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Reseña: Kings of leon – Can We Please Have Fun

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By Alejandro Ávila

Can We Please Have Fun es el título de la novena producción discográfica de la banda de southern rock Kings of Leon, producida por el inglés Kit Harpoon (Harry Styles, Miley Cyrus). El título refleja la búsqueda del líder Caleb Followill por la felicidad, o al menos por algo de diversión; ese que luchó contra las adicciones en el álbum “Come Around Sundown”; aquel que deambuló por un desierto frío sin el amor de Jesucristo.

Un hombre que saltó a la fama junto con sus dos hermanos y su primo, y que a lo largo de su discografía ha buscado crear una obra que, más allá de complacer a las masas, sea de su propio agrado. Es por eso que, desde el título, se puede sentir ese anhelo de Kings of Leon, ese deseo por hacer un trabajo que los haga felices, un trabajo alejado de las exigencias masivas y de las demandas de la industria.

Los Followill han construido un álbum que regresa a sus raíces, a ese rock sucio del sur de Estados Unidos, dando lugar a una obra de 12 canciones que, después de más de una década, devuelve la diversión a la música de Kings of Leon. Sí, los reyes han regresado.

Caleb Followill ha comentado que un día recibió el álbum, lo puso en su reproductor, se colocó unos audífonos y, por primera vez, experimentó su nuevo trabajo completo. Al terminar de escucharlo, el vocalista se arrodilló y comenzó a llorar por la felicidad que le produjo su nuevo álbum.

El vocalista de Kings of Leon ha expresado varias veces su insatisfacción con cada uno de sus discos, a tal grado que, en ocasiones, solo los escucha unas pocas veces y luego los abandona.

Kings of leon

Kings of Leon. Foto: Matthew Followill

El último trabajo de la banda antes de Can We Please Have Fun fue el introspectivo When You See Yourself“, un álbum publicado en 2021 que exploraba un rock lleno de elementos sintetizados, como melotrones. Aunque fue un trabajo sólido, con algunas buenas canciones, en algunos momentos el álbum resultó plano y careció de la chispa salvaje que caracteriza al cuarteto de Nashville.

Este When You See Yourself fue producido por Markus Dravs (Arcade Fire, Coldplay), quien colaboró con la banda en la creación del azucarado “WALLS”, un álbum que ofreció un rock pop que captó la atención de algunos fans de la banda pero que, honestamente, no se sostiene más allá de tres canciones.

Dado el resultado con Markus Dravs, Kings of Leon decidió alejarse del productor y terminar también su relación con la disquera RCA, uniéndose a Capitol Records. En palabras de Caleb Followill, al localizar a Kit Harpoon estaba convencido de que el nuevo productor no arruinaría su trabajo como, según él, lo hizo el anterior.

Aunque los trabajos realizados con Dravs llevaron a la banda a explorar un espectro sonoro más amplio, aventurándose en géneros como el afropop, pop rock, folk y dream pop, y alejándose de sus raíces garage, estos no estuvieron a la altura de sus primeros álbumes. Sin embargo, permitieron que Kings of Leon expandiera su repertorio musical. Este aprendizaje es evidente en la nueva producción, que recupera el lado salvaje y divertido de sus primeras canciones.

RESEÑA. CAN WE PLEASE HAVE FUN

La pérdida de la madre de los hermanos Caleb, Nathan y Jared Followill podría haber supuesto un capitulo oscuro para la banda; los miembros de la agrupación compartían el mismo dolor, la madre falleció hace 2 años y quizás muchos podríamos haber afirmado que, este álbum sería introspectivo y oscuro como When You See Yourself pero, no fue así.

Lejos están letras oscuras relacionadas a la muerte o a temas que reflejen tristeza por alguna perdida; el álbum se desarrolla con base a letras que, exponen los demonios de la sociedad; guerra, enfermedades mentales, ansiedad y muchos otros temas se abordan superficialmente en esta larga producción. El álbum no pretende ser una obra revolucionara en lo lírico pero, utiliza ese lado protestante del rock de antaño para expresar descontento con las problemáticas que hay en la sociedad.

El sonido del álbum, que podría catalogarse como rock pop, es efectivo y no se limita a esta vertiente. Realiza un repaso por cada uno de los sonidos que la banda ha explorado a lo largo de 23 años, construyendo una obra que sintetiza la evolución del sonido de Kings of Leon.

