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Michael Azerrad – “Nuestro grupo podría ser tu vida”, o cómo hacer arte a pesar del fracaso

Un libro de música que no puede faltar en tu biblioteca es Nuestro grupo podría ser tu vida. Escenas del indie norteamericano 1981-1991 (Our Band Could Be Your Life: Scenes from the American Indie Underground, 1981–1991) escrito por Michael Azerrad. Si lo tuyo es el Punk Rock, la escena Underground o los 80 entonces sigue leyendo.

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1991, Nevermind, la explosión del grunge, rock “alternativo” sonando en las estaciones de radio más populares y ocupando aire en canales como MTV, así como guitarrazos que caracterizaron el sonido de una década. Muchos años después, un capítulo de La rosa de Guadalupe se hace viral en internet por presentar a dos hermanos adolescentes llamados Nirvana y Kurt, quienes poseen tales nombres “porque su papá era un rockero alternativo que adoraba a Kurt Cobain, vocalista y guitarrista de la banda Nirvana”, según palabras de su madre. Aunado a eso, cientos de memes burlándose de adolescentes fanáticos del “Kurko”, aquel epítome del rock cuya apreciación de su obra te distingue de las demás personas y te hace “único y diferente”.

Aunque para algunos este es otro cómico episodio de la televisión mexicana y el internet en su intento por retratar a “la juventud”, es verdad que también es un reflejo de la trascendencia de un movimiento musical que no es el grunge. ¿Qué fue necesario para que Nirvana fuera tomado por los guionistas de Televisa como el máximo representante de lo alternativo? ¿Qué concesiones creativas se otorgan si te involucras con un distribuidor transnacional? ¿Se puede hablar de alternancia cuando se tienen altos índices de popularidad?

El mundo Underground

Preguntas similares, que también parten del fenómeno que creó esta agrupación, son el punto de partida del periodista Michael Azerrad en el libro Nuestro grupo podría ser tu vida. Escenas del indie norteamericano 1981-1991, publicado por la editorial Contra, en el que muestra la batalla que libraron distintas bandas y disqueras independientes durante la década de los ochenta para hacerse oír en un Estados Unidos soporífero y acrítico, inspirados muchas veces por los gobiernos republicanos de Ronald Reagan y George Bush padre. El autor cuenta la historia de trece bandas que eligieron la música y el espíritu punk del “hazlo tú mismo” para salir del confort juvenil en el que se sentían inmersos.

Los grupos elegidos por Azerrad muestran los distintos significados en los que puede bifurcarse el compromiso con una ideología. El punk para cada una de estas bandas iba más allá de una guitarra estruendosa y una cresta de colores como peinado: el punk es una forma de vida y de actuar, una posición frente al mundo, no una vestimenta.

Si bien el relato inicia con el surgimiento de Black Flag, SST Records y el hardcore -cuya furia no era bien aceptada y tuvo que traducirse en velocidad para poder tocar el mayor número de canciones en el menor tiempo posible antes de que los echaran del escenario- pronto cambió el ritmo de la historia con grupos como The Minutemen. Escuchemos “Rise Above” de Black Flag:

El caso de The Minutemen, (quienes inspiran el título del libro con su canción “History Lesson Pt. 2”) es particular, ya que heredaron del hardcore las piezas cortas y el trasfondo político, pero anexando elementos de funk y jazz, con un mayor toque de ironía en sus letras. Mike Watt, su bajista, decía que el Punk Rock “no tiene por qué ser hardcore ni ningún estilo de música en concreto ni tampoco debe consistir en cantar siempre las mismas letras. Puede significar libertad y volverse loco y ser personal con tu arte”.

La interpretación personal de qué es el punk es lo que alimentó incontables discos, giras y fanzines en un sector juvenil reducido, aislado socialmente, pero hambriento de un rock diferente al mercantilizado por el mainstream. Otro ejemplo es el de Calvin Johnson de Beat Happening, última banda del libro, quien pensaba que ser punk era ser diferente y provocativo, aunque su música fuera suave y lo-fi, nada que ver con Black Flag en lo musical pero sí en lo ideológico:

Por aquel entonces, Calvin y Henry Rollins, o tal vez incluso Heather [Lewis] y Henry Rollins, probablemente compartían opiniones similares acerca de ellos mismos, la independencia y la libertad. Podían tocar juntos porque, en su corazón, procedían del mismo lugar. Tal vez no hicieran la misma música, pero la sentían del mismo modo.

