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The Beach Boys – Surf’s Up: Historia de un segundo aire

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Llegada la década de los 70, muchas de las bandas que brillaron apenas unos años atrás estaban en una compleja situación: renovarse o morir. The Beach Boys, que en algún momento habían sido considerados como la única banda Pop norteamericana capaz de igualar la calidad de los artistas de la Invasión Británica no llegaron a la nueva década muy bien parados. ¿Cómo les fue con Surf’s Up su álbum 17 y el cual acaba de cumplir 50 años hace muy poco? Descubrámoslo.

The Beach Boys después de la caída

Luego de tocar la gloria con Pet Sounds (1966) la carrera de The Beach Boys avanzó en descenso. El genio de Brian Wilson se vio mermado por un colapso nervioso que terminó (sumándose a un caos tanto exterior como interior de la banda) con Smile, un ambicioso proyecto musical que en la mente de su creador sería aún más complejo que su predecesor.

Smiley Smile (1967) fue un disco que confundió a los críticos y al público; si tuviera que utilizar una metáfora para describirlo sería la de una escultura rota y cuyos trozos mal pegados terminan mostrándose en una exposición. Los siguientes siete años fueron de malas ventas para el grupo, varios de los álbumes se superaron a sí mismos como “el peor vendido” y en general la situación interna fue bastante turbulenta.

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Entre Smiley Smile y Surf’s Up (1971) hay cuatro discos que, si bien exploraron diferentes géneros, no tuvieron lo necesario para llamar la atención de un público que prefirió darle su atención a los grandes discos, artistas y conciertos del momento. Así llegamos a Sunflower (1970) que tuvo una estupenda recepción por parte de la crítica pero que tocó fondo a nivel de ventas siendo el disco peor vendido en la historia de The Beach Boys.

Antes del lanzamiento de Sunflower la banda comenzó un tour por Estados Unidos, mismo que tuvo que cancelar debido a que varios de los primeros conciertos no tenían mucho más de algunos cientos de asistentes. Las estaciones de radio no ponían su música, sus sencillos ni siquiera aparecieron en las listas de popularidad, naturalmente esto resultó en un desanimo total por parte de The Beach Boys.

En 1970 Brian Wilson, Mike Love y Bruce Johnston asistieron a una entrevista con Jack Rieley en una estación de radio californiana en donde, al ser cuestionado sobre el desempeño del grupo, Wilson se sinceró: “no estamos haciendo lo suficiente en nuestras producciones y no sé a quién culpar. Además, no hemos hecho lo suficiente para cambiar nuestra imagen […] operamos de forma democrática en nuestras producciones. Tal vez ese es el problema. No lo sé”.

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Antes de comenzar su siguiente proyecto musical el grupo contrató a Jack Rieley (sí, el mismo que los había entrevistado meses antes) como nuevo co-manager con la intención de cambiar las cosas. Fred Vail, el otro co-manager, recuerda que entrada la década de los 70 los chicos ya no confiaban en sí mismos por lo que Rieley inició por darle a Carl Wilson el liderato del grupo, les dio un cambio de imagen (¡Ya no más trajes iguales en las presentaciones en vivo!), y después les consiguió espacios en eventos más relevantes como el Big Sur Folk Festival, en donde compartieron escenario con Joan Baez.

Brian Wilson, quien después del colapso nervioso había ido perdiendo presencia en el grupo al grado de ser intermitente, se reincorporó para una serie de conciertos en el famoso Whiskey A Go Go. De alguna forma las cosas parecían estar retomando rumbo para volver al estudio.

The Beach Boys graban Surf’s Up

Como todo lo que grabaron The Beach Boys en este periodo, las sesiones de Surf’s Up iniciaron en el estudio que se había adaptado en la casa de Brian Wilson. Este espacio fue construido en el ’67 y liberó a la banda de lidiar con estudios comerciales. El nuevo álbum comenzó a grabarse en enero de 1971.