Can We Please Have Fun es posiblemente el mejor trabajo de Kings of Leon desde el aclamado Come Around Sundown. Este álbum es rabioso, fresco y melancólico; un repertorio amplio de estilos donde la banda se lanza a proponer riffs, coros y estribillos adictivos. La paleta sonora es vibrante, brilla intensamente y nos remonta por momentos al sonido crudo y enérgico de Youth and Young Manhood.

A pesar de ser una banda consagrada, ironías de la fama, alcanzaron el estrellato masivo con lo que ellos consideran sus peores canciones: “Sex on Fire” y “Use Somebody”. Estos temas, simplificados y carentes de alma, han sido un tormento para la banda, a pesar de su popularidad. Afortunadamente, Kings of Leon ha logrado cultivar una base de fans con temas memorables como “Pyro”, “Knocked Up” y “Molly’s Chambers”, demostrando la agresividad, inventiva y carácter que definen su espíritu rockero.

El primer adelanto del álbum, “Mustang”, con su furia punk y letras cargadas de retórica atrevida, sugirió un regreso al garage rock puro. Sin embargo, la realidad del álbum es más matizada. Aunque algunos temas rescatan las raíces del southern y garage rock, otros continúan con la evolución sonora de la banda, pero canalizados de manera que resultan en canciones entretenidas y dignas de escucha.

La realidad es que, no fue así. De los 12 tracks que conforman este álbum si hay algunos que regresan a esa raíz de south  y garage rock pero, hay otras canciones que, trabajan a partir del sonido que Kings of Leon venía ofreciendo en los últimos años solo que, en esta ocasión ese sonido lo canalizan de muy buena forma y consiguen crear canciones divertidas y que valen la pena ser escuchadas

El álbum transita por diversas influencias, desde el pop sintetizado de “Split Screen” hasta el post-punk de “Mustang”, y el groove de “Rainbow Ball”. Can We Please Have Fun logra un equilibrio, presentando un trabajo cohesivo que fluye sin presión y se disfruta de principio a fin.

No obstante, no todo es perfecto; las letras son el talón de Aquiles de este álbum. Si bien algunas frases como “Mustang or Kitty” pueden percibirse como empoderadoras dentro del contexto de la canción, otras como “Radiator burns along your quilt” y “There’s a war outside, we should all get high” reflejan un retroceso respecto a la profundidad y reflexión de When You See Yourself. En un grupo con más de dos décadas de trayectoria, estas metáforas forzadas y a veces sin sentido se sienten desacertadas y poco apropiadas. En pocas palabras, raya en lo patético.

Y que no se me malentienda: cada letra de este álbum, cada referencia, cada metáfora construye historias densas y llenas de imaginación que, sin embargo, en su forma parecen absurdas al ser cantadas por un hombre de 40 años.

“Ballerina Radio” es oscura y paranoica, nos adentra en la ansiedad de un hombre que lo ha perdido todo y cómo, a través del masoquismo, se destruye con los mensajes que escucha en la radio. Este track es una muestra robusta de rock pop, fortalecido por intensas líneas de guitarra que forman la base de la canción; el uso de efectos de sonido de radio y un coro juguetón por parte de Caleb hacen que el track sea un inicio adecuado y genere grandes expectativas.

“Rainbow Ball” se inclina más hacia una línea groove, gracias a una línea de bajo discreta pero seductora. Es un tema estimulante cuyo estribillo hace uso de un dulce teclado para armonizar mejor la estructura sónica de la pieza.

“Nowhere to Run”, por su parte, rompe con la variante de rock pausado y reposado para tomar un quiebre dentro de la canción y del mismo álbum, colapsando en un tema con alma funky. Este single adictivo y bailable, que reflexiona sobre la ruptura y el dejar ir, crea una pieza que no se sumerge en el dolor sino que, por el contrario, exhibe un sonido de celebración y diversión en cada partícula sonora.

Sin duda, este track muestra una propuesta más relajada de la banda, creando uno de los singles más divertidos de toda la carrera de Kings of Leon.

El punk se hace notar en canciones como “Mustang” o en la extraordinaria “Actual Daydream”. La primera es salvaje, es genuina y es entrañable. Con un estribillo juguetón, una voz acida de Caleb y unos riffs de guitarra inquietantes, tenemos un tema que empodera, que bebe del mejor post punk de los últimos años, de bandas como Viagra Boys; “Mustang” es estar ante un león enfurecido, lleno de placer y de furia.

“Actual Daydream” construye un sonido post punk a base de cuerdas inquietantes y cortantes; con un estribillo casi pausado que aprovecha los silencios para ofrecer un riff sutil pero directo. Acompañado de una base de guitarras acústicas, el track se adentra por momentos en un pop dulce y atrevido, culminando en un final casi catártico en la voz de Caleb.

