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Reseña: Metallica – 72 Seasons

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72 seasons

El 14 de abril vio la luz el onceavo álbum de Metallica, 72 Seasons, poniendo fin a un lapso de seis años sin música nueva desde “Hardwired… to Self-Destruct”, cuyo legado sienta las bases para esta nueva producción sonora.

Con el lanzamiento del primer sencillo, “Lux Æterna”, la banda anunció que se aproximaba un nuevo álbum. Sin embargo, la noticia generó controversia. Pareciera que cada nuevo álbum de Metallica en esta etapa de su carrera sirve más como pretexto para organizar una lucrativa gira, que como una genuina oportunidad de crear un álbum que ofrezca piezas memorables, con riffs viscerales dignos de ser recordados.

Por ende, con tres sencillos adicionales lanzados antes del estreno del álbum, la banda comenzó a mostrar la dirección que tomaría esta nueva entrega. Tal parece que los temores de muchos se han materializado: una vez más, los pioneros del thrash metal ofrecen una producción que supera la hora de duración, resultando en un álbum extenso, que aunque no cansará a todos, hay canciones de más de cuatro minutos que bien podrían haber durado menos.

Con tonalidades de negro y amarillo, se representa la nueva era de la banda: el negro simboliza la oscuridad del dolor y el amarillo, la luz de la esperanza.

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  Metallica. Foto: Tim Saccenti.

En 72 Seasons, Metallica no busca crear su mejor álbum ni las mejores canciones. Más bien, se propone sonar bien y divertirse al experimentar con la creación de riffs demoledores. Estos acompañan a un bajo mejor trabajado por parte de Robert Trujillo y la voz de James Hetfield, que como el buen vino, mejora con los años.

Tras una ruptura con su esposa y problemas de adicción, James Hetfield, la voz de Metallica, regresa en este trabajo mejor que nunca. Su melodiosa voz encaja perfectamente con las letras del álbum, que podrían considerarse algunas de las mejores que el cuarteto ha creado en mucho tiempo. Los problemas de la adolescencia son retratados en esta producción con una visión más madura, como si un anciano sabio hablara sobre los demonios que pueden atormentar a un hombre en su vida.

Un titán llamado Metallica

Conformada actualmente por James Hetfield (voz y guitarra), Lars Ulrich (batería), Kirk Hammett (guitarra) y Robert Trujillo (bajo), Metallica es una banda que no necesita presentación. Me atrevería a decir que es uno de esos artistas, junto a The Beatles o David Bowie, que han enriquecido la música en general con las piezas que han creado. Esta agrupación, con más de 40 años de carrera, es pionera en el género del thrash metal, estableciendo las reglas de este género. Sin embargo, su legado va más allá de un simple género, su aporte se extiende a la música en general.

Con temas como “For Whom The Bell Tolls”, “Master of Puppets” y “One”, la banda cimentó un legado envidiable a través de estas canciones lanzadas en sus primeros trabajos. Con sus primeros cuatro álbumes, Metallica ofreció obras que podrían catalogarse como maestras, ya que, con guitarras demoledoras y majestuosos retumbos de batería, la banda esculpió su rabia en poderosas piezas musicales.

Desde la agitación emocional de Wagner y los cánones de Tchaikovsky, nadie había creado música tan física y furiosa, y aún así, tan accesible”. Este fue el argumento utilizado para otorgar el Premio Polar 2018 a Metallica, premio que se considera el Nobel de la música. La música de la banda va más allá de los desenfrenados riffs que estimulan los sentidos y avivan la rabia interna; en muchas ocasiones, estos riffs motivan a otros a tocar la guitarra, formar una banda y hacer covers de Metallica, convirtiendo a la banda en un referente musical tanto para el público en general como para otras bandas que la han tomado como inspiración.

Con su álbum Black, la agrupación alcanzó un nivel de popularidad masivo, lo que hizo que su música se difundiera a una audiencia más amplia. Sin embargo, a partir de este punto, el nivel creativo de la banda comenzó a decaer. Aunque es posible que se puedan rescatar algunos tracks de “Load” y “Reload“, “St. Anger” asestó un duro golpe al envidiable legado que la banda había creado. En 2008, con la ayuda del productor Rick Rubin, la banda intentó recuperar el camino con Death Magnetic, creando canciones más entretenidas pero aún distantes de las raíces del thrash metal presentes en las primeras piezas de la banda.

