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Reseña: Lil Yachty – Let’s Start Here

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¿Qué tanta sorpresa provocó el nuevo disco de Lil Yachty? En nuestra nueva reseña te contamos todo lo que deberías considerar antes de escuchar Let’s Start Here.

Desde 2016 todo mundo espera el nuevo trabajo de Frank Ocean, que después del maravilloso disco Blonde ha mantenido un discreto silencio, sin que por ello la expectativa por conocer su material más reciente haya decrecido. Lo mismo pasa con Childish Gambino quien ha asegurado más de una vez que no se ha retirado de la música; y es que también desde 2016 que nos regaló Awaken, My Love! no ha estrenado un disco nuevo, ni siquiera un sencillo.

Lil Yachty entra a escena

Lo que nadie esperaba honestamente era el nuevo disco de Lil Yachty. No porque no tenga un largo séquito de seguidores. Lo que no se esperaba, es un álbum del calibre de Let’s Start Here que apareció en enero de este año y dejó a todos anonadados con su radical cambio.

Lil Yachty, rapero originario de Mableton, Georgia, se ha caracterizado por un estilo peculiar, cuyas rimas aparentemente sencillas o infantiles, siempre han coqueteado con el humor, el doble sentido y la ingenuidad (Bo, bo!). Sin duda, forma parte del ascenso del neo trap que acaparó gran parte de la escena del hip-hop de 2016 a 2019 con artistas como Migos, Young Thug, Lil Uzi Vert, Lil Pump, Bhad Bhabie e incluso el cómico Lil Dicky con quien grabó el tema “$ave Dat Money” (con Fetty Wap y Rich Homie Quan).

Uno de sus mayores éxitos hasta la fecha, material ultra utilizado en coreografías que se comparten en redes sociales, es la colaboración que hizo con DRAM para la canción: “Broccoli” también en 2016 (Gran año para el hip-hop, porque además se estrenó Coloring Book de Chance The Rapper, Untitled de Kendrick Lamar, Telephone de Noname, The Life of Pablo de Kanye West, SremmLife 2 de Rae Sremmurd, Birds in the Trap Sing McKnight de Travis Scott, 4 Your Eyez Only de J. Cole, por citar sólo algunos). Sus materiales anteriores se remontan a 2020 y 2021. El primero, un álbum titulado Lil Boat 3 y el segundo, su mixtape Michigan Boy Boat.

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Lil Yachty

Además de una lírica infantiloide, Lil Yachty se movía entre sonidos y beats propios del drill y el trap, con una predilección por bajos saturados o deep sub-bass y hi-hats ultra procesados. En cuanto a su estilo de rapear, él mismo lo ha denominado “bubblegum trap”, que no es sino su firma personal derivada de la tendencia del mumble rapping que comparte con artistas como Future, Lil Pum y Cardi B, por citar sólo algunos y que cobró relevancia durante 2017 en Souncloud.

Let’s Start Here se estrenó a finales de enero. Está producido por el propio Lil Yachty y un equipo de productores como Patrick Wimberly de Chairlift, Jam City, Portrait., Sad Pony y Justin Raisen. Estos dos últimos dos hermanos, que poco a poco se han hecho un nombre importante en la industria. El primero quizás es mejor conocido por producir “TROLLZ” de 6ix9ine y Nicki Minaj y el segundo ha trabajado con artistas como Yves Tumor, Sky Ferreira, Santigold, Lizzo y Joji.

En el aspecto técnico el mastering estuvo a cargo de Greg Calbi que es un viejo lobo de la industria musical, basta decir que ha realizado el mastering de más de 7500 álbumes durante toda su carrera; y la mezcla corrió a cargo de Tom Elmhirst, que ha ganado dieciséis premios Grammy, un premio Grammy Latino, un premio Primetime Emmy y dos premios del Sindicato de Productores Musicales como ingeniero de mezcla del año.

Poco después, cuando ganó seis trofeos en la 59.ª Entrega Anual de los Premios Grammy en 2017, estableció el récord de la mayor cantidad de premios Grammy ganados por un ingeniero o mezclador en una noche. En el lado musical las colaboraciones que más destacan son las voces de Diana Gordon, Baby K,Fousheé y Daniel Caesar, los teclados de Benjamin Goldwasser y la programación de Jacob Portrait de Unknown Mortal Orchestra, así como las colaboraciones de Gillian Rivers, Mac DeMarco, Alex G y Tory Lanez.

Let’s Start Here. Reseña

Lo primero que llama la atención de Let’s Start Here es que Lil Yachty abandona el trap para ofrecernos un disco mucho más cercano al rock progresivo (mucho se ha dicho sobre sus evidentes referencias musicales a discos como The Dark Side of the Moon de Pink Floyd o a la canción “In-A-Gadda-Da-Vida” de Iron Butterfly”) o más precisamente a algo que ha sido catalogado como un entrecruce entre el rock psicodélico, el soul, el synth-pop y el funk. Algo que el mítico baterista de The Roots, Questlove ha señalado de manera eufórica en su Instagram como “el futuro de la música”.

