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Reseña: Daft Punk – Random Access Memories

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*Cada quince días en Columna Musical analizamos un álbum importante o interesante del pasado en nuestra Retroreseña.

2013 fue un año de música sobresaliente, con tres obras maestras publicadas en sus respectivos géneros: Hip-Hop, Indie Rock y Electrónica. Además, varias bandas lanzaron discos representativos. Sin embargo, hubo un álbum en particular que destacó por su popularidad indiscutible durante ese año.

Lanzado el 17 de mayo de 2013, este disco – objeto de nuestra reseña – estuvo presente desde su lanzamiento hasta finales de año y más allá. Su primer sencillo se convirtió en una canción alegre, bailable y pegajosa que, a pesar de terminar saturando a muchos, no puede culparse por su éxito. Al final, el público es quien decide la popularidad de una canción.

Hoy, en su décimo aniversario, es innegable que este álbum se ha vuelto histórico. Nos referimos a Random Access Memories, mejor conocido como RAM.

La explosión de Daft Punk

Aún recuerdo el 2001, cuando empezaba a comprar mis primeras revistas de música, ver MTV y conocer a Daft Punk. Tenía entonces 12 años cuando se lanzó Discovery, un álbum que en su momento la crítica calificó como simplemente bueno, otorgándole tres estrellas.

Sin embargo, se convertiría en un LP extremadamente popular gracias al poderoso lead single “One More Time”. Su sampleo desordenado de “More Spell On You” de Eddie Johns creó una especie de clímax que duraba toda la canción, siempre en upbeat, era fantástico. La gente sabía que algo estaba pasando con esta banda.

Frente al ritmo frenético y psicodélico de The Chemical Brothers, Daft Punk creó una obra maestra de la electrónica que podía ser disfrutada tanto por novatos como por los más entusiastas de la música electrónica. En aquel tiempo, teníamos dos fuerzas imparables de música electrónica: Daft Punk, más orientado al Easy Listening, y The Chemical Brothers, para los amantes de los viajes (y las drogas duras).

El tiempo le dió la razón a Daft Punk. Su música e imagen de robots anónimos se convirtió en un éxito y la crítica regresó con la cola entre las patas a finales de 2009 para incluirlos en varios top ten de discos de la década. Durante este periodo, lanzaron el interesante y dinámico Human After All, que, aunque no tuvo el empuje de Discovery, los mantuvo en el mapa.

Colaboraron con grandes estrellas en la segunda mitad de los 2000, como Kanye West (principalmente), y después de un largo periodo de silencio, estaban listos para su nuevo trabajo que demoró ocho años desde su último lanzamiento. Y esta vez, las cosas iban a ser muy diferentes al Easy Listening de Discovery o al intenso y sintético Human After All.

Random Access Memories Daft Punk
Daft Punk . Foto por David Black.

El último, ¿y definitivo?, álbum de Daft Punk. Reseña.

El dúo manifestó que para este disco preferían contar con una banda completa y en vivo. Así, se rodearon (no en todas las canciones) de una banda con personas como Nile Rodgers de Chic (creador de “Le Freak”, un auténtico himno disco) en la guitarra, músicos de sesión y una plétora de invitados, destacando a Pharrell Williams como cantante y letrista en dos temas.

Lo que Daft Punk buscaba con este álbum era combinar música funk y disco con su famoso French House. Es importante mencionar que en la época disco francesa hubo visionarios como Cerrone (el famoso autor del tema principal de la película Climax de Gaspar Noé, remezclado por Thomas Bangalter en 2019), a quienes los integrantes del dúo amaban.

¿Qué tenemos aquí en RAM? Un collage de ideas audaces que no son difíciles de entender, pero que conforman un disco enormemente divertido, y a veces divertido por las razones incorrectas.

Random Access Memories comienza con toda su fuerza en “Give Life To Music”, con una secuencia de sonidos arrolladores. Una introducción que nos promete todo con sus imponentes instrumentos de viento y golpes de batería, hay trompetas y trombones anunciando la entrada. Ya en la pista, es el funk el que mantiene la canción; hay que bailar y bailamos, y seguiremos bailando. Es una introducción pomposa, pero al estilo de los años setenta, y comienza la fiesta.

Es una canción que suena más como una presentación en salones elegantes y no en un club. Los franceses se acercan más al cliché de alguna escena de pomposidad hollywoodense. Que suene la música, que bailemos de repente como en las películas, todo bajo una estética de gran salón.

