Conocí la música de Rosalie Cunningham en enero de 2020 – lo tengo muy presente porque tan pronto la escuché se fue directo a mi selección de canciones favoritas de toda la vida. El sonido que me atrapó era una combinación de agresividad y melodrama cobijada por el manto de un estilo que se comunica el Rock / Pop sesentero, el Freak Folk, el Glam e incluso el Metal y el Rock Progresivo. Ya sé que suena a un revoltijo, pero esta cantautora hace que todo se presente de una manera tan orgánica qué es difícil no interesarse en lo que propone.
¿Quién es Rosalie Cunningham?
Rosalie Cunningham nació el 25 de abril de 1990 en Sothend-on-Sea, una ciudad costera al sureste de Essex, Inglaterra. Hija de una maestra de yoga y un músico periodista, la educación sonora no faltó en casa. Creció escuchando a The Beatles y otros británicos psicodélicos como Small Faces, a Black Sabbath, a Genesis y los progresivos.
Y llegó la pubertad. Para Rosalie la aventura hacia el estrellato musical inició como a los 13 años, cuando luego de probar otros instrumentos, se alojó en la guitarra (por esta época tuvo su primera banda escolar). La profesionalización vino poco tiempo después, con la creación de su primer banda profesional, Ipso Facto.
Así como los poetas que se avergüenzan de sus obras incendiarias de secundaria, Rosalie ve con desdén el trabajo de su primera agrupación. El conjunto, que combinaba psicodelia y Rock Gótico, duró poco tiempo activo y se deshizo en medio de una gira, justo cuando estaban por grabar su álbum debut. “Solo hicimos un montón de sencillos, y ninguno de ellos fue tan bueno”, recuerda la cantautora charlando con Louder Sound.
Purson. La banda, no el rey infernal
Con la nueva década llegó una banda. Purson colocó a Rosalie Cunningham frente a múltiples audiencias y colaborando con actos tan interesantes como Ghost (de cuyo disco Impera te contamos aquí), KISS, Pentagram y Electric Wizard. Al leer estos nombres seguro podrás imaginar el tono de aquella agrupación: psicodélico, oscuro, progresivo y relampagueante.
Purson se rodeó de grupos de Occult Rock, Death Metal y Stoner Rock sin perder algo que ya se percibía desde el primer grupo de Cunningham: su teatralidad. Así, la banda formada por la guitarrista inglesa, no solo sonaba muy pesada, también se distinguía por sus texturas enramadas y los tránsitos narrativos llenos de altibajos en su intensidad.
Su primer disco, The Circle and the Blue Door (2013), fue publicado por Rise Above Records y en su momento fue catalogado como una versión denegrida de Magical Mistery Tour de The Beatles con cierto toque de Jehtro Tull. Uno de sus hilos conceptuales fue la esquizofrenia (tardíamente diagnosticada) de un exnovio y, de hecho, la “puerta azul” en el título alude a un sanatorio real llamado Sapphire Ward.
Las sesiones de aquel LP fueron un martirio; la multiinstrumentista se estaba encargando de su pareja al mismo tiempo. Esta inesperada dinámica afectó la relación con el resto de la banda, por lo que Rosalie tuvo que terminarlo en su casa cuando solo les quedaban cuatro días para entregar la versión final. El álbum fue celebrado y ésta es una de mis canciones favoritas, se llama “Mavericks and Mystics”:
Con un EP en medio, la segunda y última producción de Purson volvió a llevarse las palmas de los críticos especializados en Heavy Metal y Rock Progresivo. Desire’s Magic Theatre (2016) logró darle vida Pop a géneros que comúnmente suelen estar “peleados” con él. Sus 10 pistas recurren a los turbios riffs del Stoner Rock o bien a los acordes más rocosos del Heavy Metal. Pero como podrás imaginar, sus raíces vodevil son las que relucen al final.
Parecía que nada detendría la carrera en ascenso de Purson, pero como sucede en tantas oraciones con verbos conjugados en condicional simple esto… no sucedió.
Su carrera como solista
La última vez que el público vio a Rosalie Cunningham haciendo música tras la separación de Purson fue con un video de Youtube publicado en 2017, en donde hace un cover de “Strawberry Fields Forever”. Después vino lo que ella misma llamó “la hibernación musical”, que no fue sino un periodo muy creativo pero cero público. Así lo describe la cantante:
“El haberme liberado inconscientemente de los grilletes de escribir música para una banda para interpretarla en vivo me permitió expresarme con más honestidad. No había límites. La presión había desaparecido. Pude dedicar mucho tiempo a los arreglos y eso benefició al paisaje sonoro en comparación con los trabajos anteriores. Todo estaba en su sitio sin que se sintiera artificial”.
Rosalie Cunningham, el homónimo debut como solista de la cantautora inglesa, se estrenó el 26 de julio de 2019 bajo el sello Esoteric Antenna, una disquera enfocada en Rock Progresivo. Su grabación tomó tiempo, y tomó tiempo porque se realizó en tres estudios diferentes. Empezó en un espacio completamente digital y con sonido prístino, pero el resultó desencantó a la autora quien eligió tomar lo grabado, deshacerlo, llevarlo a su estudio casero y retrabajarlo usando solo equipo analógico.
La casa se convirtió en un centro de experimentación con micrófonos entre los pasillos, máquinas de cinta, y cables por doquier. El resultado se llevó a otro espacio de grabación, los estudios Gizzard el este de Londres. Allí contó con varios músicos de apoyo: Ross Wilson (guitarra, bajo, batería), Teddy Trower y Samuel Thompson (batería), Mark Stonell (teclados), Catherine Rine y Geraldine McEwan (violines).
