¿Puede lo grotesco resultar encantador?, ¿Cómo es que algo deliberadamente extraño nos cautiva? A lo largo de su breve pero poderosa discografía, la banda de Post-punk sueco Viagra Boys ha logrado convertir a muchos escuchas del repudio al fanatismo. Con su tercer disco de estudio, Cave World, el grupo hace gala de su retorcido estilo para, una vez más, entregarnos un LP no nos cansaremos de escuchar. Ésta es nuestra reseña.
Cave World, concebido en la pandemia
No recuerdo cuántas veces leí o escuché la frase “la pandemia está sacando lo peor de nosotros”. Más allá del sensacionalismo, basta revisar algunos números para descubrir que el encierro provocado por la cuarentena de 2020 provocó un repunte en los casos de depresión, ansiedad, insomnio y percepción de soledad en miles de personas.
En medio de todo eso parecía que peores rasgos de la humanidad habían encontrado la situación idónea para estallar: los movimientos antivacunas, los negacionistas del cambio climático e incluso del COVID-19, los pro-armas, los conspiranoicos. Todo este deplorable caldo de cultivo hizo que Sebastian Murphy, líder de Viagra Boys, llegara a la conclusión de que más que avanzar como especie…estamos retrocediendo. Al ser cuestionado por Flood Magazine sobre el concepto detrás de Cave World, su más reciente disco, el vocalista declaró:
“Surgió de un desdén general por lo que ocurre en la actualidad en el mundo. Con toda esta pandemia, se han visto muchas de estas ideas locas que tiene la gente sobre lo que está pasando en el planeta. El mundo se ha polarizado bastante últimamente, pero se ha hecho mucho más evidente que todos están en lados completamente diferentes del espectro.”

Al estar en Estocolmo, el grupo no tuvo ningún problema para reunirse en un estudio en donde grababan de manera maratónica al tiempo en que tomaban cantidades alarmantes de cerveza. Tuvieron tanto tiempo a su disposición que se dieron el lujo de, una vez que el disco quedó concluido, solo conservar un par de piezas para retrabajar todo desde cero una vez más. Las grabaciones se llevaron a cabo de 2021 a 2022.
Bajo la producción de Pelle Gunnerfeldt y D. J. Haydn, el nuevo disco de Viagra Boys se estrenó el pasado 8 de julio de 2022 bajo el sello Year0001.
Crítica de Cave World
En la portada de Cave World aparecen nueve imágenes que funcionan como una síntesis de sus 12 pistas. Desde las botas del personaje retratado en “Ain’t No Thief”, el obelisco que alude a 2001: A Space Odyssey, las adicciones, las teorías del fin del mundo…
El hilo conductor del disco es la idea de que la sociedad va retrocediendo, hasta el punto de volver a las cavernas. Lo anterior se expresa con la visceralidad que ha distinguido al grupo desde sus orígenes. Sus letras son directas y cargadas de un sentido del humor bastante trastornado. Si hablamos de géneros, el principal sigue siendo el Post-punk aunque existen varios elementos Dance y New Wave que, en conjunto, los acerca a la personalidad delirante de Devo, aquella extraña pero indispensable agrupación de Akron, Ohio.
Desde sus inicios, Viagra Boys han logrado retratar los perfiles más infames dentro de la escoria humana y Cave World no podía ser la excepción. Consideremos la canción de apertura, “Baby Criminal”; es una biografía de un psicópata desde su infancia hasta que termina sus días en prisión. Además de la narración, la letra incluye ciertos diálogos, de su madre asustada al verlo hacer cosas progresivamente más violentas y de él mismo quien se lamenta haber perdido la inocencia.
Sus texturas, como en trabajos anteriores– pienso en Welfare Jazz – son las que transforman una enérgica canción en algo más profundo, en este caso tenemos el sonido del saxofón que parece estar atragantándose y el cual genera una extraña armonía con la voz de Murphy (quien también parece estar ahogándose en sus alaridos). Con su ácida historia y poderosa musicalización, es una gran manera de empezar el disco:
Cave World cuenta con tres canciones de transición. Son piezas de menos de un minuto en donde predominan los sonidos sintéticos pero cuyo rasgo distintivo son los ahogados sonidos que se asoman detrás, en “Cave Hole” se escuchan los efectos de unos chimpancés y luego…
Comienza la que a mi gusto es la mejor pista dentro del álbum: “Troglodyte” (de la cual ya te hablé a detalle en un artículo centrado en ella). Es fácil trazar la conexión con la música de DEVO; desde la energía, el sintetizador incidental, el tono en la voz, la narración cargada de un humor seco, pero alarmante. Todo lo anterior se conjuga para hacer un retrato de otro personaje subnormal: los haters de internet que además tienen acceso a armas de fuego.
“He says he don’t believe in science / He thinks that all the news is fake” (“Dice que no cree en la ciencia / Piensa que todas las noticias son falsas”). ¿Cuántos personajes así no deambulan en las redes sociales sin importar la región?