Las sesiones de grabación se dividieron en dos etapas: la primera se llevó a cabo de enero a abril y la segunda se llevó a cabo entre junio y julio. La gran mayoría de las canciones de Surf’s Up quedaron listas durante los primeros meses, es importante recordar que para este momento los otros miembros de la banda se estaban atreviendo más a realizar sus propias composiciones.

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De izquierda a derecha: Carl Wilson, Bruce Johnston, Mike Love, Brian Wilson, Al Jardine y Dennis Wilson

Para este momento de la historia la banda ya había sufrido diversas tensiones en el estudio, por este motivo Dennis Wilson optó por retirar sus composiciones, fuera de él, todos tienen al menos una canción en el álbum. Algunas de ellas, como “Student Demonstration Time” de Mike Love ya habían comenzado a grabarse desde 1970; otras vienen desde las sesiones de Sunflower como es el caso de “Take a Load Off Your Feet” de Al Jardine, Brian Wilson y Gary Winfrey.

Hasta este momento el título tentativo del álbum era Landlocked y llegando a abril se pensaba que todo estaba listo pero para Jack Rieley, que había estado trabajando en la cohesión del álbum, aún había pieza faltante. Así que habló con Brian Wilson para rescatar un tema de Smile, el proyecto fallido del que te hablé al comienzo, la canción era Surf’s Up. Al principio le costó pero finalmente lo convenció y fue Brian quien lo anunció oficialmente en una junta con Warner.

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Carl Wilson y Jack Rieley tuvieron que ir a las bodegas de Capitol para recuperar las cintas de las grabaciones que había hecho Brian Wilson, posteriormente y en principio sin la presencia de Brian, el resto de The Beach Boys trabajaron parchando y haciendo regrabaciones con nuevos instrumentos y vocales. Finalmente, y para alegría de todos, Brian se involucró en las sesiones y en un lapso de tres días el tema quedó completo. Esta fue la última vez que la banda rescató un tema de Smile pero el resultado fue tan magistral que le dieron el mismo nombre al disco.

Rieley se encargó de mover sus influencias para que el disco no fuera otro fracaso comercial. Gracias a él The Beach Boys incluso llegaron a compartir escenario con Grateful Dead, cosa que años antes no hubiera sido imaginable. El primer sencillo que lanzaron fue “Long Promised Road”, en mayo del ’71, que tristemente se mantuvo en la racha de ni siquiera aparecer en las listas de popularidad; la banda lo volvió a intentar y relanzó la misma canción en octubre de ese año pero como lado de B de “Surf’s Up” logrando posicionarla en el Top 100 de Estados Unidos.

Surf’s Up llegó al mercado el 30 de agosto de 1971 publicado por Reprise Records. Meses después los chicos tuvieron los reflectores de la revista Rolling Stone, su nuevo álbum logró escalar al número 29 en las listas de popularidad, algo que, si bien no se acerca a su época dorada en los 60, sí fue mucho mejor que todo lo que vino después de Pet Sounds.

Escuchando las canciones de Surf’s Up

Siempre me ha encantado la portada de Surf’s Up, me parece dramática y precisa al momento de representar el estado anímico del grupo. Los curiosos podrán checar las portadas anteriores de la banda y notarán la drástica diferencia con la imagen del hombre y caballo derrotados. Como dato curioso, la pintura está inspirada en una escultura llamada “Fin del Camino” del artista James Earle Fraser.

El álbum cuenta con diez temas e inicia con “Don’t Go Near The Water”, una canción saltarina animada por un piano, órgano y guitarra que habla sobre el daño que hace el hombre a la naturaleza, concretamente a los cuerpos acuáticos. El tópico no es gratuito, Rieley fue quien propuso que The Beach Boys integraran sus letras a los temas de contracultura que claramente les habían pasado de largo.

Las siguientes dos canciones, “Long Promised Road” y “Take a Load Off Your Feet” tienen en común el deseo de quitarse un peso de encima. La primera, escrita por Carl es más cinematográfica e inicia hablando desde el desencanto avanzando in crescendo hasta estallar en un coro acompañado de un sintetizador que estampa sus acordes mientras habla de cómo la voz lírica supera aquello que lo detiene. El segundo tema, con ese humor que de pronto se permitía el grupo, habla sobre el cuidado de los pies y cómo liberarlos de su carga.