Apenas entramos al segundo track y ya es necesario reducir las revoluciones. Con “The Game Of Love”, cambiamos esos grandes salones de baile por el set de una película softcore de esas que se transmiten en el Golden Channel a medianoche, esas semi-pornográficas de los setenta con una producción ínfima, cámara granulada y gente desnuda en un jacuzzi de burbujas.

“Oh, nena, ven aquí”, parece decirnos la música, aunque la letra sugiera otra cosa. Este estilo de música lounge de los setenta, propio de un filme softcore, me provoca bastante risa. No es que me parezca ridículo, de hecho, me gusta la música, pero no puedo evitar asociarla con esa escena vintage de película de medianoche, esas porno aburridas. ¿Y por qué me río cada vez que la escucho?

Porque Daft Punk se toma muy en serio lo que están cantando, sin darse cuenta del sonido involuntario que están generando. Hay varios exponentes de este estilo que hacen esto a propósito, sabiendo lo humorístico y absurdo que puede ser, y lo hacen genialmente. Pero aquí, Daft Punk se toma en serio una especie de balada electrónica fallida y kitsch.

Para la parte final, solo cambiemos la escena del jacuzzi desnudos por un elevador con esa música de fondo que evoluciona a un tono más elegante, y ahora vemos a una pareja que empieza a coquetear. Donde otros triunfan en su sentido humorístico hecho a propósito, aquí me río por lo cómicamente involuntario que es. Lo siento.

Sin embargo, en el tercer track nos vamos a poner serios. Dejemos lo camp y cómico involuntario para otra ocasión. “Giorgio By Moroder” es una obra maestra y EL MEJOR TEMA DEL ÁLBUM, porque así como Daft Punk puede hacer música kitsch, también pueden poner el corazón en una canción homenaje que se siente completamente sincera e inspirada para una de las figuras claves de la música electrónica de todos los tiempos y genio de la composición del siglo XX: Giorgio Moroder.

Este homenaje de nueve minutos comienza con el doble ganador del Oscar y creador de canciones revolucionarias como “I Feel Love” de Donna Summer: Giorgio Moroder. Habla con gran emoción sobre su juventud y cómo se enamoró de la música. En un minuto nos repasa cómo fue creciendo con el ideal de convertirse en músico y cómo fue un pionero que introdujo los sintetizadores para crear su inconfundible sonido. Después de esto, Daft Punk nos ofrece un tema instrumental secuenciado al estilo de lo que Moroder haría. Hay que decir claramente que se nota el amor por su música y el estudio que le tienen; sus vibras de los setenta son prácticamente puro mimetismo.

En el intermedio tenemos jugueteos del bajo para después detener el tema y optar por largos pasajes de sintetizador en clara referencia al trabajo de Moroder como compositor de bandas sonoras de películas y el impacto que tuvo en el cine de los setenta y ochenta. Después de este genial detalle, una batería real entra para comenzar a acelerar el tema e irlo subiendo en intensidad junto con efectos de pitch bend de sintetizadores análogos que empiezan a bombardear la pieza hasta el clímax final. ¿Qué puedo decir? Moroder estaría orgulloso (de hecho, lo está). Un tema enorme.

Después de subir tan alto, el único destino es hacia abajo. “Within“, el cuarto tema, es un melodramático intento del dúo por capturar la esencia bohemia nocturna de París con una letra reflexiva. Hay piano y lo que parece ser un efecto de clavecín de algún Casio que le dan una sensación de telenovela. Ni siquiera el vocoder puede evitar que se sienta falsa e impostada.

“Instant Crush”, cantada por Julian Casablancas de The Strokes, es un rock pop con caja de ritmos, batería real, sintetizadores y guitarras eléctricas. Sin embargo, cuando comienza su solo de guitarra, no es más que un vago recuerdo del estado de gracia que Daft Punk había alcanzado con una guitarra llena de bends y tapping en la gloriosa “Digital Love” de Discovery. Es un intento que se queda en eso, nada más. Aún así, la colaboración de Casablancas es de las más rescatables del álbum y uno de sus éxitos más reconocibles.

“Lose Yourself To Dance”, con su vibra Soul Train, es un tema cantado por Pharrell Williams que peca de ser demasiado repetitiva y algo larga.

“Touch” hace todo tipo de efectos de sintetizadores vintage y voces distorsionadas para presentarnos a Paul Williams, creador de varios éxitos pop/rock de los setenta. Este es uno de los temas más interesantes del álbum, ya que por un lado tenemos un sonido que tiende al funk setentero, que es el género rey de este LP, y por otro hay una intención de construir ambiente, y logran hacerlo con eficacia.