La versión del disco que conocemos se grabó en vivo y con equipo analógico, lo cual le da ese toque áspero que distinguió a muchas de las bandas que han inspirado a Cunningham en su carrera. El álbum cuenta solo con ocho temas, de los cuales pienso que no deberías perderte dos.
“Ride On My Bike” fue la primera canción que escuché de Rosalie y en apenas 10 segundos ya me había enganchado con su riff. Ignorante entonces de sus trabajos anteriores me sorprendieron varias cosas: su gruesa pero dinámica voz entre un fraseo y otro, sus armonías operísticas y sus diálogos; la abrupta manera en la pieza se transforma después del puente en un espectáculo teatral con una guitarra que hasta la fecha me sigue recordando a Brian May acompañada de un piano de cabaret y unos violines descarriados… como la bicicleta psicodélica de la que habla la letra:
Con una simpática duración de 4:20 minutos, “Dethroning of the Party Queen” es la otra joya del álbum. Liderada musicalmente por una danza entre la guitarra eléctrica y el piano, la voz de Cunningham se reviste con ligeras distorsiones que la hacen sonar sobrenatural al tiempo que habla sobre el destronamiento de una figura imperial. El solo de guitarra es puntiagudo y da pie a mi sección favorita, cuando las notas en el teclado llegan a un estado de nerviosismo y la voz lírica se torna a sí misma sabiendo que se acerca su final. Una locura. Así suena:
Two Piece Puzzle, publicado en 2022
Rosalie Cunningham pudo haber vivido la gloria de llevar a los estadios del mundo su nueva música, pero en 2020 llegó el COVID-19. La cantautora no solo tuvo que sufrir el encierro sino que se contagió con el virus lo cual atrasó aún más su regreso a la (nueva) normalidad. Creativamente no se detuvo. Tenía varias canciones escritas desde su debut como solista con las cuales comenzó a trabajar en el estudio casero.
El trabajo de Two Piece Puzzle, su más reciente publicación, lo realizó de manera muy cercana con su pareja, el guitarrista Rosco Levee. Fueron ellos los que se encargaron de toda la instrumentación (incluyendo mellotrón y órgano Hammond) salvo por la batería, que tuvo que esperar hasta que Soup Studios reabrió sus puertas. Una vez más se optó por equipo análogo y, de acuerdo con ella, lo que diferencía la versión en vinilo del resto es que ésta fue la única que no recibió post-producción.
Con 10 pistas (más dos bonus tracks) y más de 50 minutos de duración, Two Piece Puzzle, publicado el 25 de febrero de 2022, vuelve a manifestar su pasión por The Beatles, que siguen siendo su principal influencia a la hora de urdir las complejas texturas de sus canciones. Otros de los artistas cuya huella es evidente son David Bowie, The Byrds y el Pink Floyd de Syd Barret.
El álbum es un paso formidable con relación al anterior. Aunque desde el comienzo de su carrera siempre se movió fácilmente entre géneros, aquí cada uno de los elementos se aprecia maduro e interesante. “Tristitia Amnesia” comienza con el exotismo de Jefferson Airplane para expandirse a territorios de virtuosismo progresivo; “Donovan Ellington” y “Donny, Pt. Two” cuentan con la colaboración de Ric Sanders de Fairport Convention narrando una historia que hace eco a Acquiring The Taste de Gentle Giant.
“Duet”, el tema central del LP es también su mejor momento. Con una duración de 7:24 minutos, es uno de los pocos (en toda su discografía) en el que escuchamos otra voz además de la Rosalie, en este caso, la de Rosco Levee. Escucharlo me recordó bastante a “Monkberry Moon Delight” del disco Ram de McCartney, desde en el tono de voz de Levee hasta la forma en la que participa el piano y los instrumentos de cuerda. La canción evoluciona por diferentes secciones de tal manera que nunca sentimos que la pieza se estanque, por el contrario, nunca deja de sorprender. Cuenta además con emocionantes armonías vocales y un solo muy al estilo de David Gilmour:
Dentro de las mujeres más importantes del Rock actual
Con dos discos en Purson y un par más como solista, la discografía de Rosalie Cunningham es un hallazgo fantástico para quienes buscan escuchar Rock Psicodélico que se sale de la mera distorsión y los ritmos alucinantes. En su caso, tenemos exploraciones más profundas, que se alimentan de recursos estéticos de otros géneros logrando que incluso lo más pesado pueda sonar bien con fraseos melódicos sumamente Pop.
Su música podría gustarte aún más si, como yo, tienes predilección por las décadas de los 60 y 70. Pero no te preocupes, aunque sus canciones encuentren ecos en el pasado difícilmente se sienten anticuadas, lo cual es algo que muchas agrupaciones que intentan hacer lo mismo no consiguen del todo.
Como siempre, la principal invitación es escuchar sus discos completos. La puedes seguir también en su cuenta de Instagram para seguir sus giras y aventuras, otro sitio recomendado es su Bandcamp oficial. La buena noticia para Rosalie es que el resto de 2022 luce muy activo en cuanto a conciertos se refiere, la mala es que ninguno de ellos pinta en España o Latinoamérica, bu.
En Columna Musical nos gustan las bandas psicodélicas y también aquellas que suenan más pesado. Hace muy poco te recomendamos la música de Ghost Woman cuyo álbum debut se estrenó este año. Nova Twins, un fresco dueto británico, publicó en 2022 un disco que cautivó a tantos críticos de Metal y Hard Rock como lo hizo Rosalie en su momento, también lo reseñamos aquí.
¿Conoces alguna artista similar a Rosalie Cunningham? ¡Cuéntanos sobre ella!