Aunque es verdad que hay un diálogo con el rock progresivo, incluso a ese prog-rock atravesado por el filtro sonoro de Tame Impala y Melody’s Echo Chamber, también es necesario reconocer que es un disco que remite a ciertos momentos de Jimmy Hendrix y en especial a la tradición del progressive soul. Hay atmósferas de Pink Floyd, pero también hay influencia de Stevie Wonder, Marvin Gaye, Curtis Mayfield, Sly and the Family Stone, el colectivo Parliament-Funkadelic, y Earth, Wind & Fire, e incluso la obra del grupo conocido como The Soulquarians, que encabezó la ola de neo soul de finales de los 90 y principios de los 2000.

El disco abre con “the BLACK seminole”, una canción de cerca de siete minutos. El título hace referencia al término “semínolas negros” que es usado por los historiadores modernos para referirse a los descendientes de africanos libres y algunos esclavos fugitivos cimarrones y Gullahs que escapaban de las plantaciones costeras de arroz de Georgia y Carolina del Sur hacia los páramos de la Florida española.

A través de la letra Yachty se equipara a los semínolas negros: “A sex symbol, the Black Seminole/ African Rambo with more ammo”. Musicalmente podría tratarse de un medley de canciones de Pink Floyd, por ejemplo las atmósferas de “On The Run” y “Dogs”; y un intertexto clarísimo a “The Great Gig In The Sky”, mundialmente reconocida por la interpretación vocal de Clare Torry. En “the BLACK seminole” Diana Gordon hace lo propio y realiza un despliegue vocal apabullante.

A lo largo de todo el álbum las letras hacen alusión a un recorrido, un viaje, una afro épica que atraviesa temas como la raza, la estratificación social, el internet y las relaciones amorosas, un viaje que evidentemente también implica el uso de LSD, que es por lo tanto un viaje geográfico-físico, pero también una travesía interior. Desde el título del disco que señala el punto de partida, pasando por el segundo tema “​the ride-” hasta el climático momento de “REACH THE SUNSHINE”, esta obra encarna un nuevo comienzo musical para Lil Yachty.

No quiero detenerme en los 14 temas que componen este disco. Sólo quiero mencionar algunos de los momentos más significativos que pueden servir para apreciar mejor la propuesta musical de este sorpresivo material. Por ejemplo en “pRETTy”, canción en la que regresa el efecto Poland en el auto-tune de Lil Yachty, un efecto vocal que genera olas en los vibratos y que también ha sido utilizado por otros raperos como Post Malone y que ha sido material para mucho memes.

En este mismo tema (y en “The Alchemist.”) podemos escuchar la irreverente y poderosa voz de Fousheé (¡Por cierto les recomiendo muchísimo su Tiny Desk!) y la proliferación de guitarras con reverb y bajos funk. “:(failure(:” destaca por tener una base instrumental escrita por Mac DeMarco y Alex G, que sirve para que Lil Yachty utilice el spoken word para hablar de temas como la felicidad, fracaso y riqueza.

Al final de “WE SAW THE SUN!” se escucha un sampleo de la voz del pintor Bob Ross en su programa ‘The Joy of Painting.’ ​​​”drive ME crazy!”, de nuevo con las voces de Gordon, con quien Yachty entabla un diálogo sensual, se destaca como uno de los momentos más neo-soul del disco y que en términos de estructura, parte el disco entre los temas más progresivos y las canciones más pop-digeribles.

Finalmente, REACH THE SUNSHINE cierra el disco con la colaboración de Daniel Caesar, quien clausura el recorrido con una canción mucho más introspectiva: “Staring in the mirror and what do I see?/ A three-eyed man staring back at me/ Two for the flesh and one for the soul”.  Let’s Start Here culmina con un outro instrumental que entrelaza piano, sintetizadores, coros, una atmósfera mucho más sosegada, con una calma apacible.

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Let’s Start Here es sin duda un disco de madurez, también es un disco que como el mismo rapero ha dicho en varias entrevistas está “hecho para que me tomen en serio como músico”, pero al mismo tiempo suena fresco y como todo gran disco de la tradición afroamericana, hace honores a su legado musical que atraviesa el blues, el jazz, el funk, la música disco y el soul.

En Columna Musical nos encanta el hip-hop y el rap, por lo que puedes esperar más reseñas como ésta en el futuro. ¿Con ganas de seguir explorando? Entonces te damos algunas recomendaciones, primero nuestra reseña de Mr. Morale & the Big Steppers de Kendrick Lamar y también nuestros artículos sobre grandes canciones como “Gorilla” de Little Simz.