Así, con “Hardwired“, la agrupación incorporó estos elementos que había en un principio, pero el álbum, que era doble, no fue consistente. Después de las primeras 5 canciones, la obra se vuelve tediosa y aburrida hasta el final, donde la rabia vuelve a hacerse presente con la desenfrenada “Spit Out the Bone”.

Con la ayuda de Greg Fidelman (productor de Slipknot) en la producción, Metallica retoma este camino en su nuevo álbum, pero han creado piezas con más rabia, más corpulentas y desenfrenadas que hablan sobre la crueldad de la juventud y los peligros de la edad adulta, reflejados en las 72 temporadas que uno atraviesa hasta llegar a los 18 años, la edad en la que uno forja su carácter.

La ira adolescente de un Metallica maduro. 72 Seasons. Reseña.

El álbum tiene una duración de una hora con 17 minutos, lo que nos advierte que es un trabajo al que se le debe invertir bastante tiempo. Sin embargo, teniendo como referencia que su álbum anterior también era largo y quizás solo media hora era disfrutable, da un poco de temor adentrarse en esta nueva producción. Aunque, una vez que se termina este álbum, deja un buen sabor de boca, más aún si no esperas que este álbum esté a la altura de los primeros álbumes.

Debo decir de entrada que este es el LP de Metallica más entretenido que han hecho en este siglo. Las canciones son poderosas, son largas, sí, pero tienen mucha sustancia; riffs desenfrenados, una voz desatada, un bajo corpulento y una batería que estalla desde el inicio son los componentes de 72 Seasons. La ejecución de cada elemento es acertada, aunque eso sí, no esperes solos de guitarra memorables en este álbum. Los riffs que hay son ruidosos, letales y hacen agitar la cabeza, pero se sienten improvisados, como si hubieran surgido en el momento y decidieron simplemente dejarlos así.

Si nos remontamos a la historia de Hetfield, quien se crió en una familia que pertenecía a un grupo religioso, es hijo de un padre alcohólico y perdió a su madre a causa de cáncer cuando él tenía 16 años, podemos imaginar que las letras de Hetfield tendrán bastante sustancia. Pero también hay que agregar los problemas recientes que el vocalista ha enfrentado: una separación, adicción y el temor por aceptar que está envejeciendo para tocar sus canciones son algunos de los demonios que Hetfield ha confrontado en estos años. Estos demonios han sido el combustible para que las letras de 72 Seasons fueran creadas.

El primer corte de este proyecto muestra claramente lo que impulsa estas letras. “Feeding on the wrath of man, shot down traumatic, time haunted by the past” (“Alimentándose de la ira del hombre derribado, traumático, tiempo obsesionado por el pasado”) son líneas que canta Hetfield en esta canción homónima que comienza con guitarras cargadas de furia, acompañadas de un golpe de batería, que no pierden tiempo en explotar y tomar como base un riff caótico que eleva los decibeles al cantar el estribillo. Es un tema con raíces thrash metal que da un inicio contundente.

El pasado se ve como un forjador de carácter, los demonios de la juventud moldean a la persona que se es en el presente y algunos demonios no pueden ignorarse, siempre seguirán ahí, como una sombra apegada a nuestra existencia. Así, en “Shadows Follows”, Metallica crea un tema pesado, con una robustez que galopa en riffs y solos de guitarra llenos de ira mientras James hace referencia a que, por más que corra, su sombra lo seguirá. El tema tiene un ritmo groovy y en él, Hetfield vuelve a mostrar confianza en su letal voz.

La tenebrosa “Screaming Suicide” se hace presente mediante unas guitarras letales desde el inicio que dan paso a una batería potente. El tema es feroz y esto se debe a una voz desatada por parte de James, aunque la letra es oscura, aspira a la felicidad, transmite odio y miedo, sentimientos que se queman en riffs ardientes y letales.