El cuadro que pinta el grupo sueco es contundente, así como la forma en la que lo musicaliza: tiene un riff que nos hace sentir como si fuéramos una de esas locomotoras que derriban camiones como si fueran nada, pero tampoco me puedo olvidar de la flauta que podría romper con toda la “rudeza” del resto de los instrumentos, pero que añade mucho más a la personalidad del tema. El outro con los versos entre rapeados y balbuceados también es enorme:
“Punk Rock Loser” es, de acuerdo con Sebastian Murphy, un retrato de sí mismo hace algunos años, es decir, del clásico bueno para nada que sólo sirve para emborracharse, pensar que es cool sin lograr establecer cualquier relación significativa con otras personas. Este cinismo en la música de Viagra Boys es lo que los hace aún más interesantes, ¿quién es el perdedor?, ¿estamos escuchando la crítica de un cretino o solo su autobiografía? Yo pienso que funciona en ambos lados y que los conocimientos del segundo ayudan a darle credibilidad a lo que narra.
“They’re putting in little microchips in the vaccines” (“Están poniendo pequeños microchips en las vacunas”), exclama Murphy en “Creepy Crawlers”, una de las piezas más interesantes a nivel atmosférico. Alrededor del cantante se desenredan unas repetitivas en el teclado, la batería marcha a su lado, y el resto de los efectos (desde el saxofón, otras capas de sintetizadores) se pasean como si fueran peces. Hay una sensación entre acuática y sideral en esta pieza de corte industrial.
Más que una canción es un discurso conspiranoico. Uno de esos que sueltan los loquitos que tienen la audacia para tomar un micrófono y vociferar estupideces – aunque también aplica a quienes se graban en redes sociales o hacen hilos en Twitter explicándole el mundo a los que obviamente no lo entienden –, Murphy es dueño del dinamismo en su voz y sabe dramatizar los versos con tono alarmista. Casi le creemos que metido en su papel… ¿por qué solo es un papel, cierto? ¿C I E R T O?
A la mitad de Cave World tenemos “The Cognitive Trade-Off Hypotesis”, otra de las canciones cuya artificialidad sonora nos remite a lo hecho por Devo y demás personajes del Synth-pop. Aquí Murphy nos da un ejemplo de cómo es capaz de llevar su voz de lo más grave a lo más agudo imaginando con añoranza cómo las cosas “fueron” antes de evolucionar a seres humanos.
Tras una segunda pieza de transición llegan dos pistas más que retratan hombres disfuncionales. “Ain’t No Thief”, con su contagioso ritmo four-on-the-floor en la batería, cuenta además con unos de los riffs más distorsionados del álbum, son ruidosos, estridentes, concebidos para sonar sucio… sucio como el personaje de la canción que resulta ser un mentiroso compulsivo el cual, clásico, es de los que, encima, se enojan cuando los cachan en el acto que según ellos no hicieron.
“Big Boy”, de corte bluesero (por no decir pantanoso), es una burla al hombre inútil cuyo mayor logro, según él, es mantenerse sin ayuda, no llorar cuando lo insultan y tener una gran TV. Como podrás constar, toda la letra tiene un aire infantil, lo cual le da un aire sarcástico aún más risible. Durante su parte final el tema cambia a un sonido House y escuchamos la intervención de Jason Williamson de Sleaford Mods cuyos versos nos venden a este espécimen como el sujeto ideal para quien busque una relación, lo cual es chistoso considerando la sobrepoblación de hombres inútiles con parejas que terminan encargándose de ellos.
Cave World termina con “ADD” y “Return to Monke” (con una última canción transitoria en medio). La primera pieza trae de regreso a la drum machine para marcar el tiempo; un sintetizador y un esporádico riff similar al de “Punk Rock Loser” completan la atmósfera. Líricamente comienza hablando de situaciones del día a día en alguien que tiene Trastorno por déficit de atención, pero conforme avanzar las estrofas esto se va torciendo, pasando por una adicción por las anfetaminas y finalmente a pedir que le cambien el cerebro por una computadora.
Curiosamente, la pista que cierra el disco retoma la imagen de las computadoras, solo que desde la visión alarmista de quienes piensan que las vacunas nos convertirán en robots. “Return to Monke” dura casi siete minutos dándole al grupo la posibilidad de armar una larga narrativa, que contrapone las imágenes de la idealizada vida como monos con quienes, en su ignorancia, consideran que todos están equivocados menos ellos.
Su robusta instrumentación y los dinámicos ajustes en cada una de sus secciones la convierten en una genial conclusión que incluso aprovecha elementos de “Troglodyte” para cerrar de forma cíclica.
La importancia de llamarse Viagra Boys
Hay varios motivos para colocar a Cave World de Viagra Boys como uno de los mejores álbumes de 2022. Considero que un álbum que se lanza a criticar a la sobrepoblación de hombres idiotas es necesario. No basta con señalarlos de forma directa, el adentrarse en su forma de ver el mundo dándole un giro sarcástico es brillante.
Musicalmente hablando, Cave World coloca al Post-punk como uno de los géneros que más frescura le da al Rock y el hecho de que combine las guitarras con los sonidos electrónicos va más allá del guiño a Devo, nos demuestra que incluso para sonar como trogloditas se requiere mucha técnica.

Si nos lees desde México, te recordamos que Viagra Boys se estará presentando durante el día uno del Corona Capital, te aseguramos que sus presentaciones en vivo son una locura. En cuanto a nuestras recomendaciones finales, otro de los mejores LPs Post-punk de 2022 es el álbum debut (y homónimo) de Wet Leg, cuya reseña puedes leer aquí. Aunque si en serio quieres ir a los orígenes del género… por qué no leer sobre The Idiot, uno de los mejores discos de Iggy Pop.