Entre “Disney Girls (1957)” y “Student Demostration Time” la crítica suele favorecer la primera canción, escrita por Bruce Johnston, que no es sino la expresión por volver al tiempo de la inocencia. La pieza de Pop presenta una suave melodía que se acompaña de un piano, un moog y una mandolina. La segunda, de Mike Love, pretende ser más agresiva y es la más rockera del disco; se trata de una versión con consciencia social basada en la estructura de “Riot in Cell Block #9” y que hace recuento de algunas de las protestas estudiantiles de los 60.

El lado B de Surf’s Up cuenta con algunas de las mejores canciones del disco empezando con Feel Flows de Carl Wilson que podría ser catalogada como una canción de Pop Progresivo. Cuenta una disfrutable variedad de texturas provistas por las teclas de tres instrumentos diferentes: un piano, un órgano y un moog. A esta variedad de sonidos con los que Carl experimenta se añade un saxofón y una flauta, ambos interpretados por Charles Lloyd.

Pero, indudablemente, las mejores piezas son aquellas en donde Brian Wilson intervino más. En el caso del disco que estamos escuchando hoy tenemos “’Til I Die” y “Surf’s Up”. Ambas me parecen fabulosas, la primera es más dramática, proviniendo de la etapa de crisis existencial de su autor (Brian incluso había ordenado cavar una tumba en su jardín). Brian la concibió una noche cuando estaba frente al mar y a su mente llegó la idea de lo pequeño que es el Hombre en comparación con la Naturaleza.

’Til I Die” es breve pero tiene esa raíz de genialidad que nos dio Pet Sounds. Sólo basta escuchar el último minuto en donde las armonías crean una sensación marítima y repetitiva que nos hace sentir entre las aguas:

Surf’s Up”, como ya te conté, se rescató de las sesiones de Smile aunque las versiones originales no han sido encontradas en su totalidad. La pieza originalmente estaba pensada como una canción dividida en dos movimientos pero al final Brian desistió de terminarla en medio de su crisis debido a que la consideraba como “muy rapsódica”. Sus letras narran la visión mística de un hombre que, en medio de un concierto, tiene un encuentro con Dios en forma de una canción infantil.

Por ahora sólo nos queda imaginar la versión original pero la canción que tenemos es etérea, elegante y magistral. La compleja pieza termina con una coda que una vez más demuestra el genio de Wilson a la hora de dirigir las voces de sus amigos al momento de hacer armonías, escuchemos:

Un fragmento en la historia de The Beach Boys

Años después Al Jardine comentaría a Los Angeles Times sobre el experimento de hacer hablar a The Beach Boys sobre temas sociales: “Si The Beach Boys estaban fuera de onda, esto era doblemente fuera de lugar”, y tiene sentido, los miembros de la banda no convivieron con los artistas que estaban haciendo canciones en Laurel Canyon como Joni Mitchell o viajando en ácido en Haight-Ashbury. Claramente eran ajenos a lo que el resto del mundo empezó a hacer a finales de los 60.

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A pesar de lo anterior Surf’s Up fue un golpecito anímico que The Beach Boys necesitaban, un segundo aire en su carrera. No sólo vendió mejor, también les abrió puertas a más conciertos y presentaciones. El disco que cumplió hace unos días 50 años no sólo es bueno, tiene a su vez algunas canciones que ningún entusiasta del Pop debe perderse. Si les entusiasma la carrera de The Beach Boys no dejen de escuchar Feel Flows, un disco publicado este 2021 que encapsula las sesiones de Sunflower y Surf’s Up, ¡es una gran manera de conocer material que por mucho tiempo permaneció perdido!

Este artículo es cortesía de Certeza Diario, en donde publicó originalmente bajo el nombre de “50 años: Surf’s Up – Beach Boys”.