenó el 17 de enero de 1974.

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Foto: Generada por AI

Una canción titulada “Free Man in Paris”

“Free Man in Paris” es la segunda canción del álbum. Se trata de un Folk Rock que combina los sonidos de dos guitarras, la acústica a cargo de Joni y la eléctrica, en las manos de Feliciano. Acompañan instrumentos de viento con un aire jovial. Al escucharlos, recordé mucho el colorido de ciertos temas de Cat Stevens. En lo particular disfruto el sonido slide en la guitarra eléctrica, que añade un sutil espíritu Country.

A principios de 1970 Joni y su promotor musical David Geffen hicieron un viaje a París junto con Robbie y Dominique Robertson. La anécdota es rescatada en la letra de la canción, que se narra con el estilo confesional de Mitchell solo que con David como protagonista. La relación de ambos era estrecha, éste solo le dio un espacio en su sello discográfico (Asylum), también compartieron su casa por una temporada.

Líricamente la canción avanza como lo haría un monólogo. Desde el comienzo, la letra refleja el pedregoso andar de la industria musical: “The way I see it, he said, you just can’t win it / Everybody’s in it for their own gain / You can’t please ’em all” (“Como yo lo veo, dijo, simplemente no se puede ganar / Todo el mundo está en esto para su propio beneficio / No se puede complacer a todos“).

La estancia en París resulta el escape perfecto del agobiante mundo en el que Geffen y Mitchell estaban inmersos. Conforme avanza la pieza, los versos retratan más personajes: como quien aparenta ser amigo para obtener algo a cambio o quienes, de plano, se acercan directo a pedir algo. Disfrutando de unas buenas vacaciones, la voz narrativa se alegra de no tener que lidiar con llamadas telefónicas o tener que decidir sobre la carrera de algún artista.

Y sin embargo, durante el coro, quien narra está conciente de que su libertad es pasajera y que pronto tendrá que volver a “avivar la maquinaria” de la industria de la música pop. Así suena:

Tiempo después, en una entrevista, la música confesó que su agente se opuso a su publicación. “Creo que se sentía incómodo al ser mostrado bajo esa luz”, comentó, refiriéndose a su amigo. Por suerte Joni no era fácil de convencer y hoy podemos disfrutar de este jovial tema con el que muchos escuchas podrán relacionarse: ¿cuántas veces un descanso del trabajo no es más que una fugaz huída del drama laboral?

Pero “Free Man in Paris” no es dramática. Ni tampoco victimiza a quien narra. La combinación entre instrumentación y letra resultan bastante soleadas. Nos sentimos tan libres como seguro Joni y David lo hicieron cuando dejaron California para perderse en los Campos Eliseos. ¿No es eso disfrutable?

Por supuesto que la recomendación de cierre es… sí. Escuchar el disco completo. “Raised on Robbery” y “Twisted” son otras de mis canciones favoritas en Court and Spark. Es su álbum más vendido, algo de magia debe tener. Y la tiene.

En Columna Musical hay mucho más contenido. Si te gusta el Folk Rock y la música de Joni Mitchell, nuestros artículos sobre bandas como Eagles, Neil Young y Carole King seguro tendrán una buena historia y mejor música que disfrutar. Así que dale un bocadillo a tu curiosidad y sigue disfrutando de lo que tenemos preparado para ti.