Los coros suaves con vocoder, el secuenciador, el pitch bend y las cuerdas hacia la parte final del tema le otorgan una personalidad especial a la canción, la voz limpia y teatral de Williams, por más antagonista que parezca, encaja maravillosamente sobre un piano. Es uno de los temas más motivantes de RAM.

Y hablando de cosas motivantes, ¿quién no se volvió loco con “Get Lucky“, cantada por Pharrell? El mayor hit del 2013 es sin duda un clásico instantáneo, tiene la fórmula correcta. Nile Rodgers parece estar pasándoselo en grande y las bodas, quinceañeras, bautizos y fiestas infantiles de toda la década de los 2010 no hubieran sido lo mismo. Poco más que decir aquí, ah sí, de todas sus versiones hechas por otros músicos, su versión en mariachi es la que más me gusta.

Después del hit del disco, nos recibe un grandilocuente arreglo orquestal digno de un documental de National Geographic sobre paisajes hermosos vistos desde un pájaro (aunque también podría ser la introducción a alguna sitcom americana de los setenta/ochenta presentándonos a sus personajes), para luego transformarse en otra canción de funk con tintes de house. La introducción sugería que nos íbamos a encontrar con algo más, pero eso es todo lo que “Beyond” puede ofrecernos, además de algunos bends de guitarra eléctrica. Ni modo, a lo que sigue.

“Motherboard” es una pieza que se ancla firmemente en el French house de principios de la década de 2000, pero curiosamente, no evoca tanto al trabajo de Daft Punk, sino más bien al de otro famoso dúo francés, Air. La progresión de la instrumentación a lo largo de la canción, con sus pasajes evocadores y atmosféricos, recuerda mucho al enfoque de Air.

En un álbum que por momentos puede parecer pomposo y pretencioso, especialmente después de alcanzar su cima tan pronto, quizás lo mejor es una canción que parece más ‘sencilla’ a primera vista. Eso es exactamente lo que obtenemos con “Fragments Of Time”, con la voz de Todd Edwards. Este track ofrece un rock/pop ligero con una fabulosa interpretación de guitarra, un bajo nítido y contundente, y arreglos de sintetizador que realmente la hacen resaltar. En el contexto de un álbum que a menudo juega a ser grandioso y abrumador, este tema es refrescante. A veces, la respuesta está en la sencillez y en un buen solo de guitarra.

Pero una de cal y una de arena, “Doin’ It Right” es lamentable. ¿Qué hace Panda Bear ahí? Un tipo que en esa época estaba haciendo música que era mucho más adelantada a Daft Punk, y lo ponen a cantar sobre una base sacada de Human After All, repetitiva y completamente monótona.

Llegamos al final, y después del desastre del track anterior en “Contact” tenemos una redención, el cierre de RAM es espectacular, se nota que es una propuesta de las obsesiones de Bangalter y sus acercamientos hacia la electrónica más experimental, esta es una pieza completamente alucinante y espacial que viaja a través del universo en un estado de clímax continuo y convulso. Y cuando llega el momento de detenerse solo es para ir agarrando poco a poco más altura en un inevitable choque de ondas sonoras y la sensación de realmente estar volando por los confines del cosmos. Es un final apoteósico para un álbum tan desigual.

Random Access Memories a 10 años

En 2013, Daft Punk se convirtió en los reyes de la popularidad, del cariño y del reconocimiento. Muchos se rindieron ante este álbum, otorgándole calificaciones de clásico y obra maestra. Ganó varios premios, esos que parecen fonógrafos y que The Simpsons nos enseñó que no valen ni para pagar una botella de vino, pero que se sigue creyendo que son los más importantes del mundo de la música.

¿Cómo ha envejecido este disco a diez años de la hazaña que significó conquistar el mundo? ¿Ha resistido bien el paso del tiempo? Si he de ser sincero, desde su lanzamiento me pareció sobrevalorado. Sin embargo, el tiempo ha reafirmado su condición de nuevo clásico y es un disco que apasiona a muchas personas.

¿Es un álbum clásico? Sí, sin dudarlo ni un segundo. ¿Es un álbum histórico? Desde el punto de vista de varios analistas, así es. ¿Es una obra maestra? No, esa se llama DISCOVERY (disco a que incluso le dedicamos una Columna).

En cuanto a si ha envejecido bien, debo decir que muchos dirán que sí, sin embargo, en esta revisión personal me pareció peor que cuando estaba en auge, con ideas inconexas, situaciones kitsch y pretensiones a raudales. Pero a un disco que a pesar de eso posee dos temas tan grandiosos como “Giorgio By Moroder” y “Contact”, con algunos otros buenos, no se le puede castigar de más sin fundamento.

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