Aaron Leitko, de Pitchfork, dice que el libro de Michael Azerrad es “el equivalente a On the Road para los fans de la música”. Vale la pena detenerse en esta opinión, pues las trece historias que Azerrad cuenta no son necesariamente la clásica historia de éxito estadounidense, donde el trabajo constante y los sueños se interponen a cualquier adversidad, realizando el american dream; más bien, de la misma forma que en la novela de Jack Kerouac, se desmitifica dicho sueño mandando un mensaje en las giras por el país arriba de una camioneta.

Mucho de lo narrado en Nuestro grupo podría ser tu vida implica violencia e intolerancia, carencia económica, conciertos en sótanos y bares de mala muerte, pasar la noche en casas sin servicios sanitarios, tensión y deserción entre los músicos por haber elegido un camino tan arduo para hacer arte no gratificado. Lo que leemos en su mayoría son historias de fracaso.

De hecho, cuando el éxito y la popularidad tocaban a la puerta en forma de contrato con una disquera trasnacional, más que una cumbre significaba un abismo en el que se rompían todas las relaciones con el movimiento underground, anunciando el fin de bandas como Hüsker Dü y The Replacements.

Posiblemente, los únicos que aprendieron a lidiar con las empresas sin ceder su creatividad a la radio friendly fueron Sonic Youth, quienes sirvieron de guía a varias agrupaciones por ser de mayor edad que el resto y tenían un conocimiento amplio de la historia del rock; por ejemplo, sabían que para la supervivencia de una banda era necesario no excederse en el consumo de alcohol y drogas, ni ceder el protagonismo, creativo y escénico, a un solo integrante.

Si hay algo que se le debe reconocer a cada protagonista de la escena indie es su conocimiento de la historia. La mayoría de ellos son hijos de hippies que fracasaron en su intento por cambiar el mundo, así que analizaron los errores de sus padres y todo el tiempo estaban en un proceso de prueba y error. Quienes abandonaban este camino servían de ejemplo para los otros y no cometer los mismos errores: grupos como Big Black y Fugazi decidieron nunca firmar con las majors; mientras que Sub Pop Records, cuya historia se cuenta a la par de Mudhoney, emprendió su (fracasada) conquista mundial.

El tema principal de Nuestro grupo podría ser tu vida es la identidad. Las inadaptadas infancias y adolescencias de cada artista provocaron en ellos un deseo de ir en busca de sus similares, siendo la música el medio idóneo para crear una comunidad donde todos aquellos que no encajaban se sintieran parte de algo (por ello los grupos podían ser tu vida).

Se podría decir que Sub Pop lucró más de la cuenta con el trabajo de toda una década para vender lo que hoy conocemos como grunge o sonido de Seattle. Esto provocó que aquellos sin identidad, no por marginados sino por faltos de ideas, se mudaran a Washington en búsqueda de fama y dinero, dos aspectos que el movimiento indie nunca anheló.

No tenían el menor conocimiento de la historia y las bases del movimiento, ni tampoco les interesaba conocerlas. Había mucho resentimiento.

[…]

La escena, que en el pasado había sido un refugio de pensadores originales, ahora estaba siendo ocupada por deportistas y cheerleaders disfrazados de underground.

¿Por qué leer el libro de Michael Azerrad?

La importancia de este libro radica en que nos permite conocer la historia. El contexto en el que surge el grunge es un campo de derrotados, pero de gente que se sentía cómoda con la derrota porque implicaba libertad. El triunfo y endiosamiento de figuras como Kurt Cobain fue el punto de quiebre de todas las ideas forjadas por sus predecesores, donde el éxito era sinónimo de fracaso. Para el artista, sea plástico, literario, musical o escénico, Nuestro grupo podría ser tu vida le invita a reflexionar sobre su lugar en el mundo y las vías de distribución institucionalizadas.

Quien emprenda un proyecto de manera independiente, como las bandas de esta escena, entenderá que es una batalla perdida. Pero tendrá la satisfacción de haber creado en plena libertad, fuera de las exigencias del mercado y el gusto imperante de la época (por no hablar del sesgo institucional y gubernamental que implica una beca o subvención), y lo hará con el placer de haberlo logrado con los recursos y capacidades propios. Esa es una de las tantas interpretaciones del punk.

Si te convencí de leer Nuestro grupo podría ser tu vida puedes encontrarlo a la venta en este enlace. Si quieres escuchar a una banda japonesa que también se alimentó del Punk Rock checa este artículo sobre Honjitsu Kyuen.

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