La ansiedad y los problemas de la mediana edad se reflejan en la estupenda e icónica “Split Screen”. Un track que, en sus raíces, tiene una estructura pop pero se construye con una actitud de rock alternativo. Guitarras palpitantes, sintetizadores y una sutil batería componen lo que podría considerarse el mejor track de la banda en los últimos años.

La pasiva voz de Caleb, la interpretación y fragilidad que expone al hablarnos de la ansiedad de una forma madura e interpretativa, muestra la dirección que todas las letras de este álbum deberían haber seguido. El track es una pieza a medio tiempo, que se construye poco a poco; es una historia introspectiva que evoca el dolor y el terror por el futuro, situándonos en un presente incierto y feroz. La base de guitarras brilla gracias a la producción fresca y luminosa de Harpoon.

“Dont Stop the Bleeding” es otra muestra digna del rock de guitarras de los años 2000; es un corte pegadizo, con un riff de bajo palpitante y que, si bien no es un track memorable, es una buena pieza de relleno con unos coros juguetones bastantes amigables.

Por su parte, la fantástica “Nothing to Do” es una muestra de lo que Kings of Leon fue y por lo que se coronó como una de las propuestas más queridas a principios de los 2000. “Nothing to Do” es un huracán sónico y lírico; es cruda, es agresiva y, mejor aún, es memorable. Guitarras que suenan como motosierras, un bajo que retumba a cada segundo y una voz de Caleb que pareciera no tener límite alguno en su interpretación.

Con una letra oscura sobre lo podrida que está la sociedad y cómo esto afecta al ser humano, “Nothing to Do” se alza como el track más feroz de Kings of Leon en los últimos 15 años.

“M Television” sigue la línea de track de rock alternativo, no aburre, pero tampoco asombra. Es eficaz por momentos, pero, el tratamiento que hay en las guitarras es a veces precoz, bien pudo haber sido una pieza que siguiera con la ferocidad de su antecesora y de su sucesora.

“Hesitation Generation” es una explosión guitarrera desde el inicio; guitarras distorsionas que beben de ese garage rock, un riff dulce y adictivo, y un sonido que nos remonta al sonido de las bandas de rock de los años 2000, incluso en algunas partes recuerdan a los mismos The Strokes de su álbum debut.

Los dos últimos tracks de esta producción son piezas que van en dirección distinta cada uno pero que, logran ser aciertos para concluir esta producción. “Ease Me On” a ritmo de balada pop folk, nos da un track que corre por ese sonido del sur de los Estados Unidos; con un “Always on my MInd” es que el track pretende ser infeccioso y quizás lo logra, pero, es un poco aburrido y ocupa una frase ya muy gastada dentro de la música en general.

“Seen” desborda emoción y oscuridad desde ese bajo corpulento que sirve para que Caleb ruja por una última vez.  El track por algunos momentos, pareciera que es atmosférico, en otros, pareciera que es un rock de arena; en general es un rock catártico, lleno de emotividad y que cierra con buen sabor de boca el noveno álbum de Kings of Leon.

Post crítica de lo nuevo de Kings of Leon

Kings of Leon es una banda que lleva 23 años de carrera; la agrupación ha alcanzado la gloria, ha sido una de las propuestas de rock más cautivadoras en los últimos años; ha dado himnos generacionales del rock y del pop, y de igual manera ha mostrado saber reinventarse en cada álbum que lanza. En esta ocasión, entregan una producción que suena fresca, que es divertida y que, satisface a cada fan de Kings of Leon.

En esta producción encontrarás ese garage de los inicios ( “Mustang, Nothing to Do”, “Hesitation Gen”)  el rock pop que los hizo masivos ( “Split Screen”, “Nowhere to Run”) y de igual manera ese rock que siempre ha sido cumplidor en cada uno de sus álbumes ( M Television, Ease Me On”). Can We Please Have Fun se posiciona como uno de los mejores álbumes de Kings of Leon, no por ser perfecto en cada momento sino por saber canalizar cada virtud que la banda ha mostrado en los 23 años de carrera que llevan.

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Si bien algunos tracks pudieron ser mejores, dentro del álbum cumplen siendo descansos y piezas que matizan una obra divertida y que no se toma en serio; es un álbum que se aleja de la introspección y apuesta por el placer. Kings of Leon ha encontrado ser una banda que, a pesar de estar envejeciendo, lo está haciendo de muy buena manera, y eso es, disfrutar haciendo canciones por el mero arte de componer.

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