El ritmo desenfrenado que el álbum mantenía baja un poco con las líneas iniciales del bajo en “Sleepwalk My Life Away”, un tema pesado desde el principio a ritmo lento que mantiene la ira desatada desde el inicio. Las guitarras encienden el tema haciendo compañía al poderoso bajo que persiste durante toda la canción. La canción recuerda un poco a la era Load y Reload, pero los elementos musicales tienen un mejor tratamiento y un punto adicional es la letra, alimentada por una rabia genuina.

El riff pesado de “Your Must Burn!” es cautivador desde el principio; es un tema agresivo desde el inicio, pero lo que le resta atractivo es que dura 7 minutos, lo que hace que se vuelva tedioso pues, durante estos minutos, el riff llega a cansar por no tener una progresión explosiva y su solo de guitarra no es para nada memorable y solo se queda como puente para dar desenlace a la canción.

El punto a favor en el álbum es que “Lux Æterna” es el tema que le sigue, siendo una canción rápida que, con menos de 4 minutos, logra ser uno de los cortes más efectivos. Con una voz llena de coraje, el tema da inicio. Es una canción poderosa, que transmite rabia desenfrenada, es liberadora, y logra quemar los sentimientos reprimidos que uno pudiera tener a través de punteos de guitarra frenéticos.

Los temas siguientes son pesados, veloces y siguen con los aciertos y errores que se vieron en la primera parte. “Crown of Barbed Wire” posee guitarras graves en un ritmo pesado y lento que, poco a poco, va tomando fuerza para volverse un tema demoledor. El dolor es palpable en sus letras que se aferran al sufrimiento que una corona de espinas puede ocasionar; con un solo de guitarra pesado, el tema triunfa pues, su cierre es letal con guitarras y una batería feroz.

“Chasing Light” es uno de los temas que más disfruté del repertorio. Es una canción que comienza lenta pero, poco a poco, empieza a tomar más velocidad y a disparar un estribillo ardiente mientras Hetfield da destellos de esperanza en una letra que pide a gritos aferrarse a la luz y salir de la oscuridad.

Lars Ulrich demuestra una batería demoledora que marca el ritmo en “If Darkness Had a Son”, un tema sombrío, que se enciende con una ráfaga de golpeteos. Solo con decir “Temptation” (tentación), el tema logra destacar con un ritmo devastador y angustiante. A este corte le siguen “Too Far Gone?” y “Room of Mirrors”, temas que están inyectados de la nueva ola de heavy metal británico; son cortes feroces, el primero más redondo que el segundo, pero ambos logran que el álbum continúe por un camino decente hasta llegar al final con un tema estruendoso, el más largo que la banda ha hecho y que han llamado “Inamorata”.

En “Inamorata”, Metallica demuestra que en este álbum se la están pasando bien, ofreciendo un tema largo pero entretenido con un solo de guitarra por parte de Hammett que desata la intensidad en la segunda parte del corte. La voz de Hetfield en este tema realiza una buena interpretación de la letra, haciendo que el estribillo suene demasiado bien. “Misery, she needs me, oh but I need her more” (“Miseria, ella me necesita, pero yo la necesito más”) se escucha cantar a Hetfield con una voz desgarradora mientras se deja envolver por guitarras que dan cierre a este disco.

Metallica aún puede frece buenos tracks. Post Reseña.

El nuevo álbum de Metallica no es una obra maestra, está lejos de serlo, pero la honestidad y el disfrute con el que estos músicos hacen música nueva se agradece y es palpable en estas nuevas canciones. La ira endemoniada de un adolescente se encapsula a través de una visión madura que, es transmitida por sonidos enfurecidos que esculpen una obra llena de ira y redención.

Es un mejor intento que sus álbumes anteriores, tienen mejor gancho y repasan algunos de los mejores momentos de su discografía. Metallica he vuelto en buena forma, con un álbum irregular, sí, pero disfrutable, con un sentimiento genuino, con guitarras aplastantes y al parecer han disfrutado hacer este álbum; así que, solo nos queda seguir disfrutando de ellos mientras aún nos puedan ofrecer música.

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