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Justin Townes Earle frente al río

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Si hubiera tenido que imaginar la muerte de Justin Townes Earle seguramente lo habría visto caminando despacio, pero sin titubeos, hacia las aguas de un río hasta desaparecer. Justin Townes Earle murió el 20 de agosto de 2020 y aunque las causas de su fallecimiento no están del todo claras, una de las primeras hipótesis apunta a que pudo haberse tratado de una sobredosis. Pero, ¿y el río?

La imagen la tengo grabada gracias a la portada de Harlem River Blues (2010) en donde el cantante aparece empapado junto a una joven en medio de las aguas. Así conocí a Earle, con una animada canción que empieza con un órgano y sigue con un hombre despidiéndose porque se piensa ir a suicidar al río; la canción es uno de estos temas “bailables pero infelices” en donde uno comienza a mover el pie de manera involuntaria hasta que le presta atención a lo que dice la letra.

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Nombre es destino y el caso de Justin es fascinante: bautizado por el fotógrafo Joshua Wilkins, el nombre “Townes Earle” es el resultado de dos músicos sumamente importantes en el Country: Townes Van Zandt, cuyos primeros discos se publicaron a finales de la década de los 60, y su padre, Steve Earle. La relación entre este par se podría ver cómo la de un maestro y su alumno sólo que enturbiada por excesos y personalidades conflictivas.

Además del talento que cargaba su nombre, Justin Townes Earle también heredó una vida empedrada que empeoró cuando a los 12 años comenzaron sus problemas de adicciones. Con un padre ausente, problemas en casa, y en medio de tanta oscuridad, fue la música de Woody Guthrie el bálsamo creativo que lo acercó a la composición: “Encontré en ella cierta cantidad de confort y también algo en lo que era bueno y que era legal”.

¿A qué suena la música de Justin Townes Earle?

Sólo emoción, cruda emoción, franca y directa, como muchas de las canciones de Guthrie pero también las de Hank Williams, Johnny Cash o Willie Nelson. Escuchar uno de los ocho discos que lanzó en vida Justin Townes Earle te hace sentir que ya habías escuchado algo así anteriormente, sólo que ahora es distinto.

Sus canciones saltan de un género a otro pero siempre dentro de la misma raíz: desde country al rockabilly y de éste al folk y de éste al blues y de regreso. El tomar cada uno de estos géneros y moldearlo a su conveniencia tiene como resultado una propuesta ligada fuertemente a sus orígenes pero sin el temor de explorar una voz propia.

Conversando con la revista Roling Stone, Justin hablaba sobre su relación con la tradición musical que cimenta sus composiciones: “Escribir canciones tiene su historia. Si llegas a hacer esto para vivir le debes algo al pasado. ¿Sabes?, tiene que tomar un paso valiente al escribir algo como ‘They Killed John Henry,’ o ‘Same Old Stagolee,’ pero es tu responsabilidad cargar con esas tradiciones si piensas utilizarlas.”

Escuchemos “Flint City Shake It” del último disco que Justin Townes Earle publicó en vida: “The Saint of Lost Causes” (2019):

¿Pero qué dicen sus temas? ¿Qué hace que conecten con tantos escuchas? Desde mi experiencia, diría que uno de sus ejes temáticos es la familia; las escenas varían: el hijo que no se atreve a abrir la boca en una llamada nocturna a su madre, el padre arrepentido que aconseja. Y sin embargo, los personajes en sus letras suelen tener un consejo que busca que sus interlocutores saquen lo mejor de sí a pesar de las situaciones más adversas.

De Van Zandt Justin aprendió mucho sobre el oficio de escribir letras. De él también viene la habilidad de narrar historias redondas con un perfecto balance entre lo que se revela y lo que se omite para darle oportunidad al escucha de imaginar. El perdón, la culpa, el arrepentimiento, la redención son ingredientes recurrentes en sus discos pero también están los personajes que simplemente son miserables: los que nunca pudieron disculparse, los que murieron sin volver a casa.

En una entrevista, Justin Townes Earle dijo que gran parte de su repertorio musical había sido escrito “un estado de confusión y cierta desesperación”, lo cierto es que sus discos arrastran una narrativa oscura, áspera e incluso árida.

Te confieso que me costó trabajo digerir la muerte de Justin Townes Earle, artista que llevó la tradición de la música Americana en sus venas y que logró transmitirla en canciones inolvidables como “Yuma”, “Single Mothers” y “Lone Pine Hill”. Justo por eso no podía quedarme sin escribir de él.

Van mis tres discos favoritos de Townes Earle: Harlem River Blues, The Saint of The Lost Causes y Midnight at the Movies. Actualmente considero que la oscuridad en la vida de una persona puede convertirse en luz para los demás, me gusta pensar que la discografía de Justin Townes Earle es capaz de generar eso y tengo la esperanza de que seguirá sonando por mucho, mucho tiempo.

Este artículo es cortesía de Certeza Diario, en donde publicó originalmente bajo el nombre de “Justin Townes Earle